Los socialistas han tenido la confirmación que son el gobierno que quiere la mayoría de los españoles. No son producto de la casualidad, ni de un atentado terrorista. Es el estilo de gobierno que quieren. Pero hablar de España es muy complicado, las Españas son varias, no es lo mismo el norte que el sur, o la comunidad de Madrid, Cataluña o Galicia, existen distintas preocupaciones, distintas expectativas y distinto forma de entender la nacionalidad. Ganar en este entorno es complicado. Los socialistas han ganado precisamente por entender esta pluralidad de necesidades. El discurso de la derecha de unidad española, suena bien en Castilla pero muy mal en provincia.
Los socialistas ganaron en Extremadura, Andalucía, Cataluña, Aragón, León, Asturias y País Vasco. Ganaron donde las necesidades de tener un concepto más amplio de nación prevalece. Ganaron donde el centralismo pierde. Ganaron en las tres provincias del País Vasco, lo cual es un llamado inequívoco a decir que el camino del diálogo es el camino que quieren los vascos, que el camino de entenderse con ideas es la solución, de saber escuchar y el de dejar las armas atrás. Los vascos han sido claros en decir como quieren solucionar su conflicto.
En Cataluña también ganó el PSOE, comunidad que pasó por una reforma a su estatuto de autonomía, y saben que aunque no sea el ideal que quieren los más independentistas es un avance importante para la consolidación de Cataluña. Los socialistas perdieron en Madrid aunque en los municipios del sur (Getafe, Leganés y Fuenlabrada) ganaron claramente. Los socialistas perdieron en amplias parte de Castilla y León, Castilla-La Mancha, en Valencia y Murcia.
Las dos formaciones que perdieron en estas elecciones fueron ERC e Izquierda Unida. Los de Ezquerra pierden porque aunque sus posturas son muy radicales y aunque representan una buena parte de la población catalana, no logran ejecutar más que los socialistas e IC, hasta CiU, con posturas más de consenso y equilibradas.
Izquierda Unida es la gran perdedora del sistema de votos, votados el triple (960,040) que PNV (303,246) tendrán tres veces menos (2) diputados que los nacionalistas vascos (6). Aun así ha sido un fracaso esta elección para esta formación. Han disminuido en más de 300,000 votos que las elecciones del 2004 y han bajo de los 21 diputados que ganaron en 1996. Parece que cada vez se cierran más las puertas para esta formación, cada vez interesa más que el voto de izquierda vaya directamente al PSOE, ante la amenaza que ganen los populares.
La lección que nos dejan los españoles es que para que ganaran los socialistas, tuvieron que ser incluyentes, tuvieron que trabajar en proponer y no caer en la “crispación”. Tuvieron que ser fieles a sus ideas, pero con suficiente capacidad de maniobra para poder incluir otras corrientes de pensamiento. Tuvieron que marcar diferencias con los más radicales nacionalistas (ERC) y acercarse a los nacionalistas más sensatos (CiU). En la izquierda salvadoreña no parecen ver los claros mensajes de esto, deberían ser más incluyentes y sensatos y tratar de acercarse más al voto independiente que a los de su bases, porque con un discurso radical difícilmente se pueden lograr las consensos necesarios para llegar a gobernar, para llegar a ser votados por las mayorías.