Algunos chistosos están comparando las primarias de ARENA con la elección de Mister El Salvador. ¡The show goes on: ronda de finalistas!
Nada que ver. Ningún evento de belleza puede ser tan mal puesto en escena como la presentación pública de los cinco contendientes areneros. No había ninguna dinámica, todo era tieso, mal actuado, mal dirigido, mal guión, mal vestuario, mala coreografía.
Otros dicen que no fue un concurso de belleza sino un debate. Nada que ver. Los debates también hay que ponerlas en escena, necesitan productores y actores creativos. No basta aprenderse bien las respuestas y la velocidad de la declamación, cosas que los cinco hicieron con excelencia. Un debate es un juego fascinante de estrategia, capacidad de ataque, emboscadas, retiradas tácticas, contraofensivas…
Entonces, si no fue un concurso de Mister El Salvador y tampoco un debate, ¿qué diablos estuvieron haciendo Ana Vilma, Rodrigo y Luís Mario aquel día en este terriblemente feo salón de té de ONGs que habían alquilado a un hotel capitalino? No sé. Fue un evento sin sentido. Nadie dijo nada nuevo. Nadie se dirigió a los demás contendientes. Nadie cuestionó a nadie. La única ganancia: ahora todo el mundo conoce a los precandidatos de nombre. A Pancho y el Grillo ya no le sirve nada, pero a Rodrigo, Luís Mario y Ana Vilma, les será útil para no reprobar en la siguiente encuesta.
Aparte de llegar a este nivel de intimidad que invoca llamarle a alguien por su nombre, ¿qué otro rédito nos puede haber dado este evento? No nos divertimos, no hubo morbosidad ni sorpresas ni revelaciones. No aprendimos nada sobre planes de gobierno ni sobre caracteres.
ARENA está contento, no sólo porque al fin quedó descalificado el que estaba meando fuera del tarro. No, están contentos porque piensan que le han robado el show a la competencia. ¿Cuál show? Están contentos, porque sienten que han robado prensa, que están siendo noticia diariamente, eclipsando a Mauricio Funes. ¿Pero, cuáles noticias? Bueno, la noticia es que eran cinco y ahora son tres. Pero nadie habló claro, nadie se enojó, nadie golpeó la mesa.
Bueno, pensamos, tal vez cuando salgan del ambiente militante. A lo mejor esto los tiene inhibidos. Y los árbitros, fijándose si alguien metía la pata, tampoco ayudan a que los pretendientes se relajen y se suelten. Bueno, tal vez cuando estén en la mesa de Nacho en el 33. Tal vez cuando están sentados en vez de parados como pollo comprado y no recogido, talvez en esta verdadera mesa de verdaderos debates de don Nacho.
Nada que ver. Esta vez los tres se habían puesto de acuerdo para decir exactamente lo mismo, para apoyarse y reconfirmarse mutuamente. Sólo faltaba besos. Entonces, otro debate que no fue. ¿Qué pasa? No quieren debatir. No quieren tomar posiciones. Nos están confundiendo, porque los tres hablan igual. ¿Se pusieron de acuerdo para que elijamos, en vez de un presidente, una troica para gobernar?
Siendo las cosas así, no sé como el 15 de marzo las pobres bases o estructuras o a saber que son de ARENA pueden elegir. ¿Con qué criterio? A lo mejor lo de la troica a lo mejor no es tan mala idea. Tal vez entre los tres sabrán enfrentarse a Mauricio Funes.
Nada que ver. Ningún evento de belleza puede ser tan mal puesto en escena como la presentación pública de los cinco contendientes areneros. No había ninguna dinámica, todo era tieso, mal actuado, mal dirigido, mal guión, mal vestuario, mala coreografía.
Otros dicen que no fue un concurso de belleza sino un debate. Nada que ver. Los debates también hay que ponerlas en escena, necesitan productores y actores creativos. No basta aprenderse bien las respuestas y la velocidad de la declamación, cosas que los cinco hicieron con excelencia. Un debate es un juego fascinante de estrategia, capacidad de ataque, emboscadas, retiradas tácticas, contraofensivas…
Entonces, si no fue un concurso de Mister El Salvador y tampoco un debate, ¿qué diablos estuvieron haciendo Ana Vilma, Rodrigo y Luís Mario aquel día en este terriblemente feo salón de té de ONGs que habían alquilado a un hotel capitalino? No sé. Fue un evento sin sentido. Nadie dijo nada nuevo. Nadie se dirigió a los demás contendientes. Nadie cuestionó a nadie. La única ganancia: ahora todo el mundo conoce a los precandidatos de nombre. A Pancho y el Grillo ya no le sirve nada, pero a Rodrigo, Luís Mario y Ana Vilma, les será útil para no reprobar en la siguiente encuesta.
Aparte de llegar a este nivel de intimidad que invoca llamarle a alguien por su nombre, ¿qué otro rédito nos puede haber dado este evento? No nos divertimos, no hubo morbosidad ni sorpresas ni revelaciones. No aprendimos nada sobre planes de gobierno ni sobre caracteres.
ARENA está contento, no sólo porque al fin quedó descalificado el que estaba meando fuera del tarro. No, están contentos porque piensan que le han robado el show a la competencia. ¿Cuál show? Están contentos, porque sienten que han robado prensa, que están siendo noticia diariamente, eclipsando a Mauricio Funes. ¿Pero, cuáles noticias? Bueno, la noticia es que eran cinco y ahora son tres. Pero nadie habló claro, nadie se enojó, nadie golpeó la mesa.
Bueno, pensamos, tal vez cuando salgan del ambiente militante. A lo mejor esto los tiene inhibidos. Y los árbitros, fijándose si alguien metía la pata, tampoco ayudan a que los pretendientes se relajen y se suelten. Bueno, tal vez cuando estén en la mesa de Nacho en el 33. Tal vez cuando están sentados en vez de parados como pollo comprado y no recogido, talvez en esta verdadera mesa de verdaderos debates de don Nacho.
Nada que ver. Esta vez los tres se habían puesto de acuerdo para decir exactamente lo mismo, para apoyarse y reconfirmarse mutuamente. Sólo faltaba besos. Entonces, otro debate que no fue. ¿Qué pasa? No quieren debatir. No quieren tomar posiciones. Nos están confundiendo, porque los tres hablan igual. ¿Se pusieron de acuerdo para que elijamos, en vez de un presidente, una troica para gobernar?
Siendo las cosas así, no sé como el 15 de marzo las pobres bases o estructuras o a saber que son de ARENA pueden elegir. ¿Con qué criterio? A lo mejor lo de la troica a lo mejor no es tan mala idea. Tal vez entre los tres sabrán enfrentarse a Mauricio Funes.