Nunca he visto a un dirigente del FMLN llorar en público. Ya era tiempo. Esta escena de abrazos, lágrimas y chillidos suyos en Apopa, cuando el politburó de su propio partido te mandó a desbancar frente a tus fieles activistas, casi me rompió el corazón.
Casi. Si las lágrimas las hubieras derramado por otra cosa que no sea un pleito por un cargo, por ejemplo por la interminable serie de asesinatos en tu municipio, me hubiera conmovido.
Pero todos sabemos de qué se trata: una vez que ya no sos alcaldesa de Apopa, ya no puedes ser vicepresidenta da Albapetróleo – ¡y eso sí duele! De todos modos tus camaradas ya te sacaron de la dirección del partido. Claro que duele a una fiel soldada... Y ahora la alcaldía, y mañana Albapetróleo, ¿qué hiceste mal para que te quiten todos los cargos y carros?
O tal vez estabas pensando, en un momento de vulnerabilidad humana, en todo lo que no has hecho para Apopa; que ya no serás vos la que traerá seguridad a las colonias de Apopa. Quizás te acordaste de las grandes ilusiones, con las cuales comenzaste tu carrera dentro del FMLN y como alcaldesa.
Ilusiones perdidas. Y ahora que al fin, luego de años de sacrificio, están en el poder, te excluyen...
Ilusiones perdidas. Y ahora que al fin, luego de años de sacrificio, están en el poder, te excluyen...
Pobrecita, Luz Estrella. Ni modo. La disciplina partidaria no se discute. Si el partido necesita tu alcaldía para alguien del Partido Comunista, el partido sabrá, aunque tu como individuo no lo entiendes. El partido no se equivoca, ¿no es esto que te han inculcado?
Así que no llorés, Luz Estrella. Algún huezo te derán.
Saludos, Paolo
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