martes, 5 de agosto de 2008

Incidencia política de la diaspora

La incidencia política de la diáspora salvadoreña crece en cada oportunidad que se realizan elecciones democráticas en mi país, como resultado de esta incidencia, en las elecciones pasadas para elegir diputados a la asamblea legislativa, resultaron dos amigos militantes del partido opositor FMLN electos.

Uno como suplente, quien es residente de San Francisco, Ramón Cardona y el otro designado para el parlamento centroamericano, Alfredo Tejada, del área metropolitana de Washington DC; a ellos se aúna Werner Marroquín, de Los Ángeles, a quien no conozco, pero que estoy seguro que dedica un invaluable servicio, al igual que sus otros compañeros, para mejorar las condiciones de vida de los hermanos en las fronteras centroamericanas.

Las próximas elecciones a desarrollarse en Enero para diputados y alcaldes, contaran con la participación de otros compatriotas, entre ellos dos buenos amigos; desde Nueva York, el candidato a diputado por el departamento de San Miguel, por el Partido de Conciliación Nacional (PCN), Rafael Flores y desde Virginia, por el mismo partido político, el candidato para alcalde de Intipuca, en el departamento de la Unión, Hugo Salinas.

Aun más prominente es la consideración que el partido oficial ARENA realiza, debido a la presión que algunos de sus militantes en Washington DC han ocasionado en la cúpula del partido, para que se designe como candidato a la Vicepresidencia de la República, al reconocido empresario, José Barahona.

Otro movimiento de incidencia política que, además, ha despertado bastante controversia, debido a su aparente carácter independiente y no militante a la estructura del partido, es el grupo político llamado “Los amigos de Mauricio”, en referencia al candidato presidencial por el FMLN, Mauricio Funes.

Cada una de estas iniciativas políticas desarrolladas por estos compatriotas, quienes además, son mis amigos, poseen una extraordinaria oportunidad para que la diáspora sea representada y sobrepase las diferencias ideológicas que existen entre nosotros y que despiertan pasiones que nos desunen y polarizan.

Educación, salud, alimentación, inversiones, desarrollo económico y el voto en el exterior, son temas que nos unen, así como lo hacen, los colores patrios y el amor a la patria, por lo que a través de ellos deberíamos asumir la responsabilidad histórica de concretizar una agenda que defina el trabajo ha realizar desde diferentes posiciones políticas para influir las políticas publicas y el cambio generacional político que nuestro país necesita.

El mayor impacto de estas participaciones, sin duda, seria la confirmación de la candidatura para la Vicepresidencia de la República de Don José Barahona, quien simboliza de manera exponencial, la aspiración de todos los latinoamericanos que emigramos en busca del sueño americano.

El carisma político, así como, su altruismo y el compromiso por respaldar a sus compatriotas, sin olvidar sus raíces campesinas, son las más importantes virtudes que a Don José Barahona lo identifican con muchos de nosotros, esto aunado a su esfuerzo que lo ha llevado a conquistar el éxito empresarial lo convierten en un valioso representante nuestro.

El candidato presidencial Rodrigo Ávila, ha planteado su compromiso por cambiar la derecha en El Salvador, la inclusión de una persona como Don José Barahona, ya sea como Vicepresidente o como parte de un posible gabinete de gobierno, seria una manera positiva de reforzar esa supuesta convicción de cambio interno que promueve en su campaña política para ganar la elección presidencial de Marzo y que le otorgaría a su partido político el quinto periodo en el poder.

Sin ser simpatizante y mucho menos militante del partido ARENA, expreso mis simpatías para los amigos del octavo sector en DC, ya que considero que la participación de un miembro de la diáspora en una alta posición de incidencia política en nuestro país, es una muestra de aprecio hacia los militantes nacionalistas en el exterior, quienes hasta ahora han sido ignorados, pero sobretodo, seria un acto de compromiso para el resto de ciudadanos que no somos afines a su doctrina o ideología.

Los dirigentes de todos los partidos políticos deben comprender que la influencia de la diáspora crece y que las contribuciones de este pueblo en el exterior, no solo son importantes para el desarrollo del país, sino que exigen su participación política.

Aspiro a que en los próximos años más latinoamericanos que somos los hijos de los campesinos y los obreros de nuestros países y que emigramos en busca de un mejor destino, nos incorporemos al proceso de participación política, así que, fortalezcamos nuestros ideales y traslademos nuestras experiencias y logros hacia los ciudadanos de nuestros países de origen para crear mejores sociedades, mejores destinos.