Escuché con mucho interés su presentación del programa de gobierno en la Convención del FMLN. Muchas propuestas, demasiadas promesas, como en toda campaña electoral. Hasta ahí, nada fuera de lo común.
Hasta que su discurso al fin llegó al
punto medular: ¿Cómo financiar todo esto? Usted explicó las tres fuentes: 1)
Mayores ingresos tributarios del Estado debido al crecimiento económico que un
gobierno del FMLN piensa provocar; 2) Ahorro en el gasto público, reduciendo la
corrupción y mejorando la administración; y 3) 640 millones de dólares extra
que, según usted, el Estado va a tener cada año a raíz del ingreso de El
Salvador a Petrocaribe.
Veamos la cuenta que usted hizo: Si nos
afiliamos a Petrocaribe, Venezuela nos cobrará sólo el 60% de la gasolina que
nos vende, el restante 40% es crédito a 25 años. Entonces usted, el profe, saca
la cuenta: La factura petrolera anual de El Salvador es de 1.600 millones de
dólares. 40% de este total son 640 millones, que el gobierno, según su
matemática, tendrá “para invertir cada año” en educación.
Vaya matemática. Vaya economía...
Lo que usted no dijo es: Para que existan
estos 640 millones de “ahorro para inversiones sociales”, El Salvador tendría
que comprar toda su gasolina a Venezuela. Para asegurar esto, y sobre todo para
asegurar que este 40% de la factura petrolera quede en manos del gobierno, el
FMLN tendría que nacionalizar la importación de gasolina. O sea, el mismo
Estado tendría que comprar la gasolina de la estatal venezolana PDVSA y
revenderla a los distribuidores que operan en el país. Los distribuidores
pagarían al Estado el 100%, pero este solamente liquida a PDVSA el 60% y se
queda con el 40%, o sea con los 640 millones anuales con los cuales usted
quiere financiar sus promesas electorales.
Hay que decirlo con transparencia,
candidato: Aquí solo hay dos opciones para que ustedes se queden con los
famosos 640 millones, y ambas tienen serias consecuencias que hay que explicar
a la gente. La primera opción se llama nacionalización: el Estado asume la
importación de la gasolina, para quedarse con el 40% de la factura petrolera y
gastárselo - en este caso ustedes estarían aumentando la deuda del país
anualmente por 640 millones. Porque los venezolanos no regalan gasolina, la
venden a crédito. Ojo, estamos habando de endeudar al país sin autorización
ninguna de la Asamblea.
La otra opción es la mafiosa a la
nicaragüense. Ortega no nacionalizó la importación del combustible, sino la
privatizó - pero a su favor. Crearon una empresa privada parecida a
Albapetroleos de El Salvador, que en Nicaragua se llama Albanisa. Esta empresa,
controlada por Ortega, importa la gasolina, se queda con el 40%, pero ni un
centavo de este dinero entra al arca del Estado. Se convierte en la caja chica
de la familia Ortega, y con esto financian la mayor parte del gasto social,
aparte de sus empresas familiares. Es el sistema más perverso imaginable: Los
pobres reciben subvenciones, pero no del Estado, sino del partido, del
caudillo, de “la revolución”... Así se explica el poder político y económico
del partido de gobierno y, muy en particular, de la familia Ortega.
Entonces, candidato, ¿cuál de los dos modelos
tienen ustedes en mente? ¿Nacionalización o privatización a favor de
Albapetróleo, o sea de la cúpula del FMLN?
A ver si en un próximo discurso usted
repase la suma y resta y explique cómo de la nada piensa producir 640 millones.
Saludos, Paolo Lüer
(Más!/EDH)