lunes, 1 de octubre de 2012

Observador político: Llegó “El Flaco” a Caracas - para quedarse

Viendo en Globovisión la transmisión en vivo del cierre de campaña de Henrique Capriles, me cuesta imaginar que el próximo domingo no gane al comandante Hugo Chávez. A la par de ‘El Flaco con la cachucha’, como los venezolanos llaman al candidato opositor, Chávez –más allá del desgaste por su enfermedad, por 14 años de gobernar y por su discurso siempre confrontativo- parece el candidato conservador. Y Capriles, mas allá de su condición de joven dinámico, parece un innovador con fuertes componentes socialdemócratas.

La juventud de Capriles (de apenas 40 años) tuvo su reflejo fiel en la multitud de más de 1 millón de caraqueños que lo recibieron en la capital: Las cámaras mostraron una mayoría de jóvenes. Con esta generación, que ha pasado la mayor parte de su vida en una Venezuela gobernada por Chávez y el Socialismo del Siglo 21, y con este candidato opositor, difícilmente pega la permanente alerta del actual presidente contra “los burgueses que quieren que Venezuela regrese al antiguo régimen corrupto” de los años 70 y 80, derrotado por la ‘Revolución Bolivariana’.

Al subir al escenario al estilo más de un rock star como de un político tradicional, vestido como siempre de ropa deportiva y con su gorra de baseball, Capriles puso el dedo en la llaga y comenzó su discurso haciendo suyo el “espíritu de cambio y esperanza del 1998”, que derrumbó la llamada ‘Cuarta República’ y llevó al poder a un joven y rebelde militar llamado Hugo Chávez: “Cuando el otro candidato fue electo presidente, yo fui electo el más joven presidente de la Asamblea de nuestra historia. Y todavía estoy en este proceso de cambio, igual de flaco, mientras que el otro candidato se enfermó del poder y no lo quiere soltar.”

Y de ahí Capriles le fue cobrando a Chávez, punto por punto, todas las promesas incumplidas de esta gran ilusión de cambio del 1998: Hoy Venezuela no tiene paz, sino violencia; no tiene empleo, sino destrucción de la producción nacional; tiene peores escuelas, universidades, cárceles y hospitales...

Henrique Capriles Radonski no es un gran orador, como indudablemente lo es Chávez. Esto, en un país de tan enorme pasión por la retórica, parece un problema serio para un candidato. ‘El Flaco’ lo sabe y nunca trata de competir con su contrincante en este deporte nacional de desbordante oratoria demagógica. En el discurso de Capriles se notaban sus nervios, su voz se quebró frecuentemente, perdió varias veces el hilo... Pero esto no afectó su conexión con la multitud. Le da hasta ventaja, le ayuda ganar simpatía: Los venezolanos están cansados de oratoria y sedientos de soluciones; cansados de ideología y curiosos de ideas. Y esto es lo fuerte del ex-alcalde de Baruta y gobernador de Miranda: ideas y soluciones prácticas; llevar la política del campo de ideología al campo de la administración pública eficiente.

Si uno compara la campaña opositora con la campaña chavista, las diferencias son evidentes – y parecen trabajar en favor de ‘El Flaco’. En las concentraciones de Chávez un mar de rojo: banderas, camisas, cachuchas, pancartas de un sólo color. Las concentraciones de la oposición son multicolores, porque Capriles representa un abanico de 25 partidos, unos de trayectoria de izquierda, otros de trayectoria de derecha, la gran mayoría de carácter reformista: socialdemócratas, socialcristianos, verdes, humanistas... Pero la mayoría de los asistentes al gran meeting en Caracas son civiles, vestidos de civil. La diferencia visual refleja la diferencia política: uniformidad versus pluralidad. Revolución versus reforma. Militancia contra ciudadanía...

Otra diferencia entre las dos campañas: Bombardeo aéreo de Chávez y su gobierno versus un recorrido maratónico casa por casa de ‘El Flaco’. Lo hizo en la campaña de las elecciones primarias y lo repitió ahora: primero casa por casa, luego barrio por barrio, después ciudad por ciudad, para culminar en concentraciones gigantescas en cada estado. Claro, ‘El Flaco’ en la vida real es maratonista, y Chávez, en la vida real, es paciente de cáncer. El presidente se concentra en la televisión, disponiendo de un imperio de medios y en la cadena nacional obligatoria: Ha utilizado más de 80 horas de cadena nacional. 80 horas en todos los canales y radios del país, hablando solo. Se negó a debatir. Su opositor no tiene acceso a cadena nacional, pero además sabe que no dispone de este don del carisma mediático. Hizo lo correcto: convertir la desventaja en virtud, ir a la calle full time, en todo el país. Y de repente él mismo y la gente descubrieron algo insólito: Este hombre tiene un enorme carisma a corta distancia, en el contacto directo con la población. Tuve la oportunidad de acompañarlo, en su trabajo de gobernador, a pueblos remotos, y observé como la percepción de la gente cambió radicalmente una vez que lo tenían de frente. Este hombre pintado de ‘ricachón’, de elitista, de ‘oligarca’, cuando la gente lo tiene cerca, resulta humilde, abierto, simpático y divertido. Resulta que escucha.

Entonces, cada uno de los candidatos escogió su campaña: Chávez, como su salud no le permite una campaña terrestre, escoge la super-mediática, con discurso violento y confrontativo, tildando a su adversario de cualquier cosa; Capriles, que no tiene ni los recursos ni el don para campaña mediática, escoge el contacto directo: Vean, aquí estoy, así soy, un flaco con cachucha y buenas ideas. Y casi no habla de su contrincante.

