El pasado 28 de febrero, aniversario de la matanza de la Plaza Libertad, recibí un email que un compañero de andanzas guerrilleras, Raúl Vásquez, más conocido como Mincho, había mandado a varios amigos. El propósito de Mincho: mantener viva la memoria y, con ella, la reflexión y la sensibilidad. Mandó la nota que abajo voy a publicar, con una nota personal que dice: “Algo de historia sobre la que se puede reflexionar. Por cierto hay muchachos universitarios que en la actualidad desconocen más de la mitad de los datos que por ahí van.”
Eso sí me hace reflexionar. ¿Es negativo o es positivo el hecho que los jóvenes de hoy, nuestros hijos, no se interesan por las fechas de los masacres y de las acciones guerrilleras heroicas? Me imagino que tienen algo de negativo y peligroso y algo de positivo y esperanzador.
Por una parte, me alegra de sobremanera que mis hijos no viven en una sociedad que celebra los aniversarios de fechas como el 2 de marzo, cuando unos muchachos como ellos inauguraron una guerra insurgente matando a dos guardias. Yo entiendo perfectamente a estos muchachos del año 1972. Y entiendo perfectamente a los muchachos de hoy que ni siquiera quieren saber de esto. Los que no entiendo son los que hoy en día, cuando nadie los reprime porque nadie los toma en serio, quieren emular a los muchachos del 2 de marzo de 1972.
Pero, ¿cómo enfrentar esto? Con información. Con historia contada, reflexionada, analizada. Entonces, aquí lo positivo y lo necesario de hacer memoria.
La cuestión es cómo. No es cierto que “la memoria nos salva de repetir los mismos errores”. No es tan simple. Depende de la manera cómo procesamos nuestra historia, con qué grado de responsabilidad, con qué capacidad analítica. O con qué grado de nostalgia, con qué grado de sectarismo, con qué grado de ceguera. Mal hecha, la memoria te puede condenar a repetir los mismos errores...
Hay que abrir este debate. Por ello, reproduzco aquí el texto que me mandó mi amigo Mincho el día 28 de febrero:
Durante casi todo el sigo XX, en la historia de nuestro país y especialmente, a partir del 2 de diciembre de 1931, cuando el General Maximiliano Hernández Martínez dio Golpe de Estado al presidente constitucional de aquel entonces (doctor Arturo Araujo), este mecanismo, y el de los fraudes electorales se convirtieron en los métodos idóneos para la “alternancia” en el poder de los distintos regímenes o dictaduras militares que padecimos los salvadoreños.
Pero fue la década de los años setentas, que se convirtió en la antesala del conflicto armado generalizado, la que pudo presenciar de manera más brutal la ejecución de los dos fraudes electorales más connotados de la historia: el primero, en febrero de 1972, y el segundo, llevado a cabo en febrero de 1977.
Las fórmulas presidenciales en el primero de los casos la integraron, el Ingeniero José Napoleón Duarte y el Doctor Guillermo Manuel Ungo. En 1977, la fórmula estuvo integrada por el Coronel Ernesto Claramount Lucero y el Doctor José Antonio Morales Erlich.
En ambos casos, el proyecto opositor, lo encabezaba la Unión Nacional Opositora, coalición integrada por tres partidos que se mantuvo durante toda la década: El partido “de masas”, con presencia en los 262 municipios del país, en ese momento era el PDC, Partido Demócrata Cristiano. Los partidos “de cuadros”, la Unión Democrática Nacionalista, UDN, que era la expresión abierta del Partido Comunista Salvadoreño. Y como expresión del pensamiento socialdemócrata, estaba también el Movimiento Nacional Revolucionario, liderado por Memo Ungo.
Toma de la plaza Libertad y luego la masacre.
Posterior a la realización del fraude electoral del 77, los movimientos de trabajadores, maestros y estudiantes universitarios se tomaron la plaza Libertad para denunciar, tanto el escandaloso fraude como el incremento de la represión, tanto en el campo como en las ciudades. La respuesta del régimen del coronel Molina fue: más represión y una matanza realizada en la madrugada del 28 de febrero en la plaza Libertad.
