lunes, 20 de enero de 2025

Carta: Día de desgracia para Estados Unidos. De Paolo Luers (+capítulo 34 del libro 'DOBLE CARA')



 

"Los que aplauden aquí los anuncios imperialistas e inconstitucionales de Trump son los miembros más selectos de la élite política y económica de Estados Unidos. Los líderes del Congreso. Los jueces de la Corte Suprema. Los magnates de Wall Street. Los nuevos oligarcas de la industria tecnológica, encabezados por Elon Musk." 

Publicado en MAS!  y DIARIO DE HOY, MARTES 21 enero 2025

Resulta que eran falsas las informaciones de que Nayib Bukele fue invitado por Donald Trump a su inauguración. Losúnicos gobernantes amigos presentes en la ceremonia en el Capitolio fueren Giorgia Meloni, de Italia, y Javier Milei, de Argentina. Resulta que el presidente inconstitucional de El Salvador no fue admitido a esta liga de líderes de la derecha autoritaria mundial. ¡Qué golpe al ego de nuestro ‘philosopher king’! Tan fuerte que se quedó callado y ni siquiera mencionó el histórico regreso de Trump al poder...

 

Con o sin Bukele, fue un día de desgracia en Washington. En la rotonda del Capitolio estaba reunida la élite de Estados Unidos. Es una cosa participar en una ceremonia institucional, pero lo que se dio en el Capitolio, durante el mensaje de Trump, fue una escena vergonzosa. Hasta los anuncios más absurdos y grotescos del nuevo presidente -y fueron muchas, que desafíaron la racionalidad- fueron respondidos por los asistentes con frenético aplauso de pie. 

 

·      “Vamos a recuperar el canal de Panamá” – todos de pie y aplaudiendo. 

·       “Bajo mi gobierno Estados Unidos va recuperar su derecho a la expansión” – más aplauso. A la élite estadounidense le fascina el regreso a la idea del imperio.

·      “Voy a desplegar al Ejército para parar la invasión de ilegales en la frontera Sur” – aplauso aun más frenético.

·      “Voy a deportar a millones de migrantes ilegales” – delirio de aplauso.

·      “A partir de hoy decreto que solo habrá dos géneros, el masculino y el femenino” - todos de pie y aplaudiendo. 

·      “Voy a revocar el derecho a la ciudadanía estadounidense de hijos de migrantes nacidos en Estados Unidos” – entusiasmo en el público. A nadie le importa que se trate de un derecho constitucional.

·      “Vamos a revocar el ‘New Green Deal’ y regresar a la explotación sin límites de gas y petróleo” – ovaciones.

 

Si todo esto hubiera pasado en un rally electoral, con la multitud de fanáticos del ‘Make America Great Again’ aplaudiendo y tirando sus cachuchas rojas, esto sería ya normal en Estados Unidos. Pero los que aplauden aquí los anuncios imperialistas e inconstitucionales de Trump son los miembros más selectos de la élite política y económica de Estados Unidos. Los líderes del Congreso. Los jueces de la Corte Suprema. Los magnates de Wall Street. Los nuevos oligarcas de la industria tecnológica, encabezados por Elon Musk. 


Elon

Es la rendición incondicional de la élite de Estados Unidos ante un delincuente condenado, quien les dice en la cara que va a cambiar las reglas del juego en Estados Unidos – y en el mundo.

 

Nayib Bukele, aunque ausente y resentido por no haber sido invitado a esta élite, a la cual toda la vida ha sido tan desesperado a pertenecer, igual se va a plegar a los diseños del nuevo imperio del Norte. 

·      Le van a mandar a cientos de miles de compatriotas deportados – no le importa. 

·      Va a recibir menos remesas – va a ponerle buena cara a Trump - para que no lo siga humillando y para que lo deje hacer con El Salvador lo que le de la gana.

 

Por esto, este 20 de enero entrará a la historia como el Día de la Desgracia. Para mi, esta fecha siempre seguirásiendo el cumpleaños de mi madre Verena von Kruedener – y el aniversario de mi matrimonio con Daniela Heredia. Día de Gloria.

Saludos, 



* * *
El libro Doble Cara está disponible en las librerías de la  UCA, en el campus y en Cascadas/Soho. También lo pueden pedir amazon.com, o desde México en amazon.com.mx y desde Alemania en amazon.de

Ahora puede leer el libro, en tres entregas cada semana, en este blog. Disfrútenlo.








Sebastián Alejo, nuestro ‘coproductor’ en la U, me pone en contacto con un compañero del Partido Comunista, y este me pone en contacto con SICAFE, el sindicato de los trabajadores de los beneficios en Occidente. En San Miguelito, en un edificio lleno de oficinitas en el redondel José Martí, me reciben Vilma, secretaria de conflictos, y Julio, el secretario general. Cuando les explico la idea de Doble Cara, inmediatamente se les enciende el foco y dicen: “Cuente con nosotros.”