Y así va ‘El Flaco’, desmontando el monstruo ‘ultra-derechista’ que el oficialismo ha pintado de él; desmontando sistemáticamente la retórica revolucionaria, confrontándola con los hechos, con los números de desempleo, homicidios, falta de vivienda, deficiencias de salud y educación. Y con propuestas prácticas.

Nadie hubiera pensado que de esta manera Capriles pudiera acumular y acumular hasta llegar, justo para el cierre, a la culminación: movilizar a millones de gente en las ciudades principales; armar espectáculos al estilo de concierto de rock; conectar con multitudes de jóvenes y mujeres. Como buen corredor de maratón que es, supo medir y administrar sus tiempos y sus fuerzas.

“Esta batalla no es entre partidos ni entre ideologías, es entre dos estilos de vida”, dijo Capriles a los caraqueños. Y acto seguido habló de que en la nueva Venezuela cabrán todos, sin distinciones ideológicas, sin revanchas, sin exclusiones, sin perdedores. Un contraste muy fuerte al discurso de Chávez que siempre pinta divisiones, confrontaciones, diferencias entre las dos Venezuelas incompatibles que él ve: la Venezuela revolucionaria, y la Venezuela de los ‘vendepatrias’.

Hay otras diferencias entre las dos campañas, y también parecen trabajar a favor de Capriles. Chávez habla del pasado, Capriles habla del futuro. Chávez habla de defender el status quo, aunque tenga el apellido ‘Revolución’; Capriles habla de reformas, cambios, soluciones, inversiones, sacrificios compartidos.

Pude observar hace como dos años el inicio de un importante cambio en la percepción de la gente. Durante 10 años la oposición no pudo ganar, porque la gente la asociaba con inestabilidad e incertidumbre. Esto empezó a cambiar cuando líderes jóvenes como Leopoldo López, Pablo Pérez (el gobernador de Zulia) y Henrique Capriles se pusieron a la cabeza de la oposición. En un año de campaña, dirigida por estos líderes y muchos otros de la misma generación, este cambio de percepción se hizo irreversible. Hoy la violencia, el peligro de inestabilidad e incluso de confrontaciones que rompan la paz son asociados con Chávez y con su intento de retener el poder, no con la oposición que muestra pluralidad, tolerancia, reformismo y voluntad de reconciliación.
(El Diario de Hoy) 

 

sábado, 29 de septiembre de 2012

Carta de adiós a La Luna

Querida Luna:
hoy es tu último día: a partir de mañana estará cerrado lo que fue, durante los convulsionados primeros años de la paz, mi bar favorito - un lugar místico, divertido, lleno de vida y risas, chistes y planes de un futuro mejor. Punto de encuentro y discusión interminable entre artistas, intelectuales, escritores, periodistas, izquierdistas, bohemios y bolos ilustrados. Bueno, no todos...

No entiendo porqué muchos de los dolientes, incluyendo su fundadora y dueña, Beatriz Alcaine, hoy tratan de decirnos que la difunta no fue un bar, sino “un proyecto cultural”. Como si un bar fuera algo ordinario, una institución no digna para enamorarse de ella – y como si un centro cultural fuera algo más digno de tristeza cuando deje de existir...

Déjense de pajas todos ustedes: Nos enamoramos de La Luna porque fue un bar excelente, con buenos tragos, meseras guapas y con chispa, creativa decoración, rica comida, un lugar divertido. Nadie se enamora de una institución cultural, pero sí de un buen bar, como La Luna de los años noventa. Claro que un bar, para que sea bueno, tiene que tener cultura, clase, buena música. Y buena música tenía aquella Luna. Aunque no siempre. A veces era más bien horrible, y uno prefería migrar a la Taberna del Viejo, del papá de la Bea, a la vuelta de La Luna, a pesar de que ahí siempre había demasiados izquierdosos frustrados llorando en su jarra de cerveza...

Es más, querida Bea: la decadencia de La Luna empezó cuando ustedes se olvidaron que estaban manejando un bar, un lugar para divertirse y relajarse y para tener buenas conversaciones. Cuando de repente las bocas ya no eran las mismas, los tragos mal servidos y la música tan heavy metal que ya no había forma de conversar con su novia. O cuando La Luna se convirtió tanto en centro cultural que puso espectáculos que requerían atención respetuosa, y uno ya no se atrevía a hablar de voz alta, ni a pedir su whisky, ni a reírse.

¡Cómo extrañaba yo la vieja Luna-bar! Todavía la extraño. ¿Quién diablos, luego de echar riata todo el día, quiere tomarse su trago en un centro cultural donde no lo dejen hablar – sea por la bulla, sea por “respeto” al arte?

Que La Luna tiene que cerrar, como hoy dicen, porque los gobiernos no apoyan la cultura y el arte, me parece una mamada. ¿Qué diablos tienen que ver el gobierno y su política cultural con el bar donde yo me echo mi trago y me encuentro con gente inteligente y divertida, o donde disfruto de un buen jazz?

Un bar es donde me quiero olvidar que existe tal cosa como un gobierno o una secretaría de cultura. Un buen bar es donde se vive cultura y donde nadie habla de “política cultural”. Esta clase de bar fue aquella Luna, por esto todos la recordamos con nostalgia.

A los lectores, que en su mayoría tal vez no saben de qué estoy hablando en esta carta, les digo: ¡Miren lo que se perdieron los que nunca pasaron una noche mágica en el bar La Luna!

