martes, 16 de septiembre de 2008

Dejen a Bolivia en paz.

Las historias de Bolivia son complicadas. Siempre ha sido un país muy rico y al mismo tiempo muy pobre. Las etnias nativas fueron explotadas desde la conquista y las minas de plata. Obligados a trabajar en condiciones infrahumanas. Las riquezas del altiplano atrajeron a muchos extraños que durante años extrajeron los minerales. Esos años de explotación fomentaron la creación de un férreo grupo, hasta llegar en el siglo XX a agrupaciones sindicales consolidadas. La realidad de Santa Cruz siempre fue distinta. Las grandes extensiones propiciaron la ganadería. Ahí los pueblos originarios fueron comerciados como ganado, endosados en títulos de propiedad. No es extraño encontrar títulos que establezcan propiedad sobre 10,000 hectáreas de tierra con 8,000 cabezas de ganado y 2,000 indios. Santa Cruz y el altiplano siempre han sido muy distintos, aunque en ambos ha existido explotación durante siglos .

Las reivindicaciones indigenistas de Evo Morales no han tenido igual acogida entre Chiquitanos y Guaranís que entre Qullas y Quichuas. El conflicto social viene desde ahí, a lo que hay que agregarle que el balance del poder ha cambiado. Ahora no hay plata, pero si hay gas natural y ese está en Santa Cruz. Los conflictos entre los poderosos ganaderos y las compañías gaseras con el gobierno de Evo ha despertado el sentimiento del pueblo cruceño de haber sido olvidados hasta de las reivindicaciones del presidente indigenista. Ahora Pando es el campo de batalla de un conflicto de muchos años. Leopoldo Fernandez el prefecto de Pando ha sido detenido, sin que se le acuse de nada, solo como medida cautelar. Han habido muchos muertos ya. Ese es el escenario actual de Bolivia.

A esta situación le tenemos que agregar que el camarada Chávez mete su cuchara y quiere distorsionar el conflicto interno propiciado una plataforma para defender la lucha antimperialista. Estados Unidos también comienza a jugar a lo mismo de siempre, velando por sus intereses, mientras Bolivia y su gente paga con sangre las consignas de trasnochadas pasiones armamentistas.

Bolivia merece mejor suerte, este hermoso país necesita recobrar la calma y la armonía que desde hace siglos lucha por alcanzar. Pero no por la influencia extranjera, no con el gobierno de Estados Unidos y con Chávez detrás del telón. Necesitan reflexionar sobre su constitución y sobre si su nueva forma de gobierno es suficientemente incluyente, que cambios se necesitan, cual es el camino que les conviene a sus pueblos andar.

Los conflictos vienen de mucho antes y no se puede tomar bandos a simple vista, las luchas indigenista de Evo no son iguales para todos, la creación del nuevo socialismo no funciona para todos, así como la reacción de los cruceños no solo es por Estados Unidos, los cambios de Evo no son solo a favor de los indígenas, el conflicto es más profundo que esto y no puede ser ventilado solo con consignas. Tiene que generar la formación de un Estado que pueda ser incluyente y que sea de provecho para que la situación historica desfavorecida de Bolivia cambie de una vez por todas, pero no por Estados Unidos o Chávez, sino por lo que los bolivianos decidan hacer.