No sólo el Frente está hablando de hacer
irreversible los cambios, también el presidente saliente de la República. Lo
que es un poco absurdo. Porque para el FMLN, hacer irreversible los cambios, significa
profundizarlos, radicalizarlos. Y esto significa: Hacer lo que no pudieron
hacer en estos últimos 5 años por las restricciones e indecisiones ideológicas
de sus compañeros de viaje como Funes, los Cáceres, Mecafé, Alex Segovia. Con
Funes no se pudo meter al país al ALBA dirigido por Cuba y Venezuela.
Gobernando con este tipo de gente no se pudo negociar con Venezuela el
“refinanciamiento” de la deuda internacional de El Salvador, o sea que
Venezuela compre la deuda y mandemos al carajo al BID, al Banco Mundial, a la
ley de Asocios Públicos Privados, y al tal Asocio del Crecimiento, con que
andan jodiendo todos los días la embajadora gringa y los empresarios
salvadoreños - o sea, no pudieron romper con todo lo que impide que “el cambio”
sea irreversible...
Y ahora el mismo Funes y su ideólogo Alex
Segovia, pidiendo que la gente, con su voto, vuelva irreversibles “el
cambio”...
Tal vez no todos que como loros repiten
la frase del cambio irreversible entienden que pedir cambios irreversibles es
contrario a la esencia de la democracia. En democracia, siempre tiene que estar
abierta la posibilidad que la oposición se convierta en gobierno, y que las
políticas públicas sean corregidas y, cuando sea necesario, sustituidas y
revertidas. Este es el principio sagrado de la alternancia democrática: Nada es
irreversible.
Lo que los dirigentes del FMLN están
diciendo es: Cinco años no eran suficientes para hacer
irreversibles “el
cambio”, mucho menos con una Sala de lo Constitucional que tan tercamente
defiende la Constitución – por esto necesitamos 5 años más (y un presidente que
a la hora de la verdad no se ahueve) para tomar control de las instituciones,
remover los obstáculos, y hacer irreversible los cambios.
En la vecina Nicaragua “el cambio” ya es
irreversible. Por lo menos ya no es reversible por mecanismos institucionales y
por voluntad electoral, porque ya no existe institución, corte, policía,
fiscalía independientes que ejercen control sobre el poder. En Nicaragua, Cuba
y tal vez en Venezuela, ya no existen maneras pacíficas de revertir “el cambio”
cimentado por gobiernos que no creen en la alternabilidad, sino en lo
irreversible de sus políticas. En estos países, los regimenes o tienen que
colapsar, o los pueblos tienen que insurreccionarse.
Ojo, yo no estoy en contra de cambios.
Por lo contrario, necesitamos mucho más cambios, reformas, renovaciones. Pero
que a nadie se le ocurra a manipular la institucionalidad del país para volver
irreversibles sus políticas. El cambio siempre tiene que ser posible, incluso
para corregir o revertir los cambios del gobierno anterior. El cambio es
permanente - o se vuelve autoritario y dictatorial.
Así que a cualquiera que coquetea con la
idea de “cambios irreversibles” le digo: Cuidado con lo que deseas, podría hacerse
realidad...
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)