sábado, 2 de marzo de 2019

Carta al diputado independiente y Cía.: Paren este maldito populismo legislativo

Estimado Leonardo Bonilla:
Fuiste el primer diputado independiente que entró a la Asamblea. Entraste con el beneficio de la duda, pero supiste ganarte rápido un grado de credibilidad que las fracciones partidarias y la Asamblea como institución han perdido.

Tengo entendido que se trata de restablecer la confianza en el Parlamento y no de buscar destruirlo aún más, como parece ser la agenda del presidente electo.

Si se trata de establecer la confianza en el Legislativo (y por tanto en el sistema de la democracia representativa, pluralista y republicana), entonces no entiendo tu iniciativa de una reducción de la Asamblea de 84 a 60 diputados. No entiendo ni el contenido ni mucho menos la forma de tu campaña.
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Hablemos del contenido. Reducir la Asamblea a 60 diputados puede ser una opción, pero por sí sola no resolverá ninguno de los problemas que causaron que la gente perdiera la confianza en este órgano del Estado. Para revertir esto, hay que mejorar dos cosas: la calidad de la Asamblea y del trabajo de los diputados, y su grado de representatividad.

Un legislador responsable no se monta encima de la frustración y los resentimientos que la gente (con muchas razones legítimas) tiene con la Asamblea. Un legislador responsable no arma un espectáculo preguntando a la gente en la calle si quiere 84 o 60 diputados. Esto es populismo barato. Lo que hay que desarrollar es un debate serio sobre una reforma radical de la Asamblea, que busque construir una manera más directa, transparente y confiable en que la ciudadanía se hace representar. El número de diputados al final puede cambiar, pero esta es la parte menos relevante del asunto. No es el punto de partida.

Primero habría que obligar al gobierno a realizar un censo demográfico confiable, para saber cuántos somos y cómo estamos distribuidos en el territorio nacional.

Luego hay que ver qué distritos electorales necesitamos y cómo hay que delimitarlos para que los diputados se conviertan en representantes directos de una población concreta, no ‘representantes del pueblo’ de manera abstracta. Tener 5 distritos electorales con 12 diputados cada uno, como ustedes proponen, tendrá un impacto diferente sobre la representatividad de los diputados que otro modelo que podría crear 15 distritos electorales (mucho más pequeños, con una población más cohesionada), que serán representados por 4, 5 o 6 diputados cada uno. No es lo mismo ser diputado de Soyapango que de toda la zona paracentral.

Aparte de la cercanía entre los diputados y sus representados hay que tomar en cuenta el mandato constitucional de la proporcionalidad y de la pluralidad política. ¿Cuál es el diseño de los distritos electorales y cuál es el numero de diputados por distrito que garantizan que todas las corrientes ideológicas pueden ser representadas?

Si tuviéramos 84 distritos con 1 diputado cada uno, existe el peligro de que un partido con mayoría relativa (digamos del 35%) gane una mayoría aplastante en la Asamblea. Por más diputados que correspondan a un distrito, mayor pluralidad, pero menor cercanía entre diputados y población representada. Hay que encontrar el modelo que equilibra ambos criterios.

Estas son las cosas que hay que analizar si realmente queremos revertir la pérdida de confianza de la ciudadanía en su parlamento además de una reforma radical del aparato de asesoría de la Asamblea. Hoy es un esquema corrupto e ineficiente y hay que transformarlo en uno profesional. Este es otro debate que no se puede resolver coleccionando firmas en la calle, sino que requiere de mucho análisis y debate. Y tal vez de propuestas y decisiones no tan populares…

Así que Leonardo (y los diputados que se unieron a tu iniciativa), decidan si quieren ganar popularidad surfeando las olas del descontento o si quieren mejorar la política, empezando con una verdadera reforma electoral y de la Asamblea.

Saludos,