A mi generación le tocó reírse y divertirse con Chirajito, el insigne payaso del recordado programa Jardín Infantil. Sus ocurrencias y en especial su capacidad de improvisación entretenían a miles de niños salvadoreños. Chirajito es tan versátil que incluso ha sido candidato a diputado por el partido PLD y ha sido consultado en la elaboración del plan de gobierno de Rodrigo Ávila.
Los equipos técnicos de los principales partidos en contienda han trabajado en la elaboración de sendos planes para sus candidatos. Sin embargo, vale la pena preguntarse si las figuras en contienda conocen lo que realmente están proponiendo en estos documentos. Confirmando el viejo adagio de “pan y circo”, los candidatos muestran una gran habilidad para la improvisación, proponiendo medidas que no aparecen en sus detallados planes de gobierno y que no han sido analizadas por sus equipos técnicos.
Dos ofertas de este tipo han sido propuestas públicamente por Rodrigo Ávila y Arturo Zablah. La primera de financiar viviendas con los recursos de los fondos de pensiones, utilizando las instituciones públicas como el Fondo Social de la Vivienda, el Banco Hipotecario y el Banco de Fomento. La segunda de eximir del pago del impuesto sobre la renta a todos las personas naturales que ganen menos de US$1,000 mensuales.
A los políticos se les olvida con facilidad que los fondos de pensiones pertenecen a las personas que han ahorrado esos recursos y que el principal criterio de inversión de esos recursos debe ser la seguridad. Cristina Kirchner sucumbió a la tentación de apoderarse de los ahorros de los cotizantes para financiar al sector público y serán los futuros pensionados los que sufrirán las consecuencias de esa decisión. Por otro lado, la experiencia de Fannie Mae en Estados Unidos muestra el peligro de expandir el crédito hipotecario hacia quienes no tienen capacidad de pago. Los cotizantes al sistema de ahorro para pensiones debemos de tener una profunda desconfianza de que nuestro ahorros se destinen para fines políticos en vez de seguir los criterios de seguridad y rentabilidad.
Es verdad que a nadie le gusta pagar impuestos, pero también es verdad que no nos gusta tener que parar la inversión en educación, o dejar de mantener las carreteras, o dejar de apoyar a las familias en extrema pobreza. Estas serían algunas de las posibles consecuencias de eximir del impuesto sobre la renta a aquellos que ganen menos de US$1,000 al mes.
¿Sabía usted que el 97% de los inscritos en el Sistema de Pensiones tienen un salario menor a US$1,030 mensuales? Las declaraciones de personas naturales al Impuesto sobre la Renta de años pasados muestran que el 86.4% de los contribuyentes ganó menos de $1,000 al mes. Es obvio que la base tributaria, el número de salvadoreños a quienes se le cobra el Impuesto sobre la Renta, se reduciría al mínimo con esta medida y se crearían grandes distorsiones. Esto a pesar de que el plan de gobierno propone ampliar la base tributaria y “Preservar el sistema impositivo de manera simple, eficiente, con el mínimo de distorsiones”.
En términos de recaudación esta propuesta implicaría perder un tercio de la recaudación total de impuesto sobre la renta a las personas naturales. Aunque no dispongo de cifras actualizadas, mi estimado es que se podrían perder unos $85 millones de dólares anuales en recaudación, alrededor del 0.4% del PIB. Esto equivale a más del 13% del presupuesto total de gasto corriente e inversión del Ministerio de Educación. ¿Cuántas escuelas nuevas se dejarían de construir? ¿Cuántos maestros se dejarían de contratar?¿Alguien ha pensado en el costo de oportunidad de estos recursos?
La política no debería ser “Jardín Infantil”. Basta ya de improvisaciones temerarias que generan desconfianza y preocupación.
Rafael Barraza es economista y ex-presidente del Banco Central de Reserva de El Salvador. Actualmente es Director General de la Escuela Superior de Economía y Negocios.
http://chiribisco.wordpress.com/2009/02/05/chirajito-y-los-planes-de-gobierno/