martes, 1 de noviembre de 2011

Carta a los votantes

Estimados amigos:
Por más que los partidos, la Asamblea, el Tribunal Electoral y la Corte Suprema hagan para complicar las próximas elecciones para diputados, ¡no se dejen confundir!

Dicen que esta vez será demasiado complicado el voto. ¡Mentira! Es muy sencillo: Simplemente no voten por bandera, sino voten por una persona. Voten por un candidato, con nombre, apellido y cara.
No importa cómo al final quede la ley electoral; no importa cómo quede al final la sentencia de la Corte; no importa lo que diga el Tribunal Electoral - y muchos menos importa lo que le digan los partidos: Usted vota por el candidato que le gusta, no por la bandera del partido.

Todavía no sabemos cómo queda al final el mecanismo del conteo de voto. Existe el peligro que los partidos que insisten en el voto por la bandera se salgan con la suya y consigan que todos los votos por bandera sean votos a favor de los primeros candidatos en su lista. O puede ser que la Sala les corrija la plana y sólo entren los candidatos que más votos personales obtienen.

Pero lo que ya sabemos es: Existe, por primera vez, la opción de votar por el candidato de nuestra preferencia. Entonces, ¡háganlo! 

No importa cuál partido usted prefiere, debe haber dentro de sus candidatos algunos que le caen mal y que no han hecho bien su trabajo, y otros que les inspiran confianza. Voten por el que más confianza le inspire. Punto.

Así que no importa lo que lean en los periódicos, no se dejen confundir. No permitan que enreden una cosa muy simple: Vamos a votar por personas.

Los partidos que decidan pedir el voto por bandera, que se jodan: No voten por ellos.

Los candidatos que se esconden detrás de una bandera y no quieren dar la cara, ¡que se jodan! No voten por ninguno de ellos. Voten sólo por los candidatos que apoyan el voto por persona. 

Candidatos que sólo repiten el programa de su partido, como si fueran loros, ¡que se jodan! No voten por ellos. Sólo voten por candidatos que presentan propuestas, principios y voluntad de escuchar a los ciudadanos.

No hay pierde.

Saludos, Paolo Lüers
(Más!)