Terminó Copenhague, sin una decisión en firme, con un documento a medias, con decepción, con frustración, con reclamos y con una gran sensación de fracaso. En la COP 15 se habían puesto las ilusiones de muchas personas que creyeron el discurso de Obama del 3 de junio en Minnesota, donde nos dijo que –este era el momento en que la marea cambiaría, y los glaciares dejarían de derretirse- pero ahora después de Copenhague, nos seguimos preguntando si esté es el momento. Hugo Chávez en su discurso de la Habana en la clausura de la X Sesión de la Comisión Intergubernamental Cuba- Venezuela nos dijo también: “la gran esperanza de la humanidad cae en mis hombros” refiriéndose a la reunión de Copenhague y la oposición del grupo del ALBA. Y ahora tenemos un fracaso.
La COP 15 terminó en una plenaria en la que 28 países, dentro de los que se incluyen: EEUU, la UE, China, Rusia, México, Noruega, Japón, Canadá, Brasil, Sudáfrica, Sudán, Lesoto, Etiopía, Maldivas y otros más, propusieron una decisión de mínimos. Un acuerdo en el que no hay limite de emisiones claras, no hay un sistema de verificación claro y un aumento permitido de hasta 2°C de la temperatura de 1990, pero no vinculante.
El día anterior Obama había dado un discurso frio, lejano, muy diferente a sus usuales discursos donde lo más destacado fue lo siguiente: "Podemos abrazar este acuerdo y ser parte de la historia y mejorar la vida de nuestros hijos y nietos. O podemos elegir el retraso con los mismos argumentos inamovibles durante décadas mientras el peligro crece hasta que sea irreparable. No hay tiempo que perder. América ha elegido su opción. Estamos dispuestos a hacerlo pero tiene que haber movimientos de todas las partes".
Aun con estos discursos y esta propuesta de mínimos hubo cinco países que ya habían anunciado su oposición a cualquier cosa que pasara. Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua y Sudán estaban listos, sin siquiera haber leído la resolución de mínimos, a decir que no. Por insuficiente, por incompleta por no encontrar la solución. Así fue, la propuesta de los 28, se le acuso de antidemocrática, de excluyente, de vacía. Y ciertamente tienen razón.
Los cinco se negaron a que esta fuera una decisión de la COP, y pidieron que fuera considerada solo como un documento misceláneo. La ONU había pedido consenso para que las decisiones fueran aceptadas, así que gracias a estos cinco no hubo decisión en Copenhague. Al final decidieron “tomar nota” de la propuesta, lo cual quedará como una resolución intermedia entre decisión y documento misceláneo. Ni ahí hubo conceso. Fracaso hasta el último día.
Entonces, ¿son héroes los representantes de los cinco que se opusieron a es resolución de mínimos? O ¿son villanos? Son héroes porque lo que ellos proponen es un acuerdo mucho más agresivo, lo que piden es un máximo permitido de aumento de 1°C, un mecanismo de verificación claro y un 6% del PIB mundial para financiar a los países pobres. Pues, realmente no lo son. A pesar que la propuesta de mínimos es un retroceso a los compromisos de Bali y que Copenhague ha sido un fracaso, siempre es mejor dar un paso al frente. De todas maneras no iba a ser vinculante y todavía hay mucho que recorrer para llegar a donde queremos estar. ¿Por qué no dar el paso? O ¿es que lo que quieren es otra cosa y no llegar a la solución? Hay que estar con los que proponen y no con los que destruyen. Aunque la posición es populista, muchos les aplaudirán son villanos y no héroes. La solución es hacia adelante, no hacia el bloqueo.
Entonces, ¿es héroe Obama o Jiabao? Lo son porque al fin ambos países están de acuerdo en algo, porque EEUU ha dado un paso que nunca en su historia había dado. Porque China también ha reconocido que, aunque no es un país desarrollado, importa lo que ellos hacen para solucionar los problemas de la humanidad. Pues, realmente no lo son, aun así son villanos, porque nos quedamos en las esperanzas, porque lo único en que están de acuerdo es en que hay que solucionar este problema, pero con eso no hacemos nada. Lo que necesitamos son pasos concretos y soluciones prácticas.