miércoles, 22 de febrero de 2012

De árboles torcidos. Soluciones coyunturales a la mala planificación.

Un amigo botánico francés en visita a El Salvador me dijo: "que formas más interesantes tienen los árboles en El Salvador", mi pena fue explicar que no era la forma natural de los árboles sino la competencia con cables de electricidad.

Franca guerra parecemos tener con nuestros árboles. Las ciudades de El Salvador y mucha del área rural son el campo de batalla de una lucha entre árboles y cables de electricidad. La lucha, como suele suceder cuando en El Salvador se enfrenta “desarrollo” y “conservación”, la ganan siempre los cables de electricidad.

En algunas ocasiones se entiende la necesidad de seguridad, para evitar incendios o corto circuitos. Muchas veces tienen razón y hay proceder. Pero no es el 100% de los casos, no toman en cuentan las otras perdidas que estamos teniendo. Y sobre todo es que son soluciones coyunturales debido a una mala planificación.

Los cables de electricidad se trazan sin casi ninguna regulación, utilizando hasta las cuatro esquinas de una cruz-calle, ambas aceras o hasta pasan sobre nuestras propiedades. Esto sucede en parte por saturación y mucho por desorden; se mezclan cables telefónicos, con eléctricos, servicios de televisión, redes de fibra óptica y otros más. Como en El Salvador hay libre competencia tenemos muchas compañías que nos proveen estos servicios, tenemos postes de cada una de las empresas, a veces tres distintos en menos de 10 metros cuadrados. Como siempre la libre competencia sin regulación produce estragos, tan malos como la falta de libertades económicas. Esto no solo hace que la ciudad se vea estéticamente mal, sino que aumenta el riesgo que se produzcan corto circuitos. Y claro, cuando algo no está regulado, es perjudicar a quien no tiene que hable por él, en este caso los árboles. En vez de organizar nuestra grilla eléctrica, hacerla eficiente, lo que sale más práctico es mandar la cuadrilla de corta arboles.

A veces son las municipalidades, a veces son las compañías de distribución de energía eléctrica, a veces la misma SIGET y ahora hasta hay anuncios de empresas que se dedican a cortar árboles. Lo más fácil e inmediato, en vez de tratar de construir una ciudad hermosa, con árboles y sin cables. Muchas veces el argumento para esto es que los cables subterráneos son muy caros, a lo mejor lo son, pero el valor de plusvalía para las casas que están enfrente no tiene cables ¿cuánto será?, porque no impuesto municipal a la plusvalía para que nuestras casas no tengan peligrosos cables eléctricos en frente y tengan árboles que nos den salud y aire puro. Ejemplos de estos se han hecho es ciudades como Bogotá.

Yo creo que no es difícil convencerlos de las ventajas del microclima que genera tener árboles, no creo que sea desconocido para nadie que al entrar a un parque o una colonia arbolada la diferencia de temperatura que se siente. También hay que considerar que tener casas con una temperatura adecuada y agradable no solo es un beneficio medio ambiental, es un beneficio a la salud. Por último tampoco es desconocido que las mejores urbana posibilita el disfruto de los ciudadanos del espacio propio y alrededores, así en conjunto con otras intervenciones puede mejor la seguridad de nuestras colonias.

La plusvalía de nuestras casas y negocios se ve afectada. Nuestros negocios tendrán parqueos bajo el sol, que a los clientes normalmente no les gustan, tendrán locales más calientes, por lo que tendrán que utilizar aire acondicionado o ventiladores, así aumentando nuestra factura eléctrica (mmm produciendo más ingresos para las empresas distribuidoras que cortaron los árboles). Sin llegar a extremos maquiavélicos, es suficiente con decir que una casa o local con árboles es más barata de administrar, por lo tanto tiene mayor valor y un mejor precio en el mercado. Además de que una casa con clima agradable es más fácil de vender.

En fin, el asunto de los árboles torcidos de El Salvador, no es un asunto cosmético o de “abraza árboles” es un asunto económico, de planificación y de seguridad. Que requiere de regulación de parte de la SIGET o de alcaldes con ideas nuevas para mejores ciudades.