La mayoría del pueblo de Venezuela dijo que no al presidente Chávez y a su proyecto de radicalización. Él convirtió la elección en un plebiscito, fue la imagen de la campaña, usó todo su poder y perdió. Venezuela lo derrotó.
Tuvimos el 52% de los votos nacionales, la mayoría popular votó por candidatos contrarios al proyecto comunista. El PSUV se convirtió en un partido rural, perdiendo Aragua, Anzoátegui, el municipio Libertador y otros bastiones. La manipulación de los circuitos electorales que sirvieron para mantener la mayoría de los diputados, aun teniendo minoría de votos en el país, no puede alterar el curso de una elección presidencial directa, tal como está establecida en la Constitución.
En las presidenciales no hay circuitos, por eso Chávez está de salida, salvo que logre modificar el sistema de elección presidencial. Lo va a intentar. Las parafernalias del "Estado Comunal" y del "Poder Popular", no son sino engaños para acabar con las elecciones directas y reeditar lo ocurrido el pasado domingo. El detalle es que no podrán modificar leyes orgánicas porque no tienen los dos tercios de la AN, tampoco pueden reformar o enmendar la Constitución porque no tienen la mayoría para ganar un referendo popular. Entonces, solo tienen dos caminos: (1) utilizar a estos diputados salientes para aprobar a última hora las modificaciones necesarias y (2) llamar a una Constituyente, cuyas bases comiciales permitan la manipulación de los circuitos, por parte del CNE. Alguno de estos caminos tomarán.
Pero ahora tenemos la mayoría, varias gobernaciones, más de 60 diputados y una fuerza moral indetenible. Se van a chocar con la pared de nuestra libertad en la calle. No habrá comunismo en Venezuela, no continuará la violencia, no podrán pisar a la mayoría del pueblo soberano expresada en votos populares. Si intenta desconocernos se derrumbará como Pérez Jiménez. La pelea no está ganada pero estamos cerca, no hay tiempo de descanso.