domingo, 29 de enero de 2012

Nuevamente, Observador Electoral


Nuevamente, Observador Electoral

Esta aventura del Observador Político nació como Observador Electoral. En marzo del 2008, faltando un año a las elecciones de marzo 2009, Fabricio Altamirano nos convocó para invitarnos a un proyecto especial del Diario: cinco analistas observando casi a diario el proceso electoral. Un proyecto donde quedan superadas las reglas y limitaciones de las paginas editoriales. Cada uno de nosotros puede escribir cuando quiere, sobre el tema que escoja, en el tamaño que estime necesario. Si un día varios de los observadores mandan artículos, los editores los tienen que acomodar para el día siguiente.

Y así acompañamos el largo y complejo proceso electoral: la selección de los candidatos, los debates internos de los partidos, los programas de gobierno, sus campañas, las encuestas, los ataques, los debates, los resultados y la formación del nuevo gobierno. Se institucionalizó una reunión-almuerzo semanal de los cinco observadores con los directores y editores del Diario: un foro permanente de debate y análisis que ha nutrido no sólo las columnas de cada uno, sino también la cobertura política del periódico.

El proyecto Observadores Electorales fue tan exitoso que el periódico y los cinco analistas llegamos a la misma propuesta, una vez que pasó la coyuntura electoral: Hay que convertir a los Observadores en una institución permanente. Y así lo hicimos, bajo el nombre Observadores Políticos. Los mismos 5 analistas seguimos observando, cada uno desde su punto de vista y desde su experiencia histórica, la política del país. Para mi, un desafío muy interesante, por la calidad de mis colegas, por la creciente exigencia de los lectores, por la confianza que el medio deposita en nosotros de ser generadores de la superación periodística-intelectual del periódico - y de su transformación en una medio más democrático, plural y profesional.

El formato de Observadores, la cantidad y rapidez de nuestras reacciones a los hechos, seguramente nos ha llevado a publicar posiciones cuestionables, a veces prematuras. Pero asumimos este riesgo, con tal que logremos una incidencia mucho más directa en el debate nacional y la toma de decisiones. Mucho más directa que el formato clásico de la columna editorial permite. Con el riesgo de equivocarse, por supuesto.

Ahora que nos acercamos nuevamente a unas elecciones quiero retomar el formato y el enfoque original de Observadores Electorales: un escrutinio sistemático del proceso electoral, sus actores, los debates, las campañas, los procesos internos de los partidos... Estas elecciones de marzo 2012 tal vez no sean tan trascendentales como las del 2009, pero sí merecen la máxima atención.

En estas elecciones se va medir el éxito o el temprano fracaso del proyecto de cambio que en el 2009 ganó las elecciones con un margen estrecho, pero ganó y asumió al gobierno y la conducción del órgano legislativo.

En estas elecciones se va a medir si los ciudadanos rechazan o aprueban el surgimiento de una supuesta ‘nueva derecha’ que se ha venido agrupando alrededor del ex-presidente Toni Saca y del actual mandatario Mauricio Funes.

En esta elecciones se va a mostrar si los votantes aceptan la correlación actual de fuerzas en la Asamblea Legislativa, que no es expresión de su voluntad sino de maniobras post-electorales. O si los votantes van a insistir en establecer el equilibrio entre gobierno y oposición.

En esta elecciones se va a decidir si el camino de renovación dentro de ARENA va a agarrar fuerza o estancarse, o sufrir incluso reveses. Vamos a ver si los votantes van a preferir a los candidatos areneros más liberales o a los más conservadores.

Lo mismo va a pasar con el FMLN, aun en menos escala y con menor claridad, porque el partido ha hecho todo lo posible para evitar que los ciudadanos puedan usar su voto para influir en el debate interno y en el rumbo del partido. El debate interno casi no trasciende afuera de los círculos de dirección, y sus candidatos no proyectan posiciones diferentes dentro del Frente.

Estas elecciones además se están convirtiendo en un plebiscito sobre la disyuntiva: Voto por bandera contra voto por persona; voto por listas partidarias o voto por candidatos con su propias trayectorias y propuestas. El Frente promueve el voto por la bandera, Arena y la mayoría de la sociedad civil el voto por persona. Si la gran mayoría hace uso del voto por persona, el camino está abierto hacía una reforma electoral más profunda y más democrática. Si la mayoría se queda con el tradicional voto por la bandera, lo más probable es que la reforma  electoral se muere. Puede incluso retroceder.

Habrá mucho que observar.
(El Diario de Hoy)