Publicado en MAS y EL DIARIO DE HOY, martes 9 febrero 2021
Estimados amigos:
Estamos a las puertas del 9 de febrero, primer aniversario del día que el gobierno de Bukele reveló su verdadera identidad autoritaria. Un año no ha sido suficiente para olvidarnos de la imagen del presidente de la República, escoltado por militares y policías, usurpando la silla y el papel constitucional del presidente de la Asamblea Legislativa. Ni de sus palabras: “Ya ven quién tiene el control aquí…”
El hombre quiere el control total del Estado, por eso necesita obtener el control de la Asamblea. Para tener el control de la Asamblea, necesita que sus partidos marionetas Nuevas Ideas y GANA obtengan 56 diputaciones. Para obtener esa cantidad de diputados, necesita que los que no están de dispuestos a votar por ellos, por el abuso del poder y la corrupción del gobierno, tampoco voten por la oposición. Que se abstengan.
La militarización que se puso en evidencia el 9 de febrero 2020, cuando los militares tomaron control del Salón Azul del Legislativo, ha avanzado durante todo el año que ha pasado desde entonces. En la comisión (por cierto inconstitucional), que el presidente ha instalado para preparar una nueva Constitución, se discute levantar la prohibición que la Constitución y los Acuerdos de Paz dieron a los militares de mezclarse en la política. Se discute también el regreso del servicio militar obligatorio. Ya a esta altura, el presidente hace uso de los dos cuerpos armados de la República, la Fuerza Armada y la PNC, según sus intereses personales y partidarios.
Esta Constitución hecha a la medida de las ambiciones de los hermanos Bukele sólo la podrán imponer si una Asamblea dominada por sus marionetas elige a magistrados de la Corte Suprema dispuestos a alterar (inconstitucionalmente) la composición de la Sala de lo Constitucional, metiendo en ella a magistrados de otras salas, quienes avalarían un proceso inconstitucional de reforma de nuestra Carta Magna. También necesitarán a un fiscal general que permita tal atropello. Para todo esto necesitan el control de la próxima Asamblea. Por eso necesitan que ustedes no vayan a votar.
El 9 de febrero no fue un accidente de nuestra historia, no fue un desliz de un presidente inexperto e impulsivo. Fue el inicio planificado del desmontaje de la independencia de la Asamblea. Ustedes no saben si quieren votar, porque con razones sobradas están hartos de cómo los partidos y muchos diputados han actuado en Asambleas anteriores, sin hacer nada contra la descabellada corrupción de los gobiernos de Tony Saca y Mauricio Funes. Pero la campaña de Bukele no es contra diputados negligentes o partidos corruptos, es contra la esencia misma del parlamentarismo. Es contra la existencia de un órgano del Estado que ejerce contrapeso y control sobre un gobierno cuando abusa de su poder.
Como he dicho en columnas anteriores, la abstención no es una opción. Para preservar la democracia, hay que votar, y en este caso por la oposición, no importa por qué partido. La oposición en su conjunto tendrá la tarea de defender la democracia en la próxima Asamblea, y sólo lo podrá hacer si ustedes votan por los más honestos, valientes y capaces entre los candidatos de los partidos de oposición.
Nos vemos en las filas de algún centro de votación.
Saludos,