“Rodrigo no levanta”, esa es la frase célebre del mes.
Una especie de acuerdo nacional. Lo dicen sus ad-
versarios en el FMLN, lo dicen los que en ARENA
querían otros candidatos, y lo dicen sus amigos, in-
cluyendo los mejores. Lo dicen incluso los que lo conven-
cieron de que se lanzara de precandidato, y tampoco son ex-
cepción los que lo impusieron como candidato. No hay otro
hecho político sobre el cual toda la nación esté de acuerdo.
Hoy lo reconfirma la más reciente encuesta publicada
por el prestigioso Instituto Universitario de Opinión Pú-
blica de la UCA. Según esta encuesta, el FMLN aventaja
a ARENA con 16 puntos en la intención de voto para pre-
sidente. 42 % votaría por el Frente, 26% por ARENA.
En vez de cerrarse, la brecha se hace más grande. Al
iniciar su campaña, Rodrigo Ávila estaba en una desven-
taja de unos 8%, ahora --con más de un mes de campaña
pública-- la desventaja se ha duplicado.
ARENA dirá que la UCA es de izquierda y que sus resul-
tados no son confiables. Pero en el fondo todos, sin excep-
ción, saben que el diagnóstico es acertado: Rodrigo no levan-
ta. Esto no significa necesariamente que Rodrigo Ávila
no puede ganar. Lo que significa es que así como se pre-
senta al elector, no provoca ninguna confianza. La gente
quiere cambio y rechaza a un candidato que percibe co-
mo garante de continuidad. Sólo hay dos maneras de
romper esta percepción: la menos radical es mantener al
candidato, pero cambiar todo lo demás; cambiar el Coe-
na, sustituyendo al Coena actual por uno de reunifica-
ción del partido; cambiar al mismo tiempo el equipo y la
estrategia de campaña; presentar un equipo de gobierno
de lujo y de inclusión, o sea las mejores mentes, indepen-
diente de su afiliación partidaria (e independiente de la
aprobación del actual presidente: por lo contrario, ten-
drían que incluirse algunos que han roto con Tony Saca).
La manera más radical de componer la situación sería
hacer todo lo anterior, pero también cambiar de candida-
to. Esto sólo es recomendable si existe un candidato que
cumple dos requisitos: tener el respaldo de toda la dere-
cha, y a que pueda enfrentar, con valentía y autoridad, a la
actual dirigencia arenera y al candidato opositor.
Las dos soluciones tienen un elemento en común, o
sea un requisito sin el cual ninguna de los dos puede fun-
cionar: un cambio limpio, radical y confiable en la direc-
ción de ARENA. No se trata que un sector desplace a otro
del poder. De nada serviría. Se trata de atreverse a insta-
lar una dirección plural, representativa, que restablezca
la unidad con un criterio muy claro: poner el interés del
país por sobre cualquier interés sectorial.
Lo que estoy diciendo no es invento mío. Lo dicen los mis-
mos areneros, en privado: fundadores, ministros, ex minis-
tros, empresarios. No logro entender por qué no se ponen
de acuerdo y actúan. No logro entender por qué ni siquiera
lo dicen en público. No puede ser que todos sean tan cobar-
des para no dar la batalla, primero dentro de la derecha, lue-
go contra el FMLN y sus candidatos Funes y Sánchez Ce-
rén. No puedo aceptar que las cosas incómodas las tenga-
mos que decir los observadores provenientes de la izquier-
da que estamos convencidos de que el país necesita una cam-
paña electoral de verdad, entre dos adversarios fuertes, que
obliga a cada uno de los electores a pensar, comparar, anali-
zar y al fin, tomar una decisión racional y responsable.
Igual como señalamos al FMLN que para convencer al
electorado de que estén listos para gobernar, produzcan
un viraje real y confiable en su partido, mediante el de-
bate abierto con resultados vinculantes que se reflejan en
su programa, sus estatutos, sus principios aprobados por
un congreso programático.
Repito: Estas elecciones las ganará quien logra trans-
formar a su propio partido. Lo voy a repetir hasta la sa-
ciedad, aunque caiga mal a los señores en el FMLN y en
ARENA, que perderían control y privilegios si estas
transformaciones se hacen con seriedad.
