jueves, 24 de junio de 2010

Carta a los que gritan por la pena de muerte

Queridos compatriotas:

Todos estamos impactados por el nivel de locura que la violencia ha alcanzado. Emboscar y quemar a 15 personas al azar, pero en una ataque fríamente calculado, sobrepasa todos los límites.

Es lógico que este hecho provoca fuertes reacciones en toda la sociedad. Ante la falta de una respuesta sincera por parte del presidente y su gabinete, es comprensible que muchos ahora gritan por la pena de muerte.

Y políticos sin escrúpulos levantan esta bandera para GANAr puntos políticos con la desesperación de la gente.

Pedir la pena de muerte o el regreso de la dictadura militar no es una reacción racional, sino de pura desesperación.

La pena de muerte no resuelve nada. Por lo contrario, causaría graves problemas. ¿Cómo poner en manos de un sistema de justicia tan ineficiente, ciego y corrupto la decisión sobre vida o muerte? Ni loco.

En vez de pedir venganza, hay exigir soluciones. Que policía, fiscalía, jueces, diputados y ministros hagan su trabajo y quiebran, de una vez por toda, las estructuras de mando, logísticas y financieras a las pandillas.

En vez de pedir tonterías, tenemos que unirnos todos y exigir que las autoridades cambien de actitud y de estrategias. Si quieren evitar movimientos medio fascistas que piden el regreso de la Guardia o de la Sombra Negra, los líderes religiosos, gremiales, académicos y civiles del país deberían juntarse para organizar una marcha de 1 millón de salvadoreños encachimbados que obligue a los diputados a hacer las leyes necesarias para combatir el crimen. Y a las autoridades que se dejen de pajas y apliquen las leyes.

Un millón de votantes exigiendo soluciones – quiero ver al partido presidente que resista esta presión. Dejémonos de lloriqueos y vayamos a la calle.

Nos vemos, Paolo

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