El FMLN instaló mesas de trabajo para generar insumos para la elaboración de su programa de gobierno. Mauricio Funes recibió la semana pasada las recomendaciones de una llamada “mesa de comunicaciones y libertad de expresión.” Si un partido decide encargar al sector más ideologizado, resentido y parcializado entre los comunicadores sociales del país el diseño de sus “políticas públicas” a implementar en el terreno de la comunicación, no puede esperar resultados muy racionales. en el Mauricio Funes prometió que “esto no cae en un saco roto, esto será retomado en la elaboración de nuestra plataforma programática”. Si las recomendaciones de este documento se convierten en política pública, nos esperan tiempos difíciles a los periodistas y los medios: Múltiples intentos de intervención a la labor mediática, desde el Estado y desde el partido y las bases organizadas – “observatorios de medios, por parte de la ciudadanía organizada...”
Pero tomando en cuenta a quienes el FMLN encargó estas recomendaciones, todo esto no extraña. Lo que sí extraña es la actitud del candidato frente a estas recomendaciones. Que los activistas de los medios “alternativos” y “comunitarios” sueñan con un Estado que, como el venezolano, les dé decretos y dólares para sacarlos de su insignificancia, es una cosa. Nadie los toma en cuenta. Pero que un aspirante a la presidencia exprese intenciones de intervenir contra los medios independientes, es otra cosa. Ya no es pura retórica, es un programa de gobierno.
Mauricio Funes dijo, al recibir en la UES los resultados de la “consulta ciudadana” sobre “política pública de comunicación”:
“No podemos tolerar la impunidad de algunos medios de comunicación en El Salvador que se olvidan de su responsabilidad social, que publican cualquier cosa, dicen cualquier cosa frente a los acontecimientos de la vida nacional, frente a los personajes que tenemos alguna dimensión pública, con el único propósito de descalificarlos, de desacreditarlos.”
“No voy a permitir, ni el FMLN, que el director propietario de un medio de comunicación, que ha escrito por años con impunidad, le falte el respeto a una fuerza política que tiene la segunda bancada más numerosa del país.”
De esto exactamente se trata la libertad de expresión: Un periodista, un medio, pueden publicar “cualquier cosa” --a menos que el contenido viole una ley--, y el Estado, el gobierno, el presidente de la República lo tienen que aguantar. Es más, el Estado, el gobierno y el presidente están obligados a defender este derecho.
Lo anterior es válido incluso --yo diría sobre todo-- si esta “cualquier cosa” es escrita “con el único propósito de descalificar, de desacreditar” a un partido o a un gobierno. ¿No es esa la prueba de la libertad de expresión y de la independencia de la prensa?
Ojo, no digo que no hay que criticar esta tendencia de muchos medios de desacreditar, descalificar, tergiversar. Yo he escrito docenas de columnas criticando los medios por malas prácticas, incluyendo a los medios donde publico. Pero Funes ya no es periodista. Como candidato, puede y debe seguir criticando, pero tiene que medir sus palabras. Criticar es una cosa. Negarles a los medios el derecho a publicar libremente es otra cosa. Y anunciar medidas de intervención estatal contra los medios es aun más grave.
¿Que significa que un candidato a la presidencia diga “No podemos tolerar la impunidad de algunos medios...”, o cuando diga: “No voy a permitir que el director propietario de un medio, que ha escrito por años con impunidad, le falte el respeto” a un partido?
Impunidad significa la comisión de delitos sin ser debidamente sancionado. Funes está convencido que algunos medios están impunemente cometiendo delitos. Si un ciudadano común --o incluso un periodista-- dice “ya no voy a tolerar tal y tal cosa” o “no voy a permitir tal otra cosa”, uno puede entenderlo como manera de criticar algo. No es amenaza, porque como ciudadano y periodista no disponemos de poder coercitivo. Pero en la boca de alguien que pretende ser presidente, estas expresiones son amenazas. Significan que va emprender medidas legales contra los medios que según el cometen delitos impunemente. ¿Cuáles? ¿Con que tipo de legislación?
Y cuando el candidato dice a los periodistas “Me van a tener que tratar de presidente”, ¿qué quiere decir? Un mal pensado lo puede entender como amenaza. Cuidado con las palabras. Cuando uno es candidato a la presidencia, algunas palabras pesan más que en la boca de cualquier ciudadano. Se entienden ya en el contexto del poder que el candidato quiere ejercer. “Tratar de presidente” - ¿que quiere decir? ¿Que le tenemos que decir ‘señor presidente’? Con gusto. ¿O quiere el candidato, con esta frase, decir que quiere redefinir la forma en qué hay que tratar al presidente? ¿Qué hay preguntas y criticas que no se podrá hacer? Que hay actitudes frente al presidente que le podrán acarrear sanciones a un medio?
Pues, le tengo malas noticias al candidato: Mejor se acostumbre a la idea que va a tener que tolerar que los medios y los periodistas le critiquen, incluso en caso que se convierta en presidente, incluso con falta de respeto y con intenciones de desacreditarlo. Lo va a tener que tolerar, a menos que quiere tomar medidas anticonstitucionales.