Adiós, Luna! Nos harás falta. Paolo
(Más!/EDH)

viernes, 28 de septiembre de 2012

Venezuela niega entrada al país a enviado de EDH

El consulado venezolano en San Salvador le negó el día 26 de septiembre la visa a nuestro periodista Paolo Lüers, quien iba a cubrir para nuestro medio las elecciones presidenciales del 7 de octubre. Según declaraciones del encargado de negocios de la embajada venezolana en El Salvador, Ismael Cañas, esta decisión fue tomada por el gobierno en Caracas.
Nuestro columnista Paolo Lüers ha sido enviado por El Diario de Hoy a Venezuela en cinco diferentes ocasiones entre febrero del 2008 y agosto del 2011, y ha publicado en nuestro medio amplios reportajes, entrevistas y análisis sobre la revolución bolivariana, el proceso de unificación de la oposición, las batallas por la libertad de prensa, las elecciones parlamentarias del 2010 y el surgimiento del liderazgo del hoy candidato a la presidencia Henrique Capriles Radonski. Estas publicaciones han tenido repercusiones a nivel internacional y en el debate público en Venezuela.
En esta ocasión, nuestro enviado especial y analista iba a viajar a Caracas el día 27 de septiembre y cubrir la recta final de las campañas presidenciales, las elecciones del día 7 de octubre y la situación post-electoral. Así como lo ha hecho en anteriores ocasiones, iba a realizar extensas entrevistas a Henrique Capriles y otros líderes opositores, y tratar de poder conversar con dirigentes del partido PSUV.
A la pregunta por las razones de la decisión de negar la visa a nuestro enviado especial, el encargado de negocios de la embajada se limitó a declarar que “es una decisión soberana de su gobierno otorgar o no otorgar visas para viajar a Venezuela. Nuestro gobierno toma estas decisiones a su discreción y no debe explicaciones a nadie.” Preguntado si la negativa de la visa se debe al trabajo periodístico realizado por nuestro corresponsal Paolo Lüers en Venezuela o a las opiniones críticas al gobierno de Hugo Chávez expresados en sus análisis y crónicas, Cañas expresó que “en Venezuela los periodistas y los medios gozan de absoluta libertad de prensa.” Cuando nuestro corresponsal le preguntó cómo podría ejercer esta “absoluta libertad” si el gobierno le niega la visa, el encargado de negocios de la embajada venezolana terminó la conversación diciendo que “no hay más explicaciones.”
El Diario de Hoy, con los contactos establecidos en Venezuela durante 4 años de trabajo de su enviado especial, va a seguir cubriendo con independencia y análisis crítico los acontecimientos en Venezuela, a pesar de las restricciones impuestas por el gobierno de Venezuela.
El periodista Paolo Lüers afirmó que “un día me dicen en el consulado que todos los papeles están en orden para otorgar la visa, y el día siguiente hay una orden de Caracas de negarla. No permitir la entrada al país de un corresponsal debidamente acreditado es una restricción seria a la libertad de prensa, sobre todo en tiempos electorales. Encaja en los sistemáticos ataques a los medios independientes, que en los últimos años he observado en Venezuela. Nunca me ha pasado esto en mi carrera profesional, ni a en países en estado de guerra, ni siquiera durante la guerra civil en El Salvador, a pesar de que escribí artículos muy críticos a los gobiernos salvadoreños.”
Las publicaciones de Lüers:
(El Diario de Hoy)

Para el análisis no se necesita visa

Me dejaron con los colochos hechos. A la hora que usted lee estas líneas, el que las escribe ya tenía que estar en Caracas/Venezuela haciendo las primeras entrevistas a analistas, académicos, militares y opositores venezolanos. No fui para Venezuela, porque el gobierno del teniente coronel Hugo Chávez así lo decidió, negándome la visa. Sin explicaciones ni razones. “Una decisión soberana del gobierno soberano de una república soberana”, me dijo el encargado de negocios de la embajada venezolana en San Salvador, Ismael Cañas.

Bueno, ni modo. Pero esto no va cambiar la manera cómo este periódico y este periodista van a cubrir las elecciones del 7 de octubre, que van a decidir sobre el rumbo de Venezuela e influir mucho el rumbo de América Latina, incluyendo El Salvador. Va a cambiar la forma de nuestra cobertura, pero no el contenido.

Teníamos preparado dos semanas de recoger informaciones, impresiones, opiniones y análisis en Venezuela: acompañando a la campaña del candidato Henrique Capriles en los últimos días de su recorrido por cientos de pueblos y barrios; conversando con dirigentes opositores y voceros chavistas, con reconocidos académicos y abogados de derechos humanos, con presos políticos y militares; incursionando en los famosos “cerros”, como en Caracas llaman los populosos barrios marginados de obreros y desempleados, donde hace 15 años nació el movimiento bolivariano que llevó al poder a Chávez, y donde hoy existe una fuerte batalla electoral entre chavistas y opositores...

Negándome la entrada a su país, me impiden ser testigo directo de los acontecimientos antes, durante y luego del día electoral. No voy a poder tomar fotos ni grabar las voces de los pobladores de los barrios. No voy a ver con mis propios ojos el efecto de los desfiles de las milicias chavistas fuertemente armadas, con los cuales el gobierno trata de sembrar miedo en la población. Otros periodistas nos mandarán la información y las crónicas. Y para el análisis crítico no se necesita visa. Para conversar con las voces críticas y los observadores independientes en Venezuela no se necesita permiso gubernamental.

El Diario de Hoy va a activar otras formas de cubrir las elecciones y las tensa situación después, cuando se va a definir si la autoridad electoral reconoce fielmente la voluntad popular, y si los contendientes, sobre todo el actual presidente, reconocen el resultado. Y este analista, triste de no poder regresar a su trayectoria de cronista, va a dedicarse al análisis.

