lunes, 28 de julio de 2025

Extorsión a escala global. Carta de Paolo Luers

 

"A América Latina le quedan dos opciones: estrechar sus relaciones comerciales con Europa o con China. O incluso meterse en el juego peligroso, pero interesante, de hacer ambos movimientos a la vez. País que quede incondicionalmente pegado a Estados Unidos, como El Salvador, sellará su destino como economía dependiente y nación no soberana." 

En la voz del autor: Extorsion.mp3


Publicado en MAS!   El DIARIO DE HOY, martes 29 julio 2025

La negociación de la Unión Europea con Trump fue humillante desde el principio. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tuvo que peregrinar al club de golf de Trump en Escocia. La líder europea tuvo que ir a ver a Trump donde él no está bienvenido. Los escoceses no lo quieren ver a Trump ni a sus campos lujosos de golf ni en pintura en su tierra, pero fue ahí donde la mujer más poderosa del mundo tuvo que arrodillarse ante él. Da pena ajena.


Trump recibió a Ursula von der Leyen en su club Trump Turnberry, que es solo uno de sus campos de golf en Escocia. El otro se llama Trump International Golf Links Abardeen y está ubicado en el noroeste de Escocia. Los europeos llegaron a Turnberry con su propuesta de libre comercio – cero aranceles para ambos. Sabían que Trump la iba a vetar inmediatamente. Terminaron acordando cero aranceles, pero solo para las exportaciones de Estados Unidos hacía Europa. Trump les hizo una ‘oferta’, que no es otra cosa que extorsión: O aceptan el 15% de aranceles sobre todo lo que quieren vender en Estados Unidos, o habrá guerra comercial, con aranceles que paralizan el comercio: 50%. Trump sabía que los europeos no estaban en condiciones de correr este riesgo. Sus industrias, sobre todo la automotriz y en particular la alemana, dependen de la exportación - y su exportación depende del mercado estadunidense. 


 

Los europeos se tragaron el zapo y se guardaron las contramedidas que tenían preparadas. Es más, para conseguir los 15% ofrecieron a Trump un paquete de inversiones europeas en Estados Unidos de 600.000 millones de dólares y un paquete de compras de energía (petróleo, gas o carbón) de 750.000 millones, que Europa no necesita. Exactamente el sweet deal y el triunfo que Trump necesitaba...


Si los europeos contestaban las amenazas de Trump con medidas recíprocas, la economía estadounidense iba a sufrir igualmente que la europea, pero los europeos saben que Trump es suficientemente loco para correr este riesgo. ¿Por qué? Porque sabe que Europa se dividiría antes de entrar en una guerra comercial con él. Y además, siempre está la otra extorsión: dejar a Europa, en su enfrentamiento con Rusia, sin el escudo de la defensa transatlántica...  

 

Así que la Unión Europea, el segundo mercado más grande del mundo, aceptó la extorsión, porque no tiene la fuerza ni la unidad interna para aguantar una guerra comercial con Estados Unidos. Se impuso el bully, el matón. Igual que se impuso sobre Japón, otro gigante industrial que tuvo que rendirse ante el hombre que está barriendo con las reglas del comercio global – reglas que durante décadas han hecho crecer el desarrollo del poder económico del conjunto de naciones industriales, sobre todo el de Estados Unidos. 

 

Luego de la rendición de Japón y la Unión Europea, al resto de los países con fuerte comercio con Estados Unidos, como Canadá, Surcorea, Taiwán, India y México, no les quedará otra opción. Países como Brasil y Colombia, que por razones ideológicas no van a aceptar que Estados Unidos les imponga acuerdos humillantes, pagarán precios muy altos. Tal vez los únicos que tienen el poder -y la disciplina interna- para arriesgar una guerra comercial con Estados Unidos son los chinos. Una dictadura como la china siempre necesita a un enemigo externo para consolidar su poder interno. 

 

A todos los países que ahora se vieron obligados de aceptar la extorsión de Trump, les queda la lección: tienen que superar la fatal dependencia de Estados Unidos - en lo económico y en lo militar. Los europeos, si no logran mayores niveles de unidad interna y si no construyen relaciones confiables con las economías de Gran Bretaña, Canadá y los países emergentes, serán por siempre sujetos de extorsión por parte de Estados Unidos, con Trump y luego de Trump. Incluso tienen que repensar sus relaciones con China. 

 

A América Latina le quedan dos opciones: estrechar sus relaciones comerciales con Europa o con China. O incluso meterse en el juego peligroso, pero interesante, de hacer ambos movimientos a la vez. País que quede incondicionalmente pegado a Estados Unidos, como El Salvador, sellará su destino como economía dependiente y nación no soberana. 

 

Quienes piensan que todo esto lo que está pasando entre Estados Unidos, Europa y las demás potencias del mundo no es importante para nosotros, están equivocados. 

Saludos, 





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