Carta a la gente de Las Palmas: Los molinos de la justicia
Estimados amigos:
Hay un dicho que dice: “Los molinos de la justicia muelen lento, pero
muelen muy fino.” A veces es cierto, a veces parece que no muelen nada.
Esta semana, el molino de la justicia, luego de 3 años, absolvió a 42
miembros de su comunidad de la acusación de “asociación ilícita”. Todos
ustedes conocen a los acusados, son miembros de la directiva
de la comunidad y de las comunidades religiosas. Todos ustedes saben
que la supuesta “asociación ilícita” es parte de la estigmatización de
Las Palmas. La Fiscalía, los medios de comunicación y muchos residentes
de las colonias vecinas asumen que vivir en Las Palmas es suficiente
para sospechar que existe “asociación ilícita” con los pandilleros. Y
mucho más en el caso de las personas que se dedican al trabajo
comunitario.
Este trabajo, si quiere asegurar la convivencia pacífica en la
comunidad, por lógica implica hablar y trabajar con todos los que
conviven en la comunidad, incluyendo a los miembros de pandillas y sus
familiares.
Con
la Policía y la Fiscalía enfrascadas en cacería de brujas, todas las
personas que se dedican al trabajo comunitario se vuelven vulnerables.
En el caso de Las Palmas, el ideólogo de la cacería de brujas, el
exfiscal general Luis Martínez (“¡respeten al fiscal!”), mandó a acusar a
los 44 líderes comunitarios hace 3 años. Esto fue el 15 de febrero del
2013. Comenzó a moler el molino, lentamente.
Primer capítulo: En 2015, el caso llegó al juzgado especializado B.
Luego de un desfile de testigos que se contradecían y no presentaron
pruebas tangibles, el juez sentenció: condenó a todos, pero con libertad
condicional.
Segundo capítulo: La Corte Suprema investiga al juez, lo suspende por actos de corrupción, y ordena repetir el juicio.
Sigue moliendo la justicia. Lentamente.
Tercer capítulo: Todo el juicio se repite de cero. A la Fiscalía se
le han perdido algunos de sus testigos, incluyendo policías. Y los que
testifican, se enredan en mentiras e inventos.
Por ejemplo, un policía que cuenta detalles de pláticas de los
acusados con pandilleros, dice que las pudo escuchar porque puso
micrófonos en varios postes de la comunidad, que, según él, podían
grabar conversaciones a 5 metros de distancia. Sin embargo, no presentó
ninguna grabación…
Al fin, en este caso, la justicia molió fino: La jueza descarta los
testimonios y por tanto las acusaciones. Todos quedan absueltos.
Pero no es así en todos los casos. Hay otro caso de Las Palmas donde
la justicia ni siquiera muele lenta. No muele. Es el caso de los cuatro jóvenes
que en la noche del 8 de julio 2014 fueron capturados bajo la absurda
acusación de haber realizado en la cancha de Las Palmas un entrenamiento
de tiro con fusiles de guerra, bajo las miradas de toda la comunidad.
Esta vez el molino de la justicia no funciona: Luego de 23 meses, se
programó, para el lunes pasado, la audiencia contra Alvin Alexander
Carreño Méndez y los otros tres jóvenes.
Sin embargo, fue suspendida y reprogramado para septiembre de 2016.
Si funcionara la justicia, el 9 de julio tendrían que salir libres
porque la ley le da 2 años máximo a la Fiscalía para presentar su caso.
¿Pero funcionará la justicia?
A veces sí, a veces no. Para los que enfrentan acusaciones, es como
la ruleta rusa. A veces hay justicia, a veces no. Y si vivís en Las
Palmas, es más probable que no…
A menos que todos, no sólo los directamente implicados, exijamos que la justicia funcione y que sea justa.
Saludos,
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