jueves, 3 de noviembre de 2011

Guardaparques e Investigación


Escrito por Carlos Martín hace casi 25 años en Argentina y sigue completamente valido para El Salvador actual...

Es indudable que el personal destacado en las áreas posee un importante bagaje de saber empírico, pero también es cierto que una parte considerable de esa información no suele incorporarse al proceso de gestión y  manejo. Es muy frecuente que los guardaparques sean los únicos que habitan en forma permanente en zonas remotas, con problemas de acceso, aprovisionamiento, comunicación, etc., pero esta presencia en el terreno aún no ha sido capitalizada en términos de la valiosa información técnica que permitiría obtener.

Incrementar la vinculación de los guardaparques con la investigación y el manejo técnico de las áreas, requiere  reconocer la importancia del producto a obtener y la necesidad de utilizar más abarcadamente y con mayor eficiencia los escasos recursos disponibles. La etapa siguiente estaría centrada--o al menos así ha ocurrido en Argentina en encontrar mecanismos y formas realistas y equilibradas que permitan establecer un nexo sólido y            estable. En este sentido hace unos años se llegó a idealizar una situación en la que los guardaparques estarían incluso habilitados para llevar a cabo sus propios proyectos de investigación. Por diversas razones la experiencia colapsó rápidamente (implicaba una distorsión de la función primaria, el personal carecía también de los medios y del asesoramiento profesional que requería el desarrollo de la experiencia).

Así, salvo casos aislados, el hecho de incluir la investigación como una de las funciones de los guardaparques es algo poco practicable dada la situación latinoamericana. La vinculación a la que me refiero es mucho más elemental, y está basada en la convicción de que puede obtenerse importante información acerca de lo que está pasando en los sistemas ecológicos, su estado de conservación, impactos, cambios, situación de componentes críticos, etc., de modo que ello complemente pero no interfiera con las funciones básicas y primarias de patrullaje, fiscalización o extensión, que tienen a su cargo los guardaparques.
            
Un trabajo técnico previo, realizado con una buena dosis de sentido común y práctico, es indispensable para desarrollar mecanismos apropiados y factibles que conduzcan a resultados exitosos.

La toma de datos debe priorizarse para cada área; la sistematización a través de la elaboración de planillas guía para toma de datos es esencial para homogeneizar la información y orientar la observación hacia lo que se estime más relevante; el monitoreo debe programarse y diseñarse cuidadosamente según los objetivos que se persigan; pequeñas guías de identificación de signos de la fauna o de especies u otros indicadores serán necesarios para asegurar o aumentar la confiabilidad de la información; un breve entrenamiento de campo de personal participante también aumentará la eficacia del proceso.

Algo fundamental es prever y organizar el destino de la información a obtener: quién, cómo y dónde se archivará; con qué periodicidad se analizarán los datos obtenidos; quién será el interlocutor técnico de los guardaparques durante el proceso; qué mecanismos de retroalimentación o devolución se prevén para mantener informado al personal acerca de los avances o resultados obtenidos. La capacitación también debería cumplir un papel importante en este proceso. No es sencillo ni espontáneo el hecho de extraer información de la naturaleza. Producir un salto cualitativo en la capacidad de observación del personal requerirá un paulatino esfuerzo de capacitación, orientado a reforzar conceptos ecológicos elementales, a incorporar los indicadores como una herramienta básica de trabajo, a conocer y practicar métodos básicos de monitoreo, etc.

No obstante esta larga lista de condiciones se trata en esencia de un proceso sencillo y de muy bajo costo, que  puede implementarse gradualmente comenzando con tareas muy simples como el monitoreo fotográfico de procesos de recuperación, la elaboración de planillas guía para tomar datos de especies críticas, o la instalación de algunas transectas para el monitoreo permanente de cambios de fauna o vegetación.

Queda mucho por andar, pero construir estos "puentes" está realmente a nuestro alcance. No se trata de proyectos ambiciosos ni costosos, es por el contrario una forma de obtener mayor rédito de nuestros sistemas operativos actuales. El esfuerzo que demande poner en marcha estos procesos es de todos modos muy poco frente a la multiplicación de conocimientos que significaría."

Fuente: “La investigación en las áreas protegidas”, por Carlos Martín (Jefe de Investigación Ecológica del Parque  Nacional Nahuel Huapi, Argentina). Flora, Fauna y Áreas Silvestres Año 1, No. 3: 11 – 14. 1987 (FAO, Oficina Regional, Santiago, Chile).