Y a lo que “permitir” se refiere --ya que dice “no voy a permitir que falten el respeto...”-- también le tengo que decepcionar: Nadie le va pedir permiso. Lo permite la Constitución.
(Publicado en El Diario de Hoy, 10 de junio 2008)
Pero tomando en cuenta a quienes el FMLN encargó estas recomendaciones, todo esto no extraña. Lo que sí extraña es la actitud del candidato frente a estas recomendaciones. Que los activistas de los medios “alternativos” y “comunitarios” sueñan con un Estado que, como el venezolano, les dé decretos y dólares para sacarlos de su insignificancia, es una cosa. Nadie los toma en cuenta. Pero que un aspirante a la presidencia exprese intenciones de intervenir contra los medios independientes, es otra cosa. Ya no es pura retórica, es un programa de gobierno.
Mauricio Funes dijo, al recibir en la UES los resultados de la “consulta ciudadana” sobre “política pública de comunicación”:
“No podemos tolerar la impunidad de algunos medios de comunicación en El Salvador que se olvidan de su responsabilidad social, que publican cualquier cosa, dicen cualquier cosa frente a los acontecimientos de la vida nacional, frente a los personajes que tenemos alguna dimensión pública, con el único propósito de descalificarlos, de desacreditarlos.”
“No voy a permitir, ni el FMLN, que el director propietario de un medio de comunicación, que ha escrito por años con impunidad, le falte el respeto a una fuerza política que tiene la segunda bancada más numerosa del país.”
De esto exactamente se trata la libertad de expresión: Un periodista, un medio, pueden publicar “cualquier cosa” --a menos que el contenido viole una ley--, y el Estado, el gobierno, el presidente de la República lo tienen que aguantar. Es más, el Estado, el gobierno y el presidente están obligados a defender este derecho.
Lo anterior es válido incluso --yo diría sobre todo-- si esta “cualquier cosa” es escrita “con el único propósito de descalificar, de desacreditar” a un partido o a un gobierno. ¿No es esa la prueba de la libertad de expresión y de la independencia de la prensa?
Ojo, no digo que no hay que criticar esta tendencia de muchos medios de desacreditar, descalificar, tergiversar. Yo he escrito docenas de columnas criticando los medios por malas prácticas, incluyendo a los medios donde publico. Pero Funes ya no es periodista. Como candidato, puede y debe seguir criticando, pero tiene que medir sus palabras. Criticar es una cosa. Negarles a los medios el derecho a publicar libremente es otra cosa. Y anunciar medidas de intervención estatal contra los medios es aun más grave.
¿Que significa que un candidato a la presidencia diga “No podemos tolerar la impunidad de algunos medios...”, o cuando diga: “No voy a permitir que el director propietario de un medio, que ha escrito por años con impunidad, le falte el respeto” a un partido?
Impunidad significa la comisión de delitos sin ser debidamente sancionado. Funes está convencido que algunos medios están impunemente cometiendo delitos. Si un ciudadano común --o incluso un periodista-- dice “ya no voy a tolerar tal y tal cosa” o “no voy a permitir tal otra cosa”, uno puede entenderlo como manera de criticar algo. No es amenaza, porque como ciudadano y periodista no disponemos de poder coercitivo. Pero en la boca de alguien que pretende ser presidente, estas expresiones son amenazas. Significan que va emprender medidas legales contra los medios que según el cometen delitos impunemente. ¿Cuáles? ¿Con que tipo de legislación?
Y cuando el candidato dice a los periodistas “Me van a tener que tratar de presidente”, ¿qué quiere decir? Un mal pensado lo puede entender como amenaza. Cuidado con las palabras. Cuando uno es candidato a la presidencia, algunas palabras pesan más que en la boca de cualquier ciudadano. Se entienden ya en el contexto del poder que el candidato quiere ejercer. “Tratar de presidente” - ¿que quiere decir? ¿Que le tenemos que decir ‘señor presidente’? Con gusto. ¿O quiere el candidato, con esta frase, decir que quiere redefinir la forma en qué hay que tratar al presidente? ¿Qué hay preguntas y criticas que no se podrá hacer? Que hay actitudes frente al presidente que le podrán acarrear sanciones a un medio?
Pues, le tengo malas noticias al candidato: Mejor se acostumbre a la idea que va a tener que tolerar que los medios y los periodistas le critiquen, incluso en caso que se convierta en presidente, incluso con falta de respeto y con intenciones de desacreditarlo. Lo va a tener que tolerar, a menos que quiere tomar medidas anticonstitucionales.
Y a lo que “permitir” se refiere --ya que dice “no voy a permitir que falten el respeto...”-- también le tengo que decepcionar: Nadie le va pedir permiso. Lo permite la Constitución.
(Publicado en El Diario de Hoy, 10 de junio 2008)