Ya lo dije antes de las elecciones, sin tener idea de quién las iba a ganar, que el próximo gobierno tiene que tomar de entrada algunas decisiones sobre cómo piensa gobernar. Se lo repito ahora a quienes el 1 de junio van a asumir.
Urge desmontar el gobierno paralelo que
Funes y sus dos secretarios omnipotentes han construido e inflado en Casa
Presidencial. Urge regresar a un gobierno constituido por el consejo de
ministros, y no por intrigas en los pasillos de Casa Presidencial.
Les doy algunos ejemplos de las cosas que
no deben seguir manejando desde secretarías presidenciales: cultura, medios
públicos, protección civil, ciudad mujer y otros asuntos que la actual primera
dama a concentrado en su secretaría de intrusión social. Y sobre todo: las
reuniones de secretarios presidenciales entre ellos o bilateralmente con
ministros no pueden seguir sustituyendo el funcionamiento del gabinete de
gobierno y del consejo de ministros.
Ambos partidos ya han dicho que el feudo
de la primera dama hay que desmantelarlo y devolver sus competencias a la
administración pública permanente, que son los ministerios que no dependen de
la correlación de fuerzas en el matrimonio presidencial y en dentro de Casa
Presidencial. Háganlo, entonces.
Ambos partidos que compitieron por la
presidencia hablaron de deshacer el monstruoso y absurdo aparato de la
Secretaría Presidencial de Cultura. Háganlo, entonces. Lo mejor sería, incluso,
que no crean un Ministerio de Cultura sino una Instituto de Cultura y Artes,
con un estatus de autonomía comparable al de la Universidad de El Salvador. No
tiene sentido que cada presidente que entra nombre su director de Zoológico,
del Teatro Nacional, de la Biblioteca, y de la Compañía Nacional de Danza.
El gobierno Funes escogió el camino
peligroso de convertir no sólo la cultura sino también el desarrollo de los
medios de comunicación públicos en parte del aparato de proyección, propaganda
e imagen de la presidencia. Esto hay que pararlo ya. Igual que en el caso de
las instituciones culturales del Estado, la única manera idónea de administrar
los medios públicos de comunicación de una manera adecuada, no partidaria y
profesional es con instituciones autónomas que no respondan al interés de una
partido ni de un gobernante sino de la nación.
Quédense ustedes con una buena oficina de
prensa (que dentro de su gran aparato inflado llamado Secretaría de
Comunicación tampoco tuvo el gobierno Funes), que opere con profesionalidad y
transparencia. Desháganse de juguetes caprichosos como el Aló Presidente, de la
Subsecretaría de Transparencia con todo y su pasquín de propaganda llamado
“Transparencia Activa”. Son aparatos de propaganda y de guerra sicológica no dignas
de un gobierno democrático.
Y recorten el presupuesto de publicidad y
propaganda de Casa Presidencial y de todo el gobierno. Reduzcan la publicidad a
la difusión de información necesaria para la población, y corten toda la
difusión de opiniones oficiales. Todos les vamos a agradecer esta medida.
Fíjense que todas estas medidas que les
planteo no dependen de fondos adicionales, sino exclusivamente de su voluntad
política de desmontar el aparato monstruoso que el ejecutivo actual ha
construido en Casa Presidencial, a costa del buen funcionamiento del gabinete,
de los ministerios y de una administración pública profesional y moderna.
Saludos, Paolo Lüers
Posdata: Y si por arte de magia cambiara
la suerte electoral, sostendría cada palabra de esta carta. Por el momento, la
dirijo a quienes vea armando gobierno.
(Más!/EDH)
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