sábado, 7 de agosto de 2010

Carta a la directora del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer ISDEMU

Licenciada Julia Evelyn Martínez:

Otra vez queda demostrado: La ficción queda corta ante la realidad absurda de este gobierno. Anteayer me inventé una carta de la Primera Dama, y el mismo día usted sale en televisión diciendo barbaridades aún más increíbles de las que yo le puse en la boca a su jefa....

Me tomé la libertad de inventarme que la Primera Dama quiere prohibir las elecciones y desfiles de las reinas en la PNC, y Usted sale diciendo que quieren erradicar las reinas de las fiestas patronales.

Yo pensaba que era una exageración mía hablar de la señora Secretaria de Intrusión manipulando la Secretaría de Cultura... De repente me doy cuenta que existe un ‘convenio’ entre el ISDEMU y la Secretaría de Cultura para “la articulación del quehacer de la Secretaría de la Cultura a los objetivos y estrategia de la Política Nacional de la Mujer”. Definidos por la primera dama, por supuesto.

Hasta ahora pensaba que toda esta pendejada de querer prohibir los desfiles de las cachiporristas era un desliz de algunas señoras en el gobierno que necesitan atención sicológica. Pero viene usted y revela en televisión que se trata de una estrategia de largo plazo de este gobierno que promueve un ‘cambio de cultura’.

Es a nombre de este ‘cambio de cultura’ que usted se siente con el derecho de meterse en asuntos donde el ejecutivo nunca debería meterse. Hacer o no concursos de reinas es una decisión exclusiva de los barrios, de las comunidades. Ni siquiera las alcaldías pueden prohibirlo, y el gobierno central simplemente no tiene ni voz ni voto en este asunto.

Alguien me preguntó porqué estoy insistiendo tanto en este asunto de las cachiporristas y reinas, cosa que ni siquiera me gustan. Lo contesto mejor en público: porque esta ‘revolución cultural’ hay que pararla en sus inicios. Cualquiera tiene derecho de promover la transformación cultural que quiera... menos el Estado, y mucho menos Casa Presidencial. Si no paramos esto en seco, terminamos con una dictadura de los guardianes de lo ‘políticamente correcto’.

¡Over my dead body, señora! Paolo Lüers

(Más!)