jueves, 10 de febrero de 2011

Carta al director de la PNC

Querido Carlos Ascencio:

Creo que es tiempo de romper el silencio y mostrar que el jefe de la policía defiende a sus hombres.

Yo sé que como director de la PNC no deberías intervenir en las investigaciones de la Inspectoría General. En este sentido, tu silencio ha sido prudente.

Pero cuando la ‘investigación’ se convierte en cacería de brujas, y cuando los que menos guardan silencio prudencial son tus superiores en el gobierno, llega el momento de pararse y defender los derechos de tu gente.

A un comisionado cuya capacidad como jefe policial ambos conocemos, luego de no lograr joderlo con una acusación, ahora le levantan otra igualmente ridícula.

Como el afectado, para no abrir otros flancos nuevos, también guarda ‘silencio prudente’, yo he averiguado el asunto con otros oficiales. Todos coinciden que la acusación de posesión de explosivos es absurda. Encontraron un paquete de explosivos en una bodega policial. Materiales que el comisionado había utilizado en una práctica con explosivos, cuando era jefe de áreas especializadas de la PNC. Materiales que los había devuelto al terminar la práctica. Y que a partir de la devolución nunca han salido más de la bodega donde pertenecen...

La misma información tiene que tener en su escritorio el director de la policía. Entonces, ¿por qué no para la cacería de brujas contra oficiales tuyos, cuyo pecado es que no son del Frente y además son buenos?

De la misma manera, todas las acusaciones que se han inventado contra el comisionado han resultado falsas. Pero la Inspectora General, el ministro de Seguridad y el mismo presidente insisten en seguir acosando al comisionado.

Todos estamos de acuerdo con la necesidad de depurar la PNC de elementos vinculados a la delincuencia. Pero todos deberíamos condenar cualquier intento de depuración política. Hace falta que hable, con toda su autoridad, el señor director de la Policía Nacional Civil.

Saludos, Paolo Lüers

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