Era de esperar: las encuestas se vuelven munición en la batalla electoral. Esto siempre suele pasar y es entendible si la tendencia que diagnostican las diferentes encuestas son inequívocas. Pero es muy peligroso cuando esto no es el caso, cuando más bien las diferentes encuestas pintan imágenes muy contradictorias.
Claro, cada candidato está tentado a hacer propaganda con la encuesta que más le favorece. En este sentido es casi lógico, aunque no de buen gusto, que el FMLN está colocando campos pagados de página entera en los periódicos haciendo suyas las cifras de la última encuesta
de la UTEC. Bajo el titulo “Lo dice la nueva encuesta de la UTEC” ponen una inmensa barra roja con el nombre Mauricio Funes con 45.6% y una barra minúscula azul con el nombre de Rodrigo Ávila con 30.9%.
Y no me extrañaría si mañana saliera un campo pagado de ARENA poniendo las cifras de la encuesta que más favorece a su candidato. A lo mejor no lo ha hecho debido a que hasta ahora no ha salido ninguna encuesta que dé ventaja a Ávila.
Este tipo de apropiaciones no le hacen ningún favor a la credibilidad de las encuestas. Tampoco a la credibilidad de los candidatos, dicho sea de paso.
Bueno, propagandizar las encuestas favorables es un asunto de gusto y credibilidad. Se vuelve un juego peligroso cuando los partidos y los candidatos acusan a las encuestas desfavorables de estar mintiendo, manipulando, conspirando. Las encuestas de La Prensa Gráfica y de El Diario de Hoy salieron el martes y el día siguiente Mauricio Funes utilizó una entrevista en Canal 33 no sólo para descalificarlas, sino para acusar a los periódicos y sus casas de encuestas de formar parte de una conspiración de ARENA para preparar un fraude. Hoy dicen que le brecha se hizo mínima, mañana dirán que estamos empatados, y después sacan encuestas que muestran al candidato de ARENA con ventaja. Así va el argumento.
¿Y si mañana de verdad hay un empate? Claro, se confirma la tesis de que el adversario, junto con los medios y las casas encuestadoras, está preparando el fraude. Qué conveniente...
Es un juego con fuego. Hace tres años casi arde la colonia Escalón porque las brigadas de activistas del Frente se querían tomar la sede del TSE en el Hotel Radisson para evitar un fraude en la elección municipal de San Salvador. En la televisión estaban transmitiendo el recuen-
to voto por voto, dando diferencias mínimas y cambiantes entre los dos candidatos, y afuera estaban preparando acciones violentas “para defender el voto”. Para suerte de los vecinos de la colonia Escalón -no necesariamente para suerte de la ciudad- la candidata del FMLN al fi-
nal ganó -con 44 votos de ventaja- y nos ahorramos la batalla campal. El Frente nunca explicó con qué derecho estaba denunciando un fraude, cuando la diferencia era tan mínima que era imposible saber quién iba a ganar.
El FMLN y su candidato desde ya están dejando bien clara la disyuntiva: O ganamos o es fraude. O las encuestas y los medios de prensa nos diagnostican una cómoda ventaja, o mienten para preparar el fraude.
No hay ninguna razón para asumir que LPG Datos, Borge y Asociados o Mitofsky (los tres institutos de opinión pública que diagnostican que la brecha entre los candidatos se está cerrando) estén manipulando. Ni más ni menos hay razón para asumir que están manipulando las tres universidades que presentaron encuestas que que muestran que Funes está manteniendo una ventaja de 15 puntos porcentuales.
Hay quienes siguen pintando la imagen que en este país los medios siguen manipulados por el gobierno, y que las universidades siguen condenadas a ser aliadas de la revolución. La verdad es otra. Tanto los medios como las universidades tienen compromisos serios con la independencia, la crítica, la pluralidad, la verdad. Algunos con sus contratiempos y recaídas en la lógica de la polarización y de la necesidad de integrarse a uno de los bloques que se disputan la verdad. Pero en general, ya nadie tiene derecho a asumir que los medios siempre van a manipular para favorecer a la derecha, y que las universidades van a mentir para favorecer a la izquierda.
Lo que pasa y aparentemente no es aceptable para el FMLN y sus candidatos es una cosa muy compleja, pero en el fondo muy simple: a cinco meses de las elecciones presidenciales, las preferencias de los votantes todavía son muy contradictorias y volátiles. Todavía no hay una tendencia clara. Esto se refleja en cada una de las encuestas y en las contradicciones entre unas y otras. Muy mínimas diferencias metodológicas pueden causar resultados considerablemente distantes. Las encuestas -cada una y en su conjunto- demuestran que hay tendencias conflictivas en una gran parte del electorado.
Más les vale a los candidatos entender y aceptar esta realidad compleja, si quieren responder a las inquietudes, temores, aspiraciones y contradicciones en el electorado, en vez de estar peleando con fantasmas de conspiraciones y fraudes.
(Publicado en El Diario de Hoy, Observador Electoral)