martes, 25 de octubre de 2016

Carta a los trabajadores de Salud: Son tigres de papel, no les tengan miedo

Amigos sindicalistas:
Pensaba que en este país lo había visto todo. Pero la semana pasada llegó el día que vi en televisión una columna de policías antimotines, marcialmente equipados con chalecos, bastones y cascos, tomándose el Hospital Zacamil para disolver una asamblea de enfermeras y médicos, uniformados de batas blancas y armados de estetoscopios. Me habló un amigo, indignado: “Hoy me da pena ser oficial de la PNC. Los antimotines convertidos en antisindicatos, ¿hasta dónde vamos a llegar?”. La única vez anterior que este amigo me había dicho que le daba pena ser policía fue cuando Howard Cotto había dicho en televisión que los policías investigados por la masacre de San Blas solo habían cumplido su deber.

El día siguiente, escuché a Violeta Menjívar, ministra de Salud, decir que al seguir las protestas en los hospitales “pueden haber despidos de acuerdo a la legislación y puede haber disolución de sindicatos”. Tuvo que llegar al despacho ministerial una integrante de la Comisión Política del FMLN para que amenazara a disolver los sindicatos. No recuerdo haber escuchado esta amenaza de boca del ministro de Salud en la época de las ‘huelgas blancas’ en tiempos de Paco Flores. Tampoco me recuerdo haber visto operativos de antimotines contra sindicalistas dentro de los hospitales…

El 6 de marzo 2000, la UMO chocó con sindicalistas del Seguro Social que se habían tomado una avenida capitalina, pero ahora la PNC recibió ordenes de operar contra sindicalistas adentro de un hospital.

Como todos sabemos, el conflicto es sobre el escalafón. Aunque legalmente está obligado, el gobierno del FMLN se niega a pagarlo a los trabajadores de Salud, alegando que no hay fondos. Los trabajadores protestan, reclaman sus derechos, y el gobierno les manda la UMO y hace una amenaza contra algo que en toda su historia ha sido sacrosanto para el FMLN: la libertad sindical. El uso represivo de los cuerpos de Seguridad contra huelgas y la falta de libertad de organización sindical han sido motivo para miles de trabajadores a incorporarse en las filas de la insurgencia en los años 70 y 80. Cuesta creer que sean dirigentes del FMLN quienes como la ministra de Salud y el director general de la PNC, respectivamente, manden antimotines a disolver asambleas sindicales.

Pero hasta ahora, todo ha quedado en gestos machistas y amenazas. Los antimotines no han pasado de algunos empujones a realmente golpear o arrestar a sindicalistas. Y ningún sindicato ha sido disuelto. No es por decencia que este gobierno del FMLN no pasa la raya entre la amenaza y la represión contra los sindicatos. Es por cobardía.

Son tigres de papel, no les tengan miedo. Ustedes tienen la razón, tienen el apoyo de los demás trabajadores del servicio público. Hasta a los policías les da asco recibir órdenes de reprimirlos. Ustedes tienen al FMLN en el peor de los mundos: confrontados con lo que fue, durante décadas, su principal base social.

Si ustedes aprietan con suficiente paciencia y sabiduría, este gobierno va a ceder. Saludos,


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(MAS!/El Diario de Hoy)