Julio, secretario general del Sindicato de Café; Vilma, secretaria de conflicto

Una semana después estamos sentados en el viejo microbús Volkswagen del sindicato, viajando a Chalchuapa.

Ya ha llegado el segundo crew, esta vez desde Los Angeles. ¡Con Elia como productora! Alegría, porque me manda saludos de Daniela. Y alivio, porque ella se encargaría de todos los detalles logísticos y técnicos, y yo podré concentrarme en los contactos políticos y las entrevistas. El proyecto comienza a agarrar forma profesional.


Elia Arce

Vamos al beneficio San Antonio, en las afueras de Chalchuapa, con Vilma, Julio, y dos activistas más. Uno de ellos Pablo, originario de este lugar. En esta empresa, por segunda vez se ha formado una sección del sindicato, y por segunda vez todos los afiliados han sido despedidos. 

Nos bajamos y entramos a la oficina. Antes de que el administrador del beneficio se dé cuenta de qué está pasando, estamos todos adentro, sindicalistas y los periodistas con sus cámaras. Se arma una discusión muy corta. El administrador no quiere contestar los reclamos de los sindicalistas. Según él, “por su propio gusto se han ido, a nadie se saca de una empresa por la fuerza.” Además acusa a los que se organizaron en el sindicato de haber amenazado con que “los muchachos pueden llegar a quemar el beneficio, si no cumplen sus demandas. Por eso tenemos ahora una compañía del ejército aquí...”


Pablo (arriba izquierda); el administrador;
Julio y Vilma

Regresamos a Chalchuapa y entramos a otro beneficio, el estatal del INCAFE, donde trabajó Vilma durante años: “Aquí me hice sindicalista y luego líder. Cuando comenzaron a llegar a mi casa a amenazarme a mí y mi familia, tuve que salir de Chalchuapa.” Entramos al beneficio y Vilma convoca una reunión. Uno por uno, todos los trabajadores llegan, y Vilma comienza un discurso sobre el sindicalismo. “Nosotros no nos movemos en base al dólar. El gobierno norteamericano, en el afán de desestabilizar los sindicatos consecuentes, ofrece dólares. El dólar enferma y hace que uno venda sus principios y se convierta en líder en contra de los intereses de los trabajadores.” Aplausos. Toma la palabra Pablo: “Aquí hay una guerra civil, y como trabajadores nos afecta. Los norteamericanos mandan las armas y las municiones, y nosotros ponemos los muertos. Nosotros lo decimos frente al Estado Mayor del Ejército: Los escuadrones de la muerte están aquí en el Estado Mayor.”




Nadie de la administración se hace presente, y no hay ninguna intervención de agentes de seguridad o soldados. “Aquí en este beneficio respetan al sindicato. Todos están organizados,” nos cuenta Pablo.

Cuando salimos en el microbús, pasamos por filas de soldados a la salida del beneficio. “Estos son los que luego buscan a los sindicalistas en sus casas, se los llevan o de un sólo los matan,” dice Pablo. 

“¿No tenés miedo?” 

“Como no, ¿pero qué vamos a hacer? Somos sindicalistas...”

Vamos a un tercer beneficio, el San Ignacio. Afuera del edificio nos espera un grupo de trabajadores recién despedidos por afiliarse al sindicato —y un contingente militar. La misma historia: uno de los despedidos nos cuenta que según el patrón, cualquiera que se une al sindicato es subversivo o guerrillero, y para eso tienen a los militares cuidando la empresa y sacando a los sindicalistas.

Vamos a hablar con el teniente al mando. Vilma le dice que quieren hablar con el patrón, y el oficial dice que tiene órdenes de no dejar entrar a nadie del sindicato. “¿Órdenes de quién, del Estado Mayor?” 

“No, aquí da órdenes el patrón. Además, donde hay sindicato, las cosas se complican y hay desorden...” 





Fuera de cámara le pregunto qué hará si en el beneficio hay una huelga. “¿La reprimiría por la fuerza?” Me dice: “Nosotros estamos aquí por orden del don, pero no lastimamos a nadie. Pero ellos hacen desórdenes.” —y señala a Vilma y Pablo, quienes están hablando con sus afiliados despedidos.  

Unas pocas semanas después, cuando estamos por terminar el último rodaje del documental con los campesinos de ANTA (Asociación Nacional de Trabajadores Agrícolas) en La Florida, un cantón de Texistepeque, uno de los activistas me da la noticia que han matado a Pablo de SICAFE, frente a su casa. De regreso en San Salvador busco a Vilma y le pregunto: “¿Lo mataron por andar con nosotros?” 

“¿Quién sabe? De todos modos, nosotros conocemos el riesgo que corremos...”

No me tranquiliza esta respuesta, para nada.


PABLO VARGAS, su última discusión con 'la autoridad'





Siguiente entrega: jueves 23 enero

Capítulo 35:  Doble Cara 6 / New York (1988)