En dicha matanza participaron los tres cuerpos de represión política de aquella época: Guardia Nacional, la Policía de Hacienda y la Policía Nacional. En ese momento, el candidato oficial, General Carlos Humberto Romero, fungía además como ministro de defensa. Inmediatamente después de la masacre, vino la cárcel y el destierro para los dirigentes de la UNO y el cierre de los locales de los sindicatos y asociaciones populares y una mayor represión para terminar de imponer al nuevo presidente.
Ese mismo año, meses después de la masacre, una de las cuatro organizaciones revolucionarias armadas, el Ejército Revolucionario del Pueblo ERP reivindicó la fecha al crear la organización de masas “Ligas Populares 28 de Febrero”, la que se sumaría al resto de organizaciones populares existentes, como El Bloque Popular Revolucionario, el Frente de Acción Popular Unificada, las que en 1980 construirían la Coordinadora Revolucionaria de Masas.
El día de jueves 28 de febrero, se estarán cumpliendo 31 años de estos históricos eventos, que marcaron para siempre la vida nacional. Desde el lugar donde cada uno de nosotros se encuentra, considero es importante reflexionar acerca de ellos, no solo por aquellos que en esas jornadas se nos adelantaron y ya no nos acompañan, sino sobre todo por el futuro y el presente del país (pensando en hijos y nietos. Y hasta bisnietos en otros casos), cuidando los espacios logrados con los Acuerdos de Paz é impidiendo el deterioro institucional que va caminando al galope.
Tengo muy presente la consigna con la que las LP-28 surgieron: “Por la unidad del movimiento popular y la conquista de las libertades democráticas”.
Por cierto, una consigna bastante utópica, aún para aquel momento, conociendo nosotros que en las filas de las izquierdas (especialmente latinoamericanas), por lo menos en el pasado, el sectarismo y el vanguardismo fueron la regla general. En todo caso, no tenemos que olvidar lo dicho por un escritor latinoamericano: Siendo la utopía como el horizonte que no se puede alcanzar, pero siempre sirve para darnos ánimo y caminar con un rumbo definido, …buscando
Y hablando de efemérides, también el próximo domingo 2 de marzo se cumplen 36 años del aparecimiento, ya con ese nombre, del Ejército Revolucionario del Pueblo ERP, una de las organizaciones político militares que constituyeron el FMLN histórico el 10 de octubre de 1980.
Eso sí me hace reflexionar. ¿Es negativo o es positivo el hecho que los jóvenes de hoy, nuestros hijos, no se interesan por las fechas de los masacres y de las acciones guerrilleras heroicas? Me imagino que tienen algo de negativo y peligroso y algo de positivo y esperanzador.
Por una parte, me alegra de sobremanera que mis hijos no viven en una sociedad que celebra los aniversarios de fechas como el 2 de marzo, cuando unos muchachos como ellos inauguraron una guerra insurgente matando a dos guardias. Yo entiendo perfectamente a estos muchachos del año 1972. Y entiendo perfectamente a los muchachos de hoy que ni siquiera quieren saber de esto. Los que no entiendo son los que hoy en día, cuando nadie los reprime porque nadie los toma en serio, quieren emular a los muchachos del 2 de marzo de 1972.
Pero, ¿cómo enfrentar esto? Con información. Con historia contada, reflexionada, analizada. Entonces, aquí lo positivo y lo necesario de hacer memoria.
La cuestión es cómo. No es cierto que “la memoria nos salva de repetir los mismos errores”. No es tan simple. Depende de la manera cómo procesamos nuestra historia, con qué grado de responsabilidad, con qué capacidad analítica. O con qué grado de nostalgia, con qué grado de sectarismo, con qué grado de ceguera. Mal hecha, la memoria te puede condenar a repetir los mismos errores...
Hay que abrir este debate. Por ello, reproduzco aquí el texto que me mandó mi amigo Mincho el día 28 de febrero:
Durante casi todo el sigo XX, en la historia de nuestro país y especialmente, a partir del 2 de diciembre de 1931, cuando el General Maximiliano Hernández Martínez dio Golpe de Estado al presidente constitucional de aquel entonces (doctor Arturo Araujo), este mecanismo, y el de los fraudes electorales se convirtieron en los métodos idóneos para la “alternancia” en el poder de los distintos regímenes o dictaduras militares que padecimos los salvadoreños.
