lunes, 19 de enero de 2015

"Reafirmamos nuestro compromiso adquirido en el 2012 de buscar formas de reducir la violencia en nuestro país."

El 17 de enero pandilleros del la pandilla 18/Revolucionarios me hicieron llegar este texto así como está, sin fecha, sin firma, sin encabezado, y me comunicaron que se trata de la carta que ellos habían hecho llegar a la comitiva del Secretario General de Naciones Unidas en su visita a la colonia IVU, el día sábado 17 de enero 2015. El representante de Naciones Unidas en El Salvador, Roberto Valent, me confirmó que esta carta fue recibida por la comitiva del Secretrario General, así que hay que suponer que le fue entregado.
Lo que pude averiguar es que este texto es idéntico al borrador de una comunicado que se estaba discutiendo entre las diferentes pandillas para lanzarlo como posición conjunta, como ha pasado con numerosos comunicados conjuntos. Según los pandilleros que me hicieron llegar el texto, el comunicado goza del consenso con las demás pandillas, incluyendo MS-13 y Barrio 18/Sur. Hasta la fecha no he podido confirmar esto con fuentes independientes. (Paolo Lüers)
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Han pasado 18 meses desde que, en junio del año 2013, el gobierno dio la espalda al proceso de reducción de la violencia. Durante estos 18 meses, el promedio diario de homicidios ha sido de 9.3. Ahora llega cerca de 15 muertos al día. Durante los 15 meses anteriores, entre marzo 2012 y mayo 2013, cuando el gobierno facilitó la tregua y apoyó la mediación, habíamos logrado bajar el promedio diario de homicidios a algo entre 5 y 6 al día.

Estos son los números que no mienten. Por muchos de los homicidios adicionales en los últimos 18 meses las tenemos que asumir la responsabilidad nosotros, las pandillas salvadoreñas. Pero el aumento no se debe a una decisión deliberada nuestra, sino a nuevas circunstancias: la disminuida capacidad de los mediadores, sus equipos, y las ranflas de nuestras pandillas para desarrollar métodos no violentas para resolver conflictos entre las nuestras pandillas en el territorio, dentro de cada una de la pandillas, entre los pandilleros y las comunidades, y entre pandillas y las fuerzas de seguridad del estado. También se debe a reanudadas prácticas represivas por parte de las fuerzas de seguridad, al surgimiento de comandos de exterminio. Y también han aportado al aumento de la violencia la disminuida capacidad de los mediadores de evitar respuestas violentas de nuestras pandillas en el territorio.

De esta manera se ha reanudado una escalada de violencia, que durante los 15 meses anteriores habíamos logrado parar, cuando el diálogo entre las pandillas, con los mediadores y con otros representantes de la sociedad civil, alcaldes y liderazgos comunales estaba funcionando sin boicot del gobierno.

Hemos observado que muchos sectores se han incorporado al Consejo de Seguridad Ciudadano, con la buena intención de retomar, esta vez con más respaldo de la sociedad, un diálogo en pro de la paz. Sin embargo, este diálogo hasta la fecha no ha producido resultados, y francamente no pensamos que dará frutos, mientras se siga excluyendo de este diálogo no solamente a nosotros sino incluso a los mediadores.

Las discusiones entra las distintas pandillas, tanto en los penales como en los territorios, por las restricciones que el gobierno impone a la mediación se han vuelto mucho más complicados y toman mucho más tiempo. Sin embargo, nosotros nunca hemos revocado nuestra disposición declarada en numerosos comunicados y respaldado con hechos y gestos, de ser partícipes de la solución a la violencia que agobia nuestro pueblo. En este espíritu aun en las condiciones tan adversas al diálogo hemos logrado los siguientes acuerdos:

1.     Reafirmamos nuestro compromiso adquirido en el 2012 ante el pueblo, las Iglesias, los mediadores y la OEA de buscar formas de reducir la violencia en nuestro país.
2.     Para poder contribuir a la reducción de la violencia, junto con todos los sectores dispuestos a construir un proceso de paz, es indispensable una mediación de personas que ya han comprobado su independencia tanto del gobierno como de nosotros. Solicitamos al Consejo de Seguridad Ciudadana, en el cual está representado el gobierno y la fiscalía, que tomen los acuerdos necesarios para volver a habilitar mecanismos adecuados de mediación.
3.     Nosotros no aspiramos a tener representación en el Consejo, ni a abrir negociaciones con el gobierno. Aspiramos que los sectores dentro del Consejo que tienen capacidad y disposición al diálogo con nosotros lo puedan volver a abrir sin represalias ni persecuciones, y que de esta manera puedan influir en las discusiones y recomendaciones del Consejo.
4.     Como gesto de nuestra buena voluntad nos comprometemos que las pandillas se van a abstener de interferir con el libre voto de los ciudadanos, incluyendo en las comunidades donde tenemos presencia, en las elecciones de alcaldes y diputados en marzo del 2015. Nuestros miembros, nuestras familias y nuestras bases sociales van a hacer uso de su derecho de votar, pero no van a usar su influencia en las comunidades para beneficiar ni para afectar negativamente a ningún candidato o partido.
5.     Si el gobierno, la empresa privada, las ONGs, las fundaciones y la cooperación internacional están dispuestos a invertir en la transformación de los barrios y las comunidades hasta ahora marginados del desarrollo, mejorando la infraestructura, la educación, la salud y creando oportunidades de incorporación en la vida productiva, van a encontrar por parte de las pandillas ningún obstáculo sino colaboración. Queremos ser parte constructiva de este proceso de transformación. Para esto, repetimos, buscamos el diálogo.
6.     Al gobierno solicitamos repensar los planes operativos de sus fuerzas de seguridad, para que no sigan abonando a la escalada de los enfrentamientos entre policía y pandilleros. Si vemos disposición por parte de las fuerzas de seguridad de revisar sus tácticas represivas violentas, incluyendo contra nuestras familias, nosotros sabremos responder con medidas nuestras para reducir los enfrentamientos violentos con fuerzas de seguridad, así como hicimos entre marzo 2012 y mayo 2003.
7.     A la población, sobre todo en las comunidades donde tenemos presencia, reiteramos nuestra voluntad de duplicar los esfuerzos para construir condiciones para la convivencia pacífica y la solución de conflictos mediante el diálogo, con apoyo de la mediación, las iglesias y los alcaldes.

Estos acuerdos han sido discutidos y consensuados por nuestra gente de las distintas pandillas, tanto en los penales como en las comunidades, con apoyo de los pocos que todavía mantienen vivo la mediación entre nuestras pandillas y entre nosotros y las comunidades. Con este comunicado nos dirigimos a las comunidades, a la opinión púbica, a todos los sectores representados en el Consejo, y al gobierno.

Esta es nuestra invitación a un diálogo constructivo e inclusivo. No queremos interferir con la labor del Consejo, queremos complementarlo para que produzca resultados a favor del pueblo que sabemos que está cansado y frustrado de la nueva escala de violencia.