sábado, 27 de marzo de 2010

Carta al presidente Funes

Estimado señor presidente:

Le escuché decir en televisión: “No hay ni una sola decisión de este gobierno que no esté basada en el legado de monseñor Romero.”

Vaya. Es una cosa que el presidente, en su discurso de toma de poder, declare que Monseñor Romero será la “guía espiritual” de su gobierno. Otra cosa diferente es que cada una de las decisiones del gobierno esté tomada siguiendo el ejemplo del maestro.

Esto provoca algunas preguntas: ¿En cuales de los principios que encarnó Oscar Arnulfo Romero usted habrá basado su decisión de nombrar como presidente de la Lotería Nacional a un señor con reputación de abusador de sus colaboradoras?

¿En qué homilía de monseñor Romero se ha inspirado, señor presidente, cuando exigió a su secretaria de Cultura que despidiera a su director de Artes para nombrar a un amigo de su esposa? ¿Y realmente estaba pensando en monseñor cuando, al no acatar ella esta orden, la despidió?

¿Se habrá sentido muy cercano a su ‘guía espiritual’ cuando tomó la decisión de no investigar casos de corrupción del gobierno Saca?

¿Habrá pensado en Oscar Arnulfo Romero su canciller Hugo Martínez cuando no hizo caso a la solicitud del vice cónsul en San Francisco de dejarlo unos meses más en su cargo mientras su hijo se someta a una operación de corazón?

¿El “compromiso preferencial con los pobres” le habrá guiado cuando autorizó varios millones de dólares para la remodelación de la residencia presidencial, de la residencia del vicepresidente y de la casa del lago Coatepeque?

¿Cuál parte del legado ético de monseñor le inspiró a mantener como presidente de la CEL al hijo de Nicolás Salume, quién tan generosamente le había proporcionado una mansión para vivir dignamente... y 3 millones de dólares para su campaña?

Para mi, cometer errores es humano. Sólo el que no hace nada, no comete errores. Lo que le quiero reclamar no son los errores que ha cometido, sino más bien la manera como usted se declara infalible, diciendo cosas como “No tenemos el derecho de errar en el camino” o esta frase más reciente que cada una de las decisiones de su gobierno está basada en el legado de Monseñor Romero.

Oscar Arnulfo Romero no merece este abuso de su nombre.

Paolo Lüers

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