lunes, 2 de septiembre de 2013

Carta al candidato presidencial del FMLN

Estimado profesor Salvador Sánchez Cerén:
Escuché con mucho interés su presentación del programa de gobierno en la Convención del FMLN. Muchas propuestas, demasiadas promesas, como en toda campaña electoral. Hasta ahí, nada fuera de lo común.
Hasta que su discurso al fin llegó al punto medular: ¿Cómo financiar todo esto? Usted explicó las tres fuentes: 1) Mayores ingresos tributarios del Estado debido al crecimiento económico que un gobierno del FMLN piensa provocar; 2) Ahorro en el gasto público, reduciendo la corrupción y mejorando la administración; y 3) 640 millones de dólares extra que, según usted, el Estado va a tener cada año a raíz del ingreso de El Salvador a Petrocaribe.

Veamos la cuenta que usted hizo: Si nos afiliamos a Petrocaribe, Venezuela nos cobrará sólo el 60% de la gasolina que nos vende, el restante 40% es crédito a 25 años. Entonces usted, el profe, saca la cuenta: La factura petrolera anual de El Salvador es de 1.600 millones de dólares. 40% de este total son 640 millones, que el gobierno, según su matemática, tendrá “para invertir cada año” en educación.

Vaya matemática. Vaya economía...

Lo que usted no dijo es: Para que existan estos 640 millones de “ahorro para inversiones sociales”, El Salvador tendría que comprar toda su gasolina a Venezuela. Para asegurar esto, y sobre todo para asegurar que este 40% de la factura petrolera quede en manos del gobierno, el FMLN tendría que nacionalizar la importación de gasolina. O sea, el mismo Estado tendría que comprar la gasolina de la estatal venezolana PDVSA y revenderla a los distribuidores que operan en el país. Los distribuidores pagarían al Estado el 100%, pero este solamente liquida a PDVSA el 60% y se queda con el 40%, o sea con los 640 millones anuales con los cuales usted quiere financiar sus promesas electorales.

Hay que decirlo con transparencia, candidato: Aquí solo hay dos opciones para que ustedes se queden con los famosos 640 millones, y ambas tienen serias consecuencias que hay que explicar a la gente. La primera opción se llama nacionalización: el Estado asume la importación de la gasolina, para quedarse con el 40% de la factura petrolera y gastárselo - en este caso ustedes estarían aumentando la deuda del país anualmente por 640 millones. Porque los venezolanos no regalan gasolina, la venden a crédito. Ojo, estamos habando de endeudar al país sin autorización ninguna de la Asamblea.

La otra opción es la mafiosa a la nicaragüense. Ortega no nacionalizó la importación del combustible, sino la privatizó - pero a su favor. Crearon una empresa privada parecida a Albapetroleos de El Salvador, que en Nicaragua se llama Albanisa. Esta empresa, controlada por Ortega, importa la gasolina, se queda con el 40%, pero ni un centavo de este dinero entra al arca del Estado. Se convierte en la caja chica de la familia Ortega, y con esto financian la mayor parte del gasto social, aparte de sus empresas familiares. Es el sistema más perverso imaginable: Los pobres reciben subvenciones, pero no del Estado, sino del partido, del caudillo, de “la revolución”... Así se explica el poder político y económico del partido de gobierno y, muy en particular, de la familia Ortega.

Entonces, candidato, ¿cuál de los dos modelos tienen ustedes en mente? ¿Nacionalización o privatización a favor de Albapetróleo, o sea de la cúpula del FMLN?

A ver si en un próximo discurso usted repase la suma y resta y explique cómo de la nada piensa producir 640 millones.

Saludos, Paolo Lüer
(Más!/EDH)