"El liderazgo y las visiones de Ricardo Poma harán mucha falta al país cuando llegue este momento. La buena noticia es: Él ha formado una nueva generación de líderes."
Publicado en El DIARIO DE HOY, miércoles 27 agosto 2025
Ricardo Poma, quien abandonó este mundo el lunes, ha sido homenajeado en todos los periódicos del país. Extrañamente, de forma muy parecida, en contenido y tono, tanto en el periódico oficial como en los que el gobierno considera opositores. Tal vez quienes escribieron en el diario de Casa Presidencial, con el respeto que demanda una figura como el difunto, no querían reclamar que Ricardo Poma fue de los empresarios que no se alinearon con el gobierno de Nayib Bukele, como lo hicieron varios otros. Y tal vez quienes escribieron en los periódicos consideradas opositoras por el gobierno tampoco querían decir que Ricardo Poma fue un empresario progresista y democrático en un país dominado por reaccionarios autoritarios. Pero yo estoy convencido que lo debemos decir, se lo debemos a este líder empresarial excepcional. Porque él no sólo fue excepcional en la manera en que construyó sus empresas; tampoco solamente por su labor filantrópica y su aporte a la cultura y la educación. Ricardo Poma fue excepcional, porque siendo líder en un país con muchos empresarios que nunca entendieron que la transformación democrática no es sostenible si a la par no se construye justicia, incluyendo justicia social, él habló de este tema. Y actuó en consecuencia.
Por esto, al enterarme de la triste noticia de la muerte de Ricardo Poma, tuve el atrevimiento de escribir en Twitter/X: “Un líder empresarial que murió con la tristeza de ver caer el país en la oscuridad de una nueva dictadura sin poder impedirlo. Comparto esta tristeza. Gente como él harán falta para reconstruir el país.”
Digo esto por que fui testigo de las preocupaciones que Ricardo tuvo, cuando comenzó el camino a la dictadura de Nayib Bukele. Y no se quedó en lamentos, sino se juntó con personalidades del sector empresarial y académico, para provocar un amplio diálogo que incidiera en la defensa de la democracia. Fui parte de estos diálogos y testigo de la apertura, con la cual Ricardo intercambió ideas y propuestas con personas de muy diferentes estratos sociales y proveniencias políticas. Lo conocí como hombre de concertación, un valor que estaba en peligro de desaparecer de la tribuna políticas de El Salvador – y que había que recuperar.
En estos diálogos, Ricardo mostró gran fuerza de convicción de que había que defender la democracia - pero ofreciendo a la nación una democracia basada en integración social, con planes de nación para resolver los grandes deficiencias en Educación, Salud y acceso para todos a las oportunidades que abría el crecimiento económico. Estaba dispuesto a aportar como empresario a la construcción de esta democracia con dimensión social.
Ricardo Poma fue el que más insistió que estos diálogos no quedaran en intercambios académicos, sino que urgía pasar a la incidencia ante el peligro de que se perdiera la democracia. Una frase de Ricardo se repetía en muchas discusiones: “Necesitamos unidad y armonía social para mitigar la crisis que enfrentamos.”
Cuando se propuso publicar el 16 de enero del 2021 un manifiesto titulado “En Defensa de la Democracia”, el aniversario de la firma de los Acuerdos Paz ya no se celebraba en El Salvador. La intención era revalidar el espíritu democrático y unificador de esta fecha histórica. Cuando le presentamos el manifiesto a Ricardo, no dudó en decir: Yo lo firmo. Y en el manuscrito marcó con pluma roja el último párrafo, en el cual los autores habían recogido su frase. El párrafo decía: “Necesitamos unidad y armonía social para mitigar la crisis que enfrentamos. Por ello, hacemos un llamado a todos los salvadoreños y a la comunidad internacional a defender nuestra democracia.
Los firmantes somos salvadoreños que aspiramos a la armonía social y al bienestar de toda la sociedad, y compartimos la preocupación por los riesgos que enfrenta nuestra democracia. Nuestra intención es la defensa de su esencia: el imperio de la ley, y la existencia de pesos y contrapesos inherentes a la división de poderes del Estado.
Si las acciones y las expresiones del Órgano Ejecutivo o de cualquier estructura del Gobierno siguen erosionando nuestro orden democrático, enfrentarán la enérgica condena de quienes estamos dispuestos a defenderla.”
Para un empresario con empresas muy arraigadas en el país, con miles de empleados, proveedores y clientes, era una decisión valiente poner su nombre, junto con 183 otros salvadoreños, debajo de este manifiesto. Lo hizo por lo que decía el manifiesto no era más que confirmar el compromiso con la transición democrática resultado de os Acuerdos de Paz – y de la Constitución. Cm dijo otro empresario, cuando firmó el manifiesto: “No es un texto revolucionario, es más bien un pronunciamiento conservador. Conservar la democracia.”
En el manifiesto del 16 de enero del 2021 hay otra frase que refleja las largas discusiones con Ricardo Poma: “Aunque siempre han existido desacuerdos, quienes han gobernado en nuestra era democrática han aceptado la separación de poderes y han reconocido la legitimidad de los adversarios políticos. Sin embargo, en la actualidad, El Salvador se encuentra ante un enorme riesgo de retroceso democrático.” El empresario Poma estaba consciente de las deficiencias sociales de la democracia que había nacido de los Acuerdos de Paz, pero también de sus aciertos: el pluralismo político, elecciones libres y la separación de poderes y la alternancia en el poder. Para preservar esto estaba dispuesto a exponer su nombre y su cara.
El hecho que en los años posteriores se cerró el espacio para este tipo de diálogos e incidencias, ha afectado a todos los que participamos de esta iniciativa. Es difícil imaginar que hoy salga publicado un manifiesto democrático firmado por estas 184 personas. Imposible. Unos han salido del país, al exilio, como el que suscribe esta columna. Otros se han encerrado en un exilio interno para no provocar ataques contra sus personas, empresas y universidades. Es triste. Pero da ánimo que existe esta reserva moral que será necesaria activarlas para un día reconstruir la democracia, el tejido social y el estado de derecho del país.
El liderazgo y las visiones de Ricardo Poma harán mucha falta al país cuando llegue este momento. La buena noticia es: Él ha formado una nueva generación de líderes.