Mis fuentes en Venezuela no coinciden en sus pronósticos electorales, y tampoco en sus pronósticos sobre qué van hacer Chávez y sus lugartenientes en el gobierno y en las Fuerzas Armadas en caso que la voluntad popular no les favorezca. El mismo Chávez ha expresado a gritos que si gana la oposición, el país tendrá guerra civil. Sin embargo, esto es imposible: Para una guerra se necesitan dos bandos armados, y en Venezuela sólo hay uno, bajo el mando del teniente coronel Hugo Chávez. Puede haber represión. Puede haber hasta masacres, si la Fuerza Armada lo permite a su Alto Mando chavista y a las milicias. Pero no guerra civil.

Parece que Hugo Chávez está quedando sin plan. Apostó todo a aplastar la oposición y su candidato antes de las elecciones, movilizando todos los recursos del estado y su imperio mediático. Pensaba que la oposición no podía resistir en esta lucha desigual. Y que por tanto, no veían la necesidad ni de fraude electoral ni mucho menos de un autogolpe luego de una eventual derrota electoral. Este cálculo no le ha funcionado. La oposición no está aplastada, sino sigue creciendo. No sé si suficiente para ganar, pero obviamente suficiente para que al comandante y su partido les entre pánico, porque de repente no saben cómo actuar en caso de perder las elecciones. Esto puede generar una situación sumamente peligrosa para los días después de las votaciones. Mi instinto de reportero me hace desear estar ahí y servir de testigo y cronista. Cosa que no pasará, por “decisión soberana” del gobierno de Hugo Chávez. Ni modo. Pero esto no le va a ayudar en nada a la hora de enfrentar la realidad el 7 de octubre.
(El Diario de Hoy)


Venezuela niega entrada al país a enviado de EDH

El consulado venezolano en San Salvador le negó el día 26 de septiembre la visa a nuestro periodista Paolo Lüers, quien iba a cubrir para nuestro medio las elecciones presidenciales del 7 de octubre. Según declaraciones del encargado de negocios de la embajada venezolana en El Salvador, Ismael Cañas, esta decisión fue tomada por el gobierno en Caracas.

Nuestro columnista Paolo Lüers ha sido enviado por El Diario de Hoy a Venezuela en cinco diferentes ocasiones entre febrero del 2008 y agosto del 2011, y ha publicado en nuestro medio amplios reportajes, entrevistas y análisis sobre la revolución bolivariana, el proceso de unificación de la oposición, las batallas por la libertad de prensa, las elecciones parlamentarias del 2010 y el surgimiento del liderazgo del hoy candidato a la presidencia Henrique Capriles Radonski. Estas publicaciones han tenido repercusiones a nivel internacional y en el debate público en Venezuela.

En esta ocasión, nuestro enviado especial y analista iba a viajar a Caracas el día 27 de septiembre y cubrir la recta final de las campañas presidenciales, las elecciones del día 7 de octubre y la situación post-electoral. Así como lo ha hecho en anteriores ocasiones, iba a realizar extensas entrevistas a Henrique Capriles y otros líderes opositores, y tratar de poder conversar con dirigentes del partido PSUV.

A la pregunta por las razones de la decisión de negar la visa a nuestro enviado especial, el encargado de negocios de la embajada se limitó a declarar que “es una decisión soberana de su gobierno otorgar o no otorgar visas para viajar a Venezuela. Nuestro gobierno toma estas decisiones a su discreción y no debe explicaciones a nadie.” Preguntado si la negativa de la visa se debe al trabajo periodístico realizado por nuestro corresponsal Paolo Lüers en Venezuela o a las opiniones críticas al gobierno de Hugo Chávez expresados en sus análisis y crónicas, Cañas expresó que “en Venezuela los periodistas y los medios gozan de absoluta libertad de prensa.” Cuando nuestro corresponsal le preguntó cómo podría ejercer esta “absoluta libertad” si el gobierno le niega la visa, el encargado de negocios de la embajada venezolana terminó la conversación diciendo que “no hay más explicaciones.”

El Diario de Hoy, con los contactos establecidos en Venezuela durante 4 años de trabajo de su enviado especial, va a seguir cubriendo con independencia y análisis crítico los acontecimientos en Venezuela, a pesar de las restricciones impuestas por el gobierno de Venezuela.

El periodista Paolo Lüers afirmó que “un día me dicen en el consulado que todos los papeles están en orden para otorgar la visa, y el día siguiente hay una orden de Caracas de negarla. No permitir la entrada al país de un corresponsal debidamente acreditado es una restricción seria a la libertad de prensa, sobre todo en tiempos electorales. Encaja en los sistemáticos ataques a los medios independientes, que en los últimos años he observado en Venezuela. Nunca me ha pasado esto en mi carrera profesional, ni a en países en estado de guerra, ni siquiera durante la guerra civil en El Salvador, a pesar de que escribí artículos muy críticos a los gobiernos salvadoreños.”

Las publicaciones de Lüers:
(El Diario de Hoy)

jueves, 27 de septiembre de 2012

Carta a la “Comisión Agenda de País” de la Asamblea


Estimados diputados:
Tamaño nombre que se han puesto ustedes: “Agenda de País”. Suena bien serio y ambicioso: arreglar al país; dar rumbo al país; supeditar todo al interés del país...

¡Y no logran elegir fiscal general! Ni siquiera han intentado a iniciar un debate serio sobre las deficiencias de la fiscalía y sobre las reformas necesarias para que pueda cumplir su misión. Reprobados.

Como ustedes se entramparon, ya hablan nuevamente de llevar el problema a Casa Presidencial, a ver si ahí lo solucionen: ¡qué declaración de bancarrota!

