Querida Bony:
Hoy te informaron que varios de los presos políticos, entre ellos uno comparte condena y prisión con tu esposo, están saliendo libres... Bueno, con libertad condicional, mientras logren comprobar la gravedad de sus enfermedades.
Hugo Chávez, impactado por su propia experiencia con el cáncer, dio la orden de revisar los casos de los presos políticos enfermos – ¡y fiscalía y jueces inmediatamente cumplieron! Tanto sobre la independencia de las instituciones judiciales...
Pero como vos dijiste: Así como Chávez está acostumbrado a ordenar que te encarcelan, con una palabra en cadena nacional te libera...
Pero no te informaron si tu esposo será uno de los beneficiados de la nueva sensibilidad que Hugo Chávez muestra para con los enfermos, aunque sean contrarrevolucionarios, como él tilda a los disidentes y opositores presos. Tu esposo no tiene cáncer, como los primeros dos presos puestos en libertad. ‘Solo’ tiene jodida la espalda a raíz de un accidente de paracaidista, y ‘solo’ ha pasado siete años sin que el Servicio Bolivariano de Inteligencia le haya permitido someterse a exámenes y tratamientos.
Yo vi la alegría en tu cara cuando me contaste de la libertad de unos de los compañeros de tu esposo, que tiene cáncer de próstata. Y vi la tristeza cuando me dijiste que a lo mejor Iván, tu esposo, no era suficientemente enfermo para recibir la generosidad presidencial que decide en Venezuela sobre libertad o encarcelamiento de muchos opositores.
Bony, escribo estas líneas porque te admiro. Admiro cómo de víctima te has transformado en dirigente de la oposición, en un dolor de huevo para el régimen.
Saludos, Paolo Lüers