Cosas extrañas están pasando en El
Salvador. No solo el plato volador que observó Will Salgado en el cielo
nocturno sobre San Miguel. Ahora circula una carta fantasma, primero en
las redes, luego hasta en los periódicos,
dirigida al presidente Salvador Sánchez Cerén. Supuestamente la mandó
Cynthia Huger, vicepresidenta de la Corporación del Reto del Milenio,
que es la instancia que maneja y controla los fondos de Fomilenio. Digo
supuestamente, porque la copia divulgada no lleva firma. Y es imposible
compararla con la original, porque esta extrañamente no ha sido recibida
en Casa Presidencial, a pesar de que la copia de la supuesta
correspondencia lleva fecha del 22 de febrero. ¿Tardará 3 semanas la
valija diplomática desde Washington a San Salvador?
¿Qué es lo importante de la supuesta
carta? El fuerte reclamo que hace en cuanto a la corrupción en El
Salvador. Según la misteriosa carta, El Salvador “no ha pasado la evaluación de desempeño” respecto al “control de la corrupción.” O sea, reprobados en materia de la lucha contra la corrupción…
Bueno, es entendible que al gobierno de Estados Unidos, como donante de los fondos de Fomilenio, le preocupe la corrupción, igual que a nosotros. ¿Pero cuál es la tal “evaluación de desempeño” que hace el gobierno de Estados Unidos para llegar a la conclusión que nuestro país no está combatiendo debidamente la corrupción?
Por más increíble que parezca, la respuesta es que mandan a hacer encuestas. La tal “evaluación de desempeño” de la lucha contra la corrupción en El Salvador (y otros países del mundo) que hace el gobierno de Estados Unidos para decidir si mantiene, reduce o suspende su ayuda financiara no es un examen objetivo de la corrupción y de las medidas anticorrupción. Lo que miden es la precepción que la gente tiene sobre estos asuntos. Una metodología parecida a la del famoso “Latinobarómetro” y otras encuestas que hace el Banco Mundial.
En estas encuestas preguntan a la gente si tienen la impresión que en su país hay mucha, o poca corrupción, si la corrupción ha aumentado y si el gobierno la está combatiendo debidamente. Es obvio que de esta manera no se mide la corrupción sino la percepción que la gente tiene de ella que puede ser correcta pero igual puede ser equivocada.
Por lógica, la percepción de la corrupción aumenta cuando hay muchos funcionarios acusados de corrupción y cuando todos los días los medios y los políticos hablan de estos casos. Pero lo que aumenta no es la corrupción objetiva, sino la percepción subjetiva. La corrupción objetiva, al investigar, enjuiciar y publicitar a tantos casos de corrupción, bien puede estar reduciéndose. Y es bien probable que esto esté pasando en El Salvador. ¿Usted piensa que hoy hay más corrupción en El Salvador que bajo los gobiernos de Saca y Funes? Yo no.
Entonces, lo realmente misterioso de esta carta no es que no tenga firma y que en 3 semanas no haya llegado a Casa Presidencial. El hecho realmente misterioso es que esta carta, si es que es auténtica, confunde la percepción con la realidad y con base en esta confusión amenaza con recortar la ayuda financiera de Estados Unidos a El Salvador.
Entonces, queda la pregunta: ¿Quién anda circulando esta carta misteriosa, sin explicar la diferencia entre realidad y percepción? ¿Y con qué fin?
Saludos,
(MAS! y EL DIARIO DE HOY)