Todo comienza por crear una administración
unificada de transporte para el gran San Salvador. Integrado por representantes
de las empresas privadas de transporte, el viceministerio de transporte (VMT) y
representes de las alcaldías de San Salvador; debería de ser específico para el
gran San Salvador y distinto al rol del VMT. Algo parecido a la Oficina de planificación
del área metropolitana de San Salvador (OPAMSS); solo que encargado de regular
el transporte de la ciudad.
Este tiene que ser un cuerpo bien diseñado,
con buenos dientes, con facilidad para tomar decisiones, con presupuesto
definido, con capacidad de gestión y muy ejecutivo. A partir de ahí podemos ir
pensando en soluciones como ya lo han hecho ciudades como Curitiba, Bogotá o el
mismo México, D.F.
Sin desentrampar la maraña administrativa
del transporte no podemos encontrar soluciones, no es posible que se decida
solo desde un ente del gobierno central, sin tomar en cuenta la planificación
urbana, no es posible una decisión municipal sin que el gobierno central
autorice y no es posible encontrar una solución realista sin involucrar a los
dueños del transporte urbano.
Luego de esto se puede pensar en tarjetas
únicas donde se pague al empresario por la cantidad de kilómetros recorridos,
una concesión por “x” cantidad de kilómetros que recorran las unidades de
transporte, si recorre más, pues se les da las gracias, pero no fomentar el
descontrol avorazado del funcionamiento actual; y por supuesto no por pasajero. Así como lo
hacen en Curitiba. O sino pensar en tener un sistema mixto como el del D.F.,
donde se interrelacionen los “peceros” (privados) con el metro del distrito
federal. Alternativas hay, solo hay que tener un ente encargado de regularlas.
Podemos luego pensar en la mejor manera de
subsidiar al usuario o de premiar al ciudadano. La lógica siempre perversa de
los subsidios solo puede funcionar si el beneficiario directo es el ciudadano y
no la empresa, ya que si a ésta se le saca de la lógica del mercado será muy
proclive a tener vicios, como nos pasa en la actualidad. Y si dejamos sin
subsidios a pura fuerza del mercado a los transportistas
los ciudadanos se verán afectados por el alza del precio del transporte.
Con una tarjeta única se pueden pagar por
segmentos, se pueden dar bonos a las personas de escasos recursos, ya definidos
por ejemplo por comunidades solidarias urbanas. Se puede encontrar otras
alternativas, como ejes de transporte gratis financiados por el estado en un
sistema de trolebuses. Y luego los viajes más locales se hacen en transporte
privado. Las combinaciones y posibilidades son infinitas.
Esto puede dar pie también para pensar
mejor las carreteras, mejorar y ampliar horarios de servicios, se disminuirá el consumo de combustibles y
por último se disminuirá la huella de carbono del gran San Salvador. Podemos
cambiar la cara de nuestra ciudad si encontramos una solución al sistema de
transporte urbano.
Esto solo lo podremos hacer si logramos
crear la institucionalidad necesaria y colocamos el dinero de nuestro país en
hacer las mejoras que necesitamos para tener la capital que nos merecemos.
¿Será que encontrar soluciones verdaderas no es prioridad de las alcaldías,
empresarios de transporte y gobierno central? 0 ¿Por qué es que pasan los años
y el transporte urbano es cada vez peor?