Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 22 febrero 2022
Estimados amigos:
“Hay que desconfiar de quienes proclaman, con esta certeza que solo exhiben los iluminados, que vivimos un peligro como ningún otro, que damos fin a una era e iniciamos otra, que el cambio -de cualquier nombre- es inminente y de él dependerán las generaciones futuras.
Vivimos en una era de exageraciones, acaso para eludir la insipidez de lo cotidiano, nos fascina imaginarnos en la vorágine de la historia, como si tal cosa existiera. No hay duda que (…) ha sido el propio presidente quien más se ha esforzado en transformar la hipérbola en una de las bellas artes. Ha construido su propia epopeya personal que se sobrepone, desde su llegada al poder, con la del país en su conjunto. Venciendo a todos sus adversarios y triunfando en un sinfín de pruebas, tiene la responsabilidad de vengarse de sus enemigos, reales e imaginarios.
Necesita un enemigo a quien adjudicarle sus tropiezos y fracasos: todos sus críticos, tanto los que se suman entusiásticamente a su hipérbola, como quienes intentan simplemente analizar sus yerros. Es una desgracia autoritaria que el Presidente use todo su poder para desacreditar a sus detractores. En este ambiente putrefacto y corrosivo, no necesitamos más iluminados, sino periodistas y críticos serenos que, basándose en la pura contextualización y análisis puntuales de los hechos, nos revelen las infinitas contradicciones, tropelías, delitos y conflictos de intereses tanto de gobernantes como de opositores y críticos”.
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El que escribió todos los párrafos anteriores es el escritor mexicano Jorge Volpi, y fueron publicadas en su columna reciente en el periódico mexicano Reforma. Me tomé la libertad de tomar prestadas estas líneas de Jorge Volpi – pidiéndole disculpas-, porque me pareció insólito que un escritor mexicano, quien probablemente nunca ha estado en El Salvador, describa tan fielmente nuestros dilemas.
No puedo opinar sobre la realidad mexicana. No la conozco. Pienso que hay diferencias claras con El Salvador. La principal es que el presidente mexicano sí tiene un proyecto político, que le puede gustar a unos y disgustar a otros, pero es un proyecto que, con un poco de disciplina intelectual, se puede discutir políticamente. Esto es lo que Volpi reclama a sus paisanos. En cambio, Bukele sólo tiene un proyecto de poder, que en el fondo no se puede discutir. En El Salvador, la antipolítica ha roto la cultura política y suspendido el debate. ¿Cómo salir de esta situación?
Volpi señala una gran verdad: “No necesitamos más iluminados”. Y es una advertencia principalmente a los liderazgos opositores. Me viene a la mente una frase que describe de otra manera esta situación: “Los gobernantes que tienen visiones necesitan ver a su médico”. No sé si Angela Merkel, la gran dama de la política alemana, inventó esta frase o de dónde la sacó, pero así describió ella su forma de gobernar: administrar con gran arte las contradicciones, de manera pragmática. Estos son los líderes que necesitamos para salir del dilema que Jorge Volpi describe, no a otros locos que creen que pueden salvar al mundo o cambiar la historia. No otro que desecha todo lo que se ha hecho antes de su llegada al poder. La historia no hay que reescribirla, mucho menos desde los tronos del poder, sino que hay que continuarla.
Me salió una carta extraña, que ni siquiera sé a quién va dirigida. Pero leyendo la columna de Jorge Volpi me di cuenta que necesitamos rescatar una cultura política y de debate de altura, y no aceptar la cancha contaminada que el autoritarismo nos marcó.
Por esto, esta carta va para los que quieren recapacitar y rescatar la política.
Saludos, Paolo