Soñar es de las cosas que un pueblo jamás debería de olvidar. Para poder hacerlo tiene que poder tener tranquilidad y espacio, tiene que tener esperanza, tiene que tener con qué soñar. Vivir en San Salvador es cada vez más asfixiante, cada vez más tráfico, contaminación, basura, con viejos buses, sin espacios para poder tener una convivencia armónica. Lo que tenemos son centros comerciales plásticos, falsos y sin contacto con la naturaleza. Para disfrutar del ocio no tenemos más que meternos en centros comerciales con aire acondicionado y, sobre todo, con seguridad. ¿Por qué esta ciudad no puede tener de verdad espacios de encuentro donde podamos disfrutar de ser ciudadanos del área metropolitana?
Este espacio puede existir si nos atrevemos un poco, no sólo a soñar, sino a pensar en los ciudadanos. Deberíamos de tener un parque limpio, seguro y con oferta de ocio, un lugar de convivencia con la naturaleza cercano que nos permita poder vivir con más serenidad y armonía. El asunto de la violencia no sólo depende de que los medios se unan y digan que hay que tener paciencia, pasa por tener espacio y no vivir en un hacinamiento constante, enlatados en buses y casas indignas, no estar unos encima de otros, donde el canibalismo es la única manera de sobrevivir.
Ese espacio perfectamente podría ser un esfuerzo conjunto de las municipalidades de San Salvador, Santa Tecla y Antiguo Cuscatlán, ese espacio puede ser el Parque de los Pericos que en su día propuso visionariamente Mario Valiente. Ese esfuerzo debe de ser desarrollado en convivencia entre las administraciones municipales y central, entre los ministerios de Medio Ambiente y el de Turismo, en conjunto con OPAMSS y los dueños de la cooperativa del Espino. Realmente no se necesita demasiado, si podemos invertir tanto dinero en hacer calles que nos ayudan a tener una ciudad más descongestionada, ¿por qué no podemos destinar dinero para hacer un espacio de convivencia armónica, donde puedan los ciudadanos del área metropolitana tener una vida libre de violencia? ¿No vale eso el dinero que haya que pagar?
Un espacio no sólo de naturaleza, porque El Espino no es un gran área de importancia ecología, no lo podemos comparar con El Imposible, Montecristo o Los Cóbanos, sitios donde sí hay que tener unas grandes restricciones a lo que se puede construir y hacer. Estamos hablando de un sitio de ocio, donde se pueda respirar aire puro, donde se pueda tener un poco de contacto con la naturaleza, donde además podemos comer y tengamos restaurantes, donde existan sitios para hacer actividades deportivas, sitios donde se pueda tener música o teatro, donde podamos tener fines de semana de buen cine gratis, donde podamos presentar libros, o donde simplemente podamos pasar seguros con nuestros hijos.
¿Por qué no nos podemos atrever a soñar con que el área metropolitana de San Salvador puede ser distinta? ¿Por qué no podemos aspirar a tener una vida mejor? ¿Por qué tenemos que pensar que los sitios privados, estériles y artificiales son la única solución?
Los ciudadanos de San Salvador nos merecemos una mejor ciudad. Tener este espacio de convivencia puede ser el primer paso para vivir en una ciudad mejor.