Podría hoy repetir literalmente la carta que publiqué el 8 de agosto 2018
sobre el primer día del juicio contra la tregua. Porque ayer otra vez
fue el primer día del mismo juicio – de su repetición. En el 2018 lo
perdió la Fiscalía y todos los 19 acusados fueron absueltos, pero logró
que la Cámara anulara el juicio y ordenara su repetición.
Lo espectacular del arranque
del juicio en agosto pasado fue que la Fiscalía presentara dos testigos
prominentes (monseñor Fabio Colindres, el que fue mediador, y el
general Francisco Salinas, el que fue director general de la PNC). Los
fiscales abrieron con ellos para conseguir goles tempranos porque
supuestamente iban a testificar en contra de la tregua y los acusados.
Pero ambos, hablando con todo el peso de su trayectoria, los
defendieron. Por esto le puse 0:2 en el titular.
Exactamente lo mismo pasó ayer. Y era lógico. El mismo juicio, con las mismas acusaciones manipuladas, con los mismos fiscales, con los mismos testigos, con la misma ausencia de pruebas, con los defensores ya prevenidos, ¿en qué va a terminar? En lo mismo.
Exactamente lo mismo pasó ayer. Y era lógico. El mismo juicio, con las mismas acusaciones manipuladas, con los mismos fiscales, con los mismos testigos, con la misma ausencia de pruebas, con los defensores ya prevenidos, ¿en qué va a terminar? En lo mismo.
Aunque los fiscales trataron de
sacarles lo contrario, tanto monseñor Colindres como el general Salinas
establecieron que el proceso de pacificación y reducción de violencia
popularmente bautizado “la tregua” fue una política oficial del
gobierno, conducida por el gabinete de Seguridad, y que tanto el
presidente Funes como el fiscal general (primero Barahona, luego Luis
Martínez) estuvieron informados sobre cada paso de su implementación.
Según monseñor, “la tregua fue exitosa hasta que llegó Ricardo Perdomo
al ministerio de Seguridad…”.
Entonces, si fue así, ¿cómo los
diferentes funcionarios públicos que implementaron este plan pueden ser
acusados de “agrupación ilícita”? ¿Acaso el Gabinete de Seguridad es una
agrupación ilícita?
A monseñor Colindres, que acompañó a
Raúl Mijango (uno de los acusados principales) en sus visitas a los
penales para dialogar con los cabecillas de las pandillas, lo
interrogaron durante más de una hora para encontrar comprobación para el
delito de “introducción de ilícitos a los penales”, pero lo único que
encontraron fue la confirmación que introdujeron pizza y pollo, porque
una reunión alrededor de una mesa con comida siempre crea un ambiente
más propicio para construir confianza. 0:1.
Al general Salinas le querían sacar
la confesión que había perdido el control sobre los dos inspectores de
la PNC que comisionó para participar en el proceso de pacificación y
mediación, y que ellos actuaron y delinquieron por propia cuenta. Pero
lo que le sacaron al general fue que los dos cumplieron complicadas y
peligrosas misiones de inteligencia policial, que sirvieron de mucho
para la dirección de la policía. 0:2.
Raúl Mijango |
Raúl Mijango ya está condenado en otro caso penal (un caso donde interpretaron su labor de mediador entre una empresa y sus extorsionistas como complicidad, a pesar de que esta labor la inició a petición de la empresa). Este caso está en revisión. Ayer lo trajeron al juzgado, siempre en uniforme de interno. Y lo que manifestó a la prensa fue esto: “Me están acusando de haber servido de mediador salvando unas 6 mil vidas. Si de algo estoy orgulloso en mi vida, es de esto. Si por esto voy a estar en la cárcel, así será”.
Todos los que estaban ayer en esta
sala del juzgado especializado A sintieron la repetición como un trámite
tedioso. Hasta los dos fiscales nunca perdieron la cara de aburrimiento
que uno pone cuando le dan una tarea sin sentido.
Va a ser aun más aburrido en los
próximos días, cuando van a desfilar un montón de testigos que ya en la
primera vista pública resultaron incapaces de aportar pruebas.
Se volverá a poner interesante al
final, con dos testimonios: el de “Nalo”, el jefe pandillero convertido
en testigo criteriado estrella de la Fiscalía, y el del único testigo
que llamará la defensa, el general David Munguía Payés. El primero con
un relato sobre teléfonos introducidos al penal que resultará inútil,
porque estos aparatos ni siquiera existen en los registros oficiales de
decomisos y mucho menos como ‘cuerpos de delito’.
Al final, al juez no le quedará otra que absolver a los 19
acusados, porque quedará comprobado que actuaron cumpliendo con una
política oficial de su gobierno y porque no hay ni una sola prueba de
que en este contexto hayan cometido delitos.
Saludos,
Lea también:
Carta sobre el primer día de la vista pública del “caso tregua”: FGR 0-2 Defensa. (Agosto 2018)
Carta al nuevo fiscal general: Hora de corregir (23 abril 2019)
(MAS! y EL DIARIO DE HOY)