Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 6 agosto 2019
Algunos de los masacres en escuelas, cines o shopping malls de Estados Unidos son hechos difusos, parecen locuras al azar, expresiones genéricas de un país enfermo de resentimientos, miedos, violencias.
Pero algunos de estos masacres, como la reciente de El Paso, no tienen nada de violencia difusa, son mensajes absolutamente claros de odio racial contra latinos, o étnico contra migrantes y vecinos mexicanos. Son absurdos los titulares que encuentro en varios periódicos de Estados Unidos o América Latina hoy: “Estados Unidos investiga si matanza en Texas fue crimen de odio a hispanos” (Prensa Gráfica de lunes 5 agosto). No hay nada que investigar, es obvio: el tipo publicó antes que iba a El Paso a matar a mexicanos, como si fuera expedición de caza de conejos o un job de exterminador de plaga.
Aquí el carácter del odio y su blanco, chicanos y mexicanos, es tan claro como su contexto político: el discurso anti migrantes con el cual Trump quiere volver a ganar las elecciones. Ambos Trump y el tirador de El Paso hablan de que Estados Unidos tiene que defenderse de una “invasión” de mexicanos y otros latinos que vienen cruzando la frontera. De esta manera, parece lógico que el tirador de El Paso, quien vive a 10 horas de carro de la frontera, haya atravesado todo Texas para llegar a la frontera Sur, donde hay que repelar esta invasión. En este caso la invasión diaria de ciudadanos de Ciudad Juárez que entran a El Paso por los cruces fronterizos, pasaporte en mano, para ir a trabajar o comprar en El Paso. Por ejemplo al Walmart, donde les esperó el tirador anti invasión.
El móvil es tan claro como en la matanza en las discoteca gay de Orlando hace dos años. Tampoco fue odio difuso, fue odio a homosexuales que llevó al tirador a entrar en el club “Pulse” y ejecutar a 49 jóvenes, la mayoría homosexuales. No tenía ningún sentido preguntarse si esta matanza fue expresión de odio contra una minoría sexual, así como luego de lo El Paso es absurdo preguntarse si en Estados Unidos existe odio contra mexicanos.
Lo que sicólogos, sociólogos -y tal vez criminólogos- tendrán que investigar es el impacto de la coincidencia del discurso del presidente de Estado Unidos con el “manifiesto“ del shooter de El Paso. Cito del New York Times del 4 de agosto:
En la última campaña electoral del año pasado, el presidente Trump reiteradamente advirtió que su país estaba bajo ataque de migrantes marchando sobre la frontera. “Es una invasión”, dijo Trump en un evento electoral. Nueve meses más tarde, un hombre blanco de 21 años es acusado de abrir fuego en un Walmart en El Paso, matando a 20 personas y hiriendo a docenas más, luego de escribir un manifiesto clamando contra la migración y anunciando que su ataque “es una respuesta a la invasión hispana de Texas.“
Lo más absurdo: El Paso siempre ha sido una ciudad latina. ¿Cómo los latinos invaden lo que es suyo?
Saludos,