Para ahorrarse la ahuevada de otra vez pedirle al presidente que resuelva el problema de la Asamblea, les propongo otro mecanismo más efectivo – y seguramente más transparente: En vez de celebrar otras 19 reuniones a puerta cerrada en Casa Presidencial, simplemente adopten el mecanismo de La Academia de México. Sí, de la academia musical...

No estoy diciendo que pongan a los 5 finalistas a cantar, pero sí que hagan 4 eventos públicos y televisados: En vez de cantar y bailar, en cada evento los 5 candidatos a fiscal tendrán oportunidad de dar una charla magistral sobre temas trascendentales del país. Por ejemplo: El principio de la independencia de los órganos del Estado; las reformas que necesita la fiscalía; la problemática de los testigos “criteriados”; ¿cómo erradicar la impunidad?; crimen organizado, corrupción y lavado de dinero...

Cada uno escoge su tema libremente y tendrá el mismo tiempo para exponer. Digamos 15 minutos cada uno. Luego se someterá a preguntas del jurado, que serán ustedes los miembros de la Comisión Agenda de País. Todo esto en televisión y en vivo. Al final de cada reality show uno de los finalistas queda eliminado y va a su casa. Igual que en La Academia. 

¿Quién decide sobre las expulsiones? El público, por supuesto. Nosotros, los ciudadanos. Igual que en La Academia. Cada uno de ustedes le da notas a cada uno de los finalistas, igual que en La Academia. Pero el ciudadano televidente decide con su voto, vía llamadas o mensajes telefónicas. Igual que en La Academia. Y con cuatro eventos, que perfectamente las pueden celebrar dentro de una sola semana, tendríamos fiscal general. Last man standing...

Espero que tomen en cuenta mi propuesta. Es más: Me ofrezco de moderador, junto con Luciana Sandoval.

Mejor un buen show público que otra farsa a espaldas de la ciudadanía.

Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Si Cantinflas fuera diputado.


En lo que unos están discutiendo (más bien negociando) en oficinas bien amuebladas con aire acondicionado y finas viandas, a quien van a escoger como nuevo fiscal general de la república. Otros, como personajes de una novela de Gabriel García Márquez están en casas del tamaño de esas mismas oficinas soportando el sopor, calor, miedo y en muchos casos teniendo que vivir todo tipo de peripecias para poder obtener el sustento diario de sus familias esperando que la fiscalía general de la república cumpla con sus roles.

Recientemente se han publicado en los medios de comunicación casos emblemáticos de la violencia que vive nuestra sociedad, el asesinato de bebes a manos de sus respectivos padres, de por sí la noticia es sumamente impactante pero me causa otro tipo de impacto el leer las declaraciones del director del ISNA que dice que conocía de los casos pero que lastimosamente la institución no tuvo la capacidad de atender. Además, la Fiscalía tenía conocimiento del caso ya que el ISNA informa a la FGR este tipo de situaciones y ésta tiene acceso inmediato al caso pero de igual manera la Fiscalía no hizo nada.

A raíz de esto me surge la interrogante, si la Fiscalía tuviera a cualquiera de los cinco aspirantes (casi uno por partido político) a fiscal general de la república al frente de la misma ¿Hubiera actuado de manera distinta? Creo no equivocarme al decir que independientemente de la persona a cargo de la FGR, la respuesta sería: tuvimos conocimiento del caso pero lamentablemente no tuvimos la capacidad de atenderlo.

Con estos marcados contrastes de nuestra realidad, nuestros diputados siguen enfrascados en una negociación sobre a quien poner de fiscal, por supuesto poner a la persona que de beneficios al partido o partidos que lo apoyen. Encima les gusta cantinflear frente a los medios de comunicación para hacernos creer que están trabajando por el bien de todos, que están discutiendo los criterios de honorabilidad, capacidad y no se cuantas otras cosas más, cuando todos sabemos que están negociando lo qué ganan  o lo qué pierden  con un candidato o con otro.

Que diferente fuera si en lugar de esas estériles discusiones, estuvieran pensando cómo redistribuir de una mejor forma los pocos fondos del Estado, esto no sólo implica incrementar los ingresos del gobierno, sino también y muy necesario reducir sustancialmente los gastos de las dependencias del gobierno, empezando en casa, por la Asamblea Legislativa.

Ojalá que nuestros diputados imitarán a Cantinflas con coherencia, qué pasaría si nuestro cómico mexicano fuera nuestro diputado. Ante la aprobación sin protesta del presupuesto 2013 de la Asamblea Legislativa hubiese sido el único que con indignación hubiera iniciado su discurso: diputados que están frente de mi y yo frente de ustedes, tengo ganas de hacer justicia y darle al pueblo lo que el pueblo necesita, no apruebo este presupuesto que a parte de no haber sido discutido en lo más mínimo se ha incrementado en un millón y medio de dólares, dinero con que fácilmente se le podría dar mayor capacidad al ISNA para que éste brinde protección a familias que muestren una vulnerabilidad altísima de sufrir ataques de sus parejas, como los de los casos recién acaecidos.

Además con la humildad que lo caracteriza promovería que él como distinguido funcionario público debe de andar en un carro nuevo, pero no necesita que sea un todo terreno, blindado y con todas las extras habidas y por haber, que un sedan es más que suficiente, para que todo ese dinero pueda ser invertido en obras sociales porque yo al revés de otro les voy a dar pan, pero mucho pan, no bolillo como siempre les han dado. Aunque ahora ni a bolillo llegamos.

martes, 25 de septiembre de 2012

Carta al candidato del FMLN por la presidencia

Estimado Salvador Sánchez Cerén:
Me tomé la molestia (literalmente) de seguirle en twitter. Es un medio ideal para hablar claro y  pelado, preciso y con claridad, sin el rodeo tan acostumbrado en las entrevistas.


