La única manera que el plan de seguridad del presidente tenga la posibilidad de funcionar, es que usted ponga su renuncia. Usted y todos los funcionarios que comparten la política suya de buscar llegar a una tregua con los pandilleros, negociando con ellos las condiciones y los reglamentos adentro de las cárceles.
Lo único que ustedes han provocado es que el Estado no sólo ha perdido el control de las cárceles, sino algo mucho más grave: el Estado ahora es sujeto de chantaje de las pandillas.
Una vez que el gobierno comete el error de ofrecerles la idea de una tregua (o sea, de dejar de aplicarles la ley), los pandilleros tienen la palanca para chantajear a toda la sociedad.
En este sentido, la más lógica explicación del sistemático crecimiento de la tasa de homicidios es esta: Los jefes pandilleros, desde su retaguardia segura en las cárceles que usted está administrado, están cocinándonos a fuego lento. El mensaje es claro: “¿Hasta dónde van a aguantar? ¿15 asesinatos diarios, 16, 17, 18...? Más vale al gobierno negociar con nosotros. Mejor pactemos una tregua: Nosotros controlamos las cárceles y las comunidades bajo nuestra influencia, y usted puede decir que logró bajar la taza de homicidios...”
Usted y otros en el gabinete de seguridad son los facilitadores de esta negociación. Más bien de este chantaje. La presencia suya en el gobierno es obstáculo para cualquier plan de combate a la delincuencia. Porque en el fondo no quieren combatir a las pandillas, sino negociar con ellos.
Su máximo gurú Dagoberto Gutiérrez (líder de la tendencia antisistema dentro y fuera del FMLN y del gobierno) lo volvió a decir hoy en la mañana en televisión: La violencia de las pandillas es una forma de guerra social que no se resuelve con represión, sino con negociación...
Lastimosamente, este predicador tiene mucha influencia en el gabinete de seguridad...
Adiós, Paolo Lüers
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