Cuando el otro día presentaste tu libro al público, o sea a esta rara mezcla de personeros que frecuentamos eventos culturales (poetas, aprendices de artistas, pretendientes de directores de arte, plumas de todo tipo, y algunos que simplemente van porque dan bocas y vino), yo fui porque tuve que ir: por nuestra amistad, probada en las más distintas batallas, por lealtad, por solidaridad. No vaya a ser que todos se pongan de acuerdo no ir... aunque este peligro, en el caso tuyo que sabes de mercadeo, no existía realmente...
Fui, pero con miedo. Asumiendo
valientemente el peligro de tener que presenciar, otra vez, el lanzamiento de
otra novela sobre la guerra que nos cuente lo heroico de unos, la maldad de los
otros, la inocencia de los pobres. Por otra parte la gran curiosidad: El Choco
no habrá escrito ningún panfleto como ya hay demasiados, donde la denuncia se
disfraza de literatura. El Choco es demasiado sofisticado para caer en “la
cultura del indio pijiado”, como lo tipificó nuestro amigo común y colega de
letras Horacio Castellanos Moya , dándole un nombre común a las canciones
lloronas de Silvio Rodríguez y Mercedes Sosa, los cientos de libros y
documentales de denuncia, los escritos de Eduardo Galeano, los discursos de Evo
Morales, etc. Toda esta cultura que parte del ser humano como víctima...
Cuando vi a Sergio Ramírez y me dijo que
iba a presentar el libro, y cuando me di cuenta que el otro ponente, vía Skype,
iba a ser Horacio, ya agarré ánimo. esto no iba a ser el típico evento de
“memoria histórica”, sino un evento de literatos irreverentes entrenados para
la crítica, la ironía, el humor – y que no excluyen de estas prácticas sus
propios egos, ni tampoco cosas tan
serias como “la guerra” o “la revolución...”
Y cabal: Una noche amena, llena de humor,
sin la seriedad ceremonial de los mediocres. Comentarios inteligentes y
autocríticos por parte tuya y de Sergio y Horacio.
¿Y el libro, tu novela? No la terminé
todavía, pero no porque sea aburrada, sino simplemente porque no he tenido
tiempo. Lo que hasta ahora he leído me encanta. Nada del usual sermón, nada de
denuncia, ningún personaje se parece al “Indio pijiado...”
Un poeta choco se mete a la guerrilla. Se
pueden imaginar todo lo que le puede pasar. Pero el peligro principal no es la
muerte, sino más bien las pequeñas trampas y enredos éticos.
No voy a contar más. Quiero que la gente
vaya a una librería y compre el libro: “Camino de hormigas”, de Miguel Huezo
Mixco; poeta convertido en propagandista en la Radio Farabundo Martí, luego en
fundador (junto con Horacio, Pablito Cerna y este servidor) del semanaria
Primera Plana, y ahora funcionario de Naciones Unidas.
Y a vos, Choco, gracias por la grata sorpresa.
Qué bueno saber que a las FPL no sólo la han sobrevivido políticos como estos
que ahora se aprestan a hacer campamento en Casa Presidencial, sino también
poetas (y novelistas) locos como vos. Leyendo tu libro hasta me da ganas (y
valor) de escribir uno. Una novela humorística...
Nos vemos en el próximo evento cultural
donde regalan bocas y vino, tu camarada Paolo Lüers
(Más!/EDH)