Para entender porqué usted quiere ser presidente y qué podemos esperar de su eventual presidencia, he pasado dos semanas leyendo todos sus mensajes en twitter. Tengo que decirle que ahora estoy más confundido que antes. Aquí una selección de sus tweets, que podríamos titular “Las palabras del profe”:

“Hay que prepararnos en el alma y en el espíritu para hacer la comunicación directa y llegar al corazón de la gente” (08 09)
  “El FMLN nos comprometemos a trabajar por el buen vivir de la gente” (09 09)
 “Una corriente del Buen Vivir esta creciendo por America Latina y nosotros tenemos que ser parte de esa esperanza y optimismo” (09 09)
 “Tengan toda la confianza, vamos a estar en mayor contacto con ustedes” (16 09)
 “La esperanza esta basada en la fe” (16 09)
 “Expresamos nuestra esperanza en el Buen Vivir” (16 09)
 “Tengan toda la confianza, vamos a estar en mayor contacto con ustedes” (20 09)
 “nuestro gobierno es honrado, respeta el dinero del pueblo, los ministros del pasado usaron dinero público para uso personal, hubo corrupción” (22 09)
 “La esperanza en el Buen Vivir está en el Corazón de la Gente” (22 09)
 “Abramos nuestros corazones al Buen Vivir para nuestra Patria” (22 09)
 “tenemos que construir en la sociedad una relación, armoniosa, respetuosa, tolerante, eso debe estar en nuestros corazones” (22 09)
  “hay grandes deficiencias, ero todos juntos sigamos cambiando la Patria” (22 09)
 “Trabajemos unidos y unidas por un país con Buen Vivir” (23 09)
 “Vale la pena seguir luchando y sacrificandose por un buen vivir para nuestro país” (23 09)

Primero quiero aclarar que todas los errores de redacción, ortografía o lógica corren a cuenta del ex-viceministro de educación.

Ya no entiendo de qué se trata en esta su campaña. Hasta ahora pensaba que existen marcadas diferencias entre discurso político y sermón. Creía que la extraña fusión que Daniel Ortega y su esposa Chayo hacen entre consignas revolucionarias, moralina y seudo-religión era una excepción. Luego Rafael Correa, el líder de la “revolución ciudadana” ecuatoriana, también comenzó a hablar así. Y de repente usted va para Ecuador y regresa con este discurso-sermón...

Por favor, profesor: hable claro, sáquenos de la confusión. Díganos algo que uno puede entender y argumentar.

Paolo Lüers





(más!)

sábado, 22 de septiembre de 2012

Carta a la Asamblea Legislativa

Estimados diputados:
Ustedes son los únicos que tienen el privilegio de poderse recetar su propio presupuesto. Self service. Esto supuestamente supone una especial responsabilidad para que nadie piense que se estén sirviendo demasiado...

Entonces, uno pensaría que ustedes, para aprobar el presupuesto de la Asamblea, hagan un riguroso examen de todos los rubros – y también de las prioridades del país, para no exponerse a ninguna sospecha o mala interpretación. Porque aunque ustedes no parecen darle importancia, hay mucha gente en el país que sospechan de ustedes. Nadie tiene dudas de la austeridad ni de la eficiencia de la Asamblea – sabemos con ciencia cierta que no existen. Pero sí existen sospechas de la honorabilidad de muchos diputados y de la transparencia y responsabilidad fiscal de la Asamblea como tal. Y bastante generalizado: todos sospechan de todos, independientemente de preferencias ideológicas...

Sin embargo, esto no les parece importar. Tuvieron la oportunidad de mostrar lo contrario: Sólo tenían que atreverse a transparentar todos los gastos de la Asamblea (incluyendo viajes, carros, asesores, fondos discretos del presidente de la Asamblea...), someterlos a un examen riguroso, confrontarlos con las otras necesidades urgentes del país – y reducirlos a lo mínimo necesario. Hubieran podido decir al país: Nosotros asumimos parte del sacrificio que todos tenemos que hacer para sanear las finanzas públicas y para concentrarnos en las prioridades urgentes del país. Hicieron todo lo contrario. No hubo examen riguroso ni transparencia. Y no hubo recorte sino aumento. Ni habrá ningún vehículo menos, ni una plaza de asesores fantasma eliminada. La Asamblea sigue con el plan de construir una nueva plenaria, cuando el país necesita construir escuelas, cárceles, hospitales. Ustedes van a seguir viajando a costa de un Estado que no puede pagar a sus maestros, policías y enfermeras.


Todo esto aprobado en plenaria, sin un solo voto disidente o de consciencia. Sin auditoría independiente al presupuesto ejecutado. Sin discusión. Ni siquiera ustedes mismos conocen la lista de asesores de las fracciones ni sus honorarios. Mucho menos los conocemos nosotros los ciudadanos...

Y por arte de magia, cuando se trata del presupuesto propio, ya no hay oposición.

 ¿Y ustedes en serio se extrañan porqué en la calle y en las redes sociales hablan peste de los diputados? Pero aunque a ustedes les parece que en la Asamblea no es vigente la regla que no hay almuerzo gratis (ni carro, ni trago, ni viajes, ni nada): al final del día les cobrarán las facturas.

Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)

jueves, 20 de septiembre de 2012

Carta al coronel Ochoa

Estimado Sigifredo: 
Ambos conocemos bien las diferencias que tenemos: Usted ha sido guerrero en un bando, yo guerrillero. Usted se proclama orgullosamente anticomunista, metiendo a toda la izquierda en el mismo saco, yo critico a los comunistas porque creo en la izquierda democrática. Usted adora al teniente coronel José Domingo Monterrosa como militar ejemplar, para mi era un mal militar, porque los buenos no cometen masacres a civiles. Podríamos ampliar esta lista de diferencias, pero no hace falta. Porque de todos modos tenemos algo importante en común: la rebeldía, la polémica, el amor a la libertad. Cada uno de su forma y con sus errores...

Habiendo dicho todo esto, sólo me queda decir: No se deje doblegar, de nadie. Usted y David Reyes están haciendo algo valiente: defender el principio que los diputados tienen que obedecer a su conciencia y al compromiso adquirido con sus votantes. Si esto los obliga a votar diferente a la “línea” de su partido, hay que hacerlo, con la cabeza en alto.

Así entendí su voto solitario en contra de la elección de un cuadro del FMLN como presidente de la Corte. A mi me pareció correcta la decisión de ARENA de aceptar una solución política para asegurar que la Asamblea cumpla su deber de acatar las sentencias de la Sala. Pero mi respeto por su valentía de disentir.

Espero que usted, así como en Cabañas no hizo caso a la “Chancha Loca” al mando del ejército, hoy tampoco haga caso a ninguna presión. Y que logre resistir sin caer en la dinámica fatal de dejarse apartar de su partido. Esto sería una fatal forma que se cumpla la profecía de traición, sólo porque no hay espacio para debate, disidencia y autonomía conciente.

Que bueno que hay algunos diputados que entendieron la diferencia entre lealtad y obediencia ciega. Ojala que mañana haya más, en todos los partidos. Esto, en vez de debilitar a los partidos, los hará más fuertes y creíbles.

A las cúpulas hay que decir: los traidores no hay que buscarlos entre los hombres de principios, aunque estos sean incómodos. Los traidores siempre surgen entre los oportunistas. Los diputados que se fueron a Gana no fueron disidentes, porque para disentir primero hay que tener principios.

Ya ve, estimado Sigifredo, tenemos algo en común, a pesar de todas las diferencias históricas e ideológicas que nos separan y sobre los cuales podemos seguir polemizando.

Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)

Columna transversal: Por una Ley de Libre Competencia Política


Es obvio que necesitamos una Ley de Partidos Políticos. Hasta los mismos responsables del desgaste de los partidos ya no tienen boca para poner en duda la necesidad de esta ley, por el simple hecho que la ciudadanía así lo exige. Ningún partido puede darse el lujo de permitir que otro tome ventaja apropiándose de la bandera de una mayor transparencia y democratización del sistema partidario.

Entonces, el mayor obstáculo para la Ley de Partidos ya no es que alguien se oponga abiertamente, sino que los promotores de los diferentes anteproyectos plantean un exceso de regulación.

Si bien es cierto que esta ley será una acto de regulación del Estado, hay que aplicar el mismo principio que a cualquier otra regulación del Estado en las esferas de los individuos, la ciudadanía y la economía: “Tanta libertad como sea posible, tanto Estado como sea necesario.”

Cualquier legislación que se pase de la regulación necesaria es contraproducente y abre espacios para la restricción de los principios que dice defender y promover: el pluralismo político, la libre competencia entre las corrientes de pensamiento, la libertad de organización e incluso la transparencia.

Entonces, definamos ‘lo necesario’.

No me compete entrar en detalles, prefiero concentrarme en los principios que habría que discutir antes de que los legisladores produzcan, con cientos de artículos, una camisa de fuerza en vez de una ley que asegure las libertades, el pluralismo y la libre competencia política.

Esta ley tiene que ser simple y clara. Sin trampas, sin nuevas burocracias. Tiene que concentrarse en las verdaderas necesidades y no meterse en otros temas que perfectamente las puede resolver la libre competencia política y electoral, una vez que esta ley le remueva los obstáculos.

Necesitamos fortalecer el pluralismo. Entonces, la ley tiene que remover los engorrosos obstáculos existentes para que los ciudadanos se organicen libremente en partidos políticos para competir con las banderas existentes. No puede ser que sigan siendo los partidos establecidos, mediante su control sobre el TSE, los que permitan o no la inscripción de sus futuros competidores. Si organizarnos en partidos es un derecho constitucional elemental, debe volverse tan fácil como un acto notarial que exprese la voluntad de sus fundadores. Sin necesidad de recoger miles de firmas. Sin requisitos de un mínimo de votos obtenido en elecciones para seguir inscrito.

Necesitamos más transparencia de las finanzas de los partidos y sus campañas electorales. Entonces, transparentemos - ¡y punto! Si obligamos a los partidos a transparentar todas sus fuentes de financiamiento, ¿por qué regular los montos que los ciudadanos o empresas queremos aportar? Si nos crea desconfianza que ciertos sectores financian ciertos partidos, seremos los ciudadanos que castiguemos a estos partidos, no el Estado mediante una burocracia supervisora. Los supervisores somos los ciudadanos, y lo único que necesitamos para ejercer este derecho es tener pleno acceso a la información financiera de los partidos.

