Lester Toledo, supuesto líder opositor venezolano, con Xavier Zabla, primo de Nayib Bukele y presidente del partido Nuevas Ideas |
Publicado en MAS! y EL DAIRIO DE HOY, martes 4 mayo 2021
Estimado Julio:
Recibimos con gran satisfacción el mensaje que mandó tu partido Primero Justicia: “Observamos con alta preocupación lo sucedido en las últimas horas en el hermano país de El Salvador. La separación e independencia de poderes es fundamental para preservar el estado de derecho y la democracia.
En Venezuela hemos sido testigos de cómo quienes ejercen el poder han usado sus mayorías circunstanciales en el parlamento para desmontar la institucionalidad democrática y concentrar el poder en la figura del poder ejecutivo. Las consecuencias de eso hoy son más que evidentes.”
Y yo recibí con aún más grande satisfacción su comentario personal sobre el asunto: “No hay dictaduras de derecha o izquierda: hay dictadura. No hay dictaduras buenas o malas: hay dictadura”.
¿Por qué le digo que recibimos con satisfacción este mensaje de rechazo al autoritarismo que concentra poder en nuestro país, cuando entre demócratas es normal apoyarse mutuamente? Porque hay hechos que pusieron en entredicho nuestra confianza en que toda la oposición venezolana a la dictadura de Maduro está dispuesta a condenar las tendencias dictatoriales de otros gobiernos, con tal que estos condenen a Maduro.
Aquí opera, dentro del aparato gubernamental y partidario de Nayib Bukele, un grupo de venezolanos, que dicen ser colaboradores de Juan Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, a quien la oposición venezolana y muchos gobiernos democráticos consideran el presidente interino de la República, ante la falta de legitimidad del presidente de facto Maduro.
Este grupo de exiliados venezolanos ha jugado múltiples roles en la campaña electoral del partido oficialista Nuevas Ideas, pero también en el aparato de propaganda del gobierno. Sus cabezas más destacadas son Lester Toledo y Sarah Hanna, ambos conocidos como militantes de Voluntad Popular.
Supuestos demócratas colaborando activamente para desmontar la democracia de El Salvador. Para ilustrar el papel nefasto que están jugando, sólo le cuento una “anécdota”. Poco antes de las elecciones legislativas del 28 de febrero 2021, un grupo muy plural de ciudadanos que reúne personalidades de destacada trayectoria demócrata, solicitó una reunión con un grupo de embajadores acreditados en este país, para exponerles las profundas preocupaciones por el deterioro de la democracia en caso que el partido oficialista tomara control de la Asamblea Legislativa, preocupaciones que este pasado 1 de mayo se cumplieron con la destitución inconstitucional de la Sala de lo Constitucional y del fiscal general. Para coordinar esta reunión, se había pedido los oficios del embajador de un país amigo, quien a su vez convocaba a sus colegas. El mismo día de la reunión, este embajador recibió una llamada de Casa Presidencial. Para su sorpresa, la que le hablaba era la venezolana Sarah Hanna, que no ostenta ningún cargo oficial en el gobierno. Hanna le urgió a suspender la reunión concertada, con el argumento que los embajadores no se podían reunir con figuras que preparaban un golpe de estado.
Julio Borges, Lester Toledo y Sarah Hanna |
¿A título de qué un gobierno trata de decir a los embajadores con quiénes pueden reunirse y con quiénes no? ¿Y a título de qué este mensaje fatal lo transmite una mujer que se hace pasar por luchadora por la democracia en Venezuela?
Traté de conseguir explicaciones de Leopoldo López y Carlos Vecchio, a quienes conozco de cerca desde mi tiempo de corresponsal. Viajaba frecuentemente a Venezuela del 2008 hasta el 2012, hasta que el gobierno de Maduro me negó la visa. Estaba seguro de recibir de Leopoldo una respuesta satisfactoria, diciéndome que estos personeros no representan a la oposición democrática venezolana.
Silencio. Ni Carlos ni Leopoldo me contestaron. Lo tomé como un silencio cómplice. Comencé a sospechar que detrás de la presencia de Lester y Cía. en El Salvador había acuerdos políticos, posiblemente gestionados por la administración Trump. Para mí, una sospecha incómoda e inquietante, porque en Venezuela encontré a dos líderes, con los cuales logré desarrollar, más allá de las entrevistas periodísticas, de un debate político franco y abierto. Me duele pensar que Lester y Cía. estén trabajando con el gobierno autoritario de Bukele con el consentimiento de Leopoldo y Guaidó.
Es por esto que recibí con tanta alegría los mensajes suyos y de Primero Justicia. Reitero con mucha convicción lo que usted dice: “No hay dictaduras buenas o malas: hay dictadura”. Los dictadores se pueden vestir de izquierda, de derecha o (como en el caso de Nuevas Ideas) “sin ideología”, pero hay que combatirlos, y hay que hacerlo unidos todos los demócratas de América Latina.
Saludos,