Recomiendo que lean con detención una columna titulada “Legado”, que el domingo pasado publicó el colega Cristian Villalta. Es dirigida a quienes podemos pensar que los únicos que han permitido el sistema Tony Saca de corrupción institucionalizada fueron sus cómplices directos. No es así, todos tenemos responsabilidad.
Villalta explica que el alcance de la corrupción solo pudo darse porque el sistema Saca no solo pervirtió al servicio público, sino también a varias industrias claves del país, o por lo menos buenas partes de ellas: la banca, la radiodifusión, la publicidad. Yo agregaría una cuarta: los medios de comunicación.
La muestra se llama Jorge Hernández. Y tal vez tenga otros nombres. Yo no me voy a meter en especular quiénes de nuestros colegas se hicieron cómplices dejándose sobornar y traicionar toda ética periodística. El único que ha sido confrontado con evidencia tan contundente que no le quedó otra cosa que confesar para tratar de salvarse es Jorge Hernández, un periodista y ejecutivo de mucha importancia en el mundo de los medios de comunicación. Tal vez fue el único que se hizo parte de la trama de lavado de dinero. Pero seguramente no el único que traicionó nuestra profesión recibiendo sobornos de Casa Presidencial. En algún momento saldrán ala luz sus nombres, no mediante chambres como ahora, sino con pruebas y -tal vez, ojala- confesiones.

Esta condescendencia ciertamente no ayudó a que como periodistas cumpliéramos a cabalidad nuestra tarea de escrutinio riguroso con el gobierno de Saca. Pero tampoco es el problema principal que hay que señalar autocríticamente.
El problema es que Tony Saca logró corromper los medios. Si periodistas de alta jerarquía recibieron sobornos, es un problema ético (y tal vez judicial) de ellos. Pero que algunas empresas mediáticas hayan permitido que estos pocos malos periodistas a cambio del dinero recibido por CAPRES hayan podido comprometer la línea editorial y la cobertura investigativa de sus medios, es otra cosa y requiere una análisis exhaustivo y autocrítico de nuestro gremio.
Con la información confusa que tenemos hasta ahora, no se puede acusar a nadie más que a Jorge Hernández. Pero esto no nos exima del imperativo de ejercer este análisis autocrítico. Está en juego nada menos que la credibilidad de nuestra profesión.
Saludos,
(MAS! / EL DIARIO DE HOY)