El pasado 10 de mayo las redes sociales se llenaron de mensajes a las madres en su día. También había una del presidente de la República y su señora esposa. Decía: “En este día tan especial, junto con mi esposa, Margarita, nos unimos a la celebración y enviamos nuestra felicitación y agradecimiento a todas las abnegadas madres, pilar en el que se sustentan las familias y la sociedad”.
¿Y las madres que no son ‘abnegadas’, sino que luchan todos los días a cumplir con su rol de madre, pero sin renunciar a sus deseos e intereses? Porque esa es la definición de ‘abnegado’: renunciar a perseguir sus propios deseos e intereses.
Hay muchas madres ‘abnegadas’, y merecen nuestras felicitaciones y el apoyo del Estado. Como también los merecen las madres sufridas, que lamentablemente son demasiadas en nuestro país. ¿Será que a estas que se refieren los que mandan sus saludos a ‘las madrecitas’, lo que siempre suena a ‘pobrecitas’?
¿Porqué el presidente, hablando de los ‘pilares en que se sustentan las familias y la sociedad’, solo se refiere a las madres ‘abnegadas’? Igual o más son pilares de la sociedad las mujeres que luchan por combinar su rol de madre con su propia superación profesional.
A veces en una sola palabra, puesta sin mucha reflexión, se revela la concepción que uno tiene de la familia, de la mujer, de la maternidad, y de la sociedad. Puede pasar a cualquiera, pero no al hombre que como presidente de la República es el responsable de las políticas pública. Nuestro mandatario, en su saludo a las madres, lamentablemente revela una imagen de la madre muy tradicional – y muy injusta con las aspiraciones de muchas mujeres.
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Muchas madres, sobre todo las solteras, son ‘abnegadas’, pero no por propia decisión, sino porque las circunstancias les niegan alcanzar sus propios deseos e intereses. A estas medres el presidente debería echarles la mano del Estado. En vez de celebrar su condición de ‘abnegadas’, debería facilitarles a superarla. Y cuando es un presidente que se llama ‘de izquierda’, esto debería ser una de sus prioridades.
Por esto, les mando un especial saludo a ustedes, las mujeres que ya no aceptan ser ‘abnegadas’, sino buscan su plena realización personal, profesional, y económica. Sé que están en esta lucha no para sacrificarse menos por sus hijos y su familia. Por lo contraria: Son las mujeres que sacan a sus familias del circulo vicioso de la pobreza.
Felicidades a estas madres que se niegan a ser ‘abnegadas’.
(MAS! / El Diario de Hoy)