Una especie de acuerdo nacional. Lo dicen sus ad-
versarios en el FMLN, lo dicen los que en ARENA
querían otros candidatos, y lo dicen sus amigos, in-
cluyendo los mejores. Lo dicen incluso los que lo conven-
cieron de que se lanzara de precandidato, y tampoco son ex-
cepción los que lo impusieron como candidato. No hay otro
hecho político sobre el cual toda la nación esté de acuerdo.
Hoy lo reconfirma la más reciente encuesta publicada
por el prestigioso Instituto Universitario de Opinión Pú-
blica de la UCA. Según esta encuesta, el FMLN aventaja
a ARENA con 16 puntos en la intención de voto para pre-
sidente. 42 % votaría por el Frente, 26% por ARENA.
En vez de cerrarse, la brecha se hace más grande. Al
iniciar su campaña, Rodrigo Ávila estaba en una desven-
taja de unos 8%, ahora --con más de un mes de campaña
pública-- la desventaja se ha duplicado.
ARENA dirá que la UCA es de izquierda y que sus resul-
tados no son confiables. Pero en el fondo todos, sin excep-
ción, saben que el diagnóstico es acertado: Rodrigo no levan-
ta. Esto no significa necesariamente que Rodrigo Ávila
no puede ganar. Lo que significa es que así como se pre-
senta al elector, no provoca ninguna confianza. La gente
quiere cambio y rechaza a un candidato que percibe co-
mo garante de continuidad. Sólo hay dos maneras de
romper esta percepción: la menos radical es mantener al
candidato, pero cambiar todo lo demás; cambiar el Coe-
na, sustituyendo al Coena actual por uno de reunifica-
ción del partido; cambiar al mismo tiempo el equipo y la
estrategia de campaña; presentar un equipo de gobierno
de lujo y de inclusión, o sea las mejores mentes, indepen-
diente de su afiliación partidaria (e independiente de la
aprobación del actual presidente: por lo contrario, ten-
drían que incluirse algunos que han roto con Tony Saca).
La manera más radical de componer la situación sería
hacer todo lo anterior, pero también cambiar de candida-
to. Esto sólo es recomendable si existe un candidato que
cumple dos requisitos: tener el respaldo de toda la dere-
cha, y a que pueda enfrentar, con valentía y autoridad, a la
actual dirigencia arenera y al candidato opositor.
Las dos soluciones tienen un elemento en común, o
sea un requisito sin el cual ninguna de los dos puede fun-
cionar: un cambio limpio, radical y confiable en la direc-
ción de ARENA. No se trata que un sector desplace a otro
del poder. De nada serviría. Se trata de atreverse a insta-
lar una dirección plural, representativa, que restablezca
la unidad con un criterio muy claro: poner el interés del
país por sobre cualquier interés sectorial.
Lo que estoy diciendo no es invento mío. Lo dicen los mis-
mos areneros, en privado: fundadores, ministros, ex minis-
tros, empresarios. No logro entender por qué no se ponen
de acuerdo y actúan. No logro entender por qué ni siquiera
lo dicen en público. No puede ser que todos sean tan cobar-
des para no dar la batalla, primero dentro de la derecha, lue-
go contra el FMLN y sus candidatos Funes y Sánchez Ce-
rén. No puedo aceptar que las cosas incómodas las tenga-
mos que decir los observadores provenientes de la izquier-
da que estamos convencidos de que el país necesita una cam-
paña electoral de verdad, entre dos adversarios fuertes, que
obliga a cada uno de los electores a pensar, comparar, anali-
zar y al fin, tomar una decisión racional y responsable.
Igual como señalamos al FMLN que para convencer al
electorado de que estén listos para gobernar, produzcan
un viraje real y confiable en su partido, mediante el de-
bate abierto con resultados vinculantes que se reflejan en
su programa, sus estatutos, sus principios aprobados por
un congreso programático.
Repito: Estas elecciones las ganará quien logra trans-
formar a su propio partido. Lo voy a repetir hasta la sa-
ciedad, aunque caiga mal a los señores en el FMLN y en
ARENA, que perderían control y privilegios si estas
transformaciones se hacen con seriedad.
(Publicado en El Diario de Hoy)