Pero fue la década de los años setentas, que se convirtió en la antesala del conflicto armado generalizado, la que pudo presenciar de manera más brutal la ejecución de los dos fraudes electorales más connotados de la historia: el primero, en febrero de 1972, y el segundo, llevado a cabo en febrero de 1977.
Las fórmulas presidenciales en el primero de los casos la integraron, el Ingeniero José Napoleón Duarte y el Doctor Guillermo Manuel Ungo. En 1977, la fórmula estuvo integrada por el Coronel Ernesto Claramount Lucero y el Doctor José Antonio Morales Erlich.
En ambos casos, el proyecto opositor, lo encabezaba la Unión Nacional Opositora, coalición integrada por tres partidos que se mantuvo durante toda la década: El partido “de masas”, con presencia en los 262 municipios del país, en ese momento era el PDC, Partido Demócrata Cristiano. Los partidos “de cuadros”, la Unión Democrática Nacionalista, UDN, que era la expresión abierta del Partido Comunista Salvadoreño. Y como expresión del pensamiento socialdemócrata, estaba también el Movimiento Nacional Revolucionario, liderado por Memo Ungo.
Toma de la plaza Libertad y luego la masacre.
Posterior a la realización del fraude electoral del 77, los movimientos de trabajadores, maestros y estudiantes universitarios se tomaron la plaza Libertad para denunciar, tanto el escandaloso fraude como el incremento de la represión, tanto en el campo como en las ciudades. La respuesta del régimen del coronel Molina fue: más represión y una matanza realizada en la madrugada del 28 de febrero en la plaza Libertad.
En dicha matanza participaron los tres cuerpos de represión política de aquella época: Guardia Nacional, la Policía de Hacienda y la Policía Nacional. En ese momento, el candidato oficial, General Carlos Humberto Romero, fungía además como ministro de defensa. Inmediatamente después de la masacre, vino la cárcel y el destierro para los dirigentes de la UNO y el cierre de los locales de los sindicatos y asociaciones populares y una mayor represión para terminar de imponer al nuevo presidente.
Ese mismo año, meses después de la masacre, una de las cuatro organizaciones revolucionarias armadas, el Ejército Revolucionario del Pueblo ERP reivindicó la fecha al crear la organización de masas “Ligas Populares 28 de Febrero”, la que se sumaría al resto de organizaciones populares existentes, como El Bloque Popular Revolucionario, el Frente de Acción Popular Unificada, las que en 1980 construirían la Coordinadora Revolucionaria de Masas.
El día de jueves 28 de febrero, se estarán cumpliendo 31 años de estos históricos eventos, que marcaron para siempre la vida nacional. Desde el lugar donde cada uno de nosotros se encuentra, considero es importante reflexionar acerca de ellos, no solo por aquellos que en esas jornadas se nos adelantaron y ya no nos acompañan, sino sobre todo por el futuro y el presente del país (pensando en hijos y nietos. Y hasta bisnietos en otros casos), cuidando los espacios logrados con los Acuerdos de Paz é impidiendo el deterioro institucional que va caminando al galope.
Tengo muy presente la consigna con la que las LP-28 surgieron: “Por la unidad del movimiento popular y la conquista de las libertades democráticas”.
Por cierto, una consigna bastante utópica, aún para aquel momento, conociendo nosotros que en las filas de las izquierdas (especialmente latinoamericanas), por lo menos en el pasado, el sectarismo y el vanguardismo fueron la regla general. En todo caso, no tenemos que olvidar lo dicho por un escritor latinoamericano: Siendo la utopía como el horizonte que no se puede alcanzar, pero siempre sirve para darnos ánimo y caminar con un rumbo definido, …buscando
Y hablando de efemérides, también el próximo domingo 2 de marzo se cumplen 36 años del aparecimiento, ya con ese nombre, del Ejército Revolucionario del Pueblo ERP, una de las organizaciones político militares que constituyeron el FMLN histórico el 10 de octubre de 1980.