Necesitamos partidos democráticos. Está bien, suena bonito. ¿Pero por ley? La regulación estatal debe limitarse a lo necesario en materia de democracia interna: garantizar que las direcciones salgan electas en cumplimiento de los estatutos; que no pueda haber golpes de estado (o autogolpes) dentro de un partido. Y asegurar, nuevamente, la transparencia de los procesos internos: La militancia y los ciudadanos tienen que saber de qué tipo de procesos han surgido direcciones, candidaturas, y otras decisiones importantes de los partidos. No es la ley que debe decretar de qué manera los partidos decidan en sus estatutos elegir direcciones o candidatos. Con tal que la ley asegura que los procesos internos de cada partido estén a la vista pública, seremos los ciudadanos los que sancionemos a los partidos, no la ley, ni mucho menos una Dirección Nacional de Partidos Políticos (sólo el nombre ya da miedo).

Necesitamos que los partidos promuevan la formación política de sus militantes y simpatizantes. ¿Pero por ley? La ley puede determinar que el Estado provea fondos u otros incentivos para que los partidos que lo deseen creen mecanismos de formación política. Pero nada más. Un partido con militantes bien formados ganará ventaja en la competencia con otros partidos. Es esta competencia que va a obligar a los partidos encargarse de programas de educación cívica, no la ley.

Hay que crear una situación (y sólo para esto necesitamos la ley) para que la transparencia, la democracia interna, los esfuerzos de formación cívica se conviertan en factores decisivos en la competencia de los partidos por el apoyo popular. Un partido que tiene fuentes dudables (pero públicamente conocidos) de financiamiento, que se niega a hacer elecciones internas, y que no invierte en la formación de sus bases, obviamente tendrá desventaja en la opinión pública y en las elecciones. Lo único que necesitamos es que la Ley de Partidos y las reformas al código electoral establezcan de verdad la libre competencia y el pluralismo en el sistema partidario. Cualquier regulación estatal que va más allá es restricción de libertades.

Guarden (o mejor quemen) los tres mamotretos de anteproyectos de Ley de Control de Partidos que se presentaron. Escriban una simple, corta y clara Ley de Libre Competencia Política.
(El Diario de Hoy)

martes, 18 de septiembre de 2012

Carta al presidente de la República

Presidente:
Le pido que mida sus palabras y su temperamento. En sus discursos en el reciente aniversario de la Academia Nacional de Seguridad Pública y del 15 de septiembre, usted intervino en el debate que, gracias a Dios, la tregua de las pandillas ha provocado en la opinión pública sobre las causas y las posibles soluciones del problema de la violencia en nuestro país.

Pero en vez de saludar, como jefe de Estado, que al fin se ha abierto este debate indispensable, usted aprovechó su investidura para tratar de aplastarlo antes de que se desarrolle al punto que todos nos veamos obligados a enfrentarlo y aportar a que produzca acuerdos y soluciones.

Usted en su discurso en Comalapa dijo sobre la tregua: “Yo no voy a justificar a ningún político, ni partido que, por más que esté en campaña electoral, desconozca este proceso que vivimos o lo que es peor, trabaje para abortarlo e impedir que se siga profundizando. Yo no puedo justificar a ningún dirigente político, a ningún partido y mucho menos a ningún candidato que diga que esta es una farsa. Pero menos lo justifico de parte de quienes se supone que son comentaristas o analistas de la realidad...” Y el 15 de septiembre habló en el mismo tono.

Todos los actores y observadores responsables de este proceso delicado de la tregua estamos de acuerdo que, para que este proceso abierto por la tregua pueda llevarnos a la paz social y la exitosa reinserción de los pandilleros a la sociedad, no hay que convertirlo en tema electoral ni populista.

¿No se da cuenta, presidente, que de esta manera usted está haciendo precisamente lo que había que evitar: exponer el delicado tema de la tregua y su posible conversión en un proceso exitoso de paz al fuego de las emociones electorales? Hasta ahora los partidos y sus candidatos han sido bastante prudentes y no han tratado de explotar el tema de la tregua – ni apelando a los resentimientos y dudas que tienen sectores amplios de la población, ni tampoco apelando a la esperanza que en otros sectores se ha despertado. Así tiene que ser, y el presidente debería hacer todo lo posible para que este proceso no se queme al calor del enfrentamiento electoral.

Tampoco es responsable que usted, como presidente, trata de “vender” los resultados positivos de la tregua (las vidas que ha salvador en seis meses) como “logros” de su gestión, cuando hasta ahora el gobierno como conjunto no ha presentado políticas públicas nuevas destinadas que pueden hacer sostenible la tregua.

No existe ninguna razón para apagar el debate sobre la tregua con expresiones de intolerancia como las que usted ha lanzado a los que expresan crítica y dudas. Claro que hay críticas y dudas – y tienen que expresarse y discutirse. Este debate no es sobre usted, presidente, ni sobre su gobierno, sino sobre algo mucho más importante: la oportunidad de resolver el problema de la violencia y delincuencia relacionadas con las pandillas.

Quien se enoja, pierde. Sólo que en este caso, perderíamos todos.
Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)

lunes, 17 de septiembre de 2012

Carta de David Munguía Payés a La Pagina

Reproducimos la carta que el ministro de Justicia y Seguridad, David Munguía Payés, escribió al director de La Pagina, para aclarar conceptos equivocados publicados en una nota publicada por este medio (vea abajo de la carta). También anexamos la nota de rectificación que La Pagina publicó luego de recibir la carta.

 

 La nota de LA PAGINA del 13 de septiembre:
"Comisión Humanitaria" apoyará 
vigencia de tregua entre pandillas

El gobierno trabaja en la creación de un grupo de apoyo transnacional que garantice la tregua entre pandillas MS y 18. Para los mediadores de la tregua, Raúl Mijango y Fabio Colindres, hay un ofrecimiento de $500 mil para seguir con sus tareas e impulsar proyectos complementarios a sus gestiones.

Última actualización: 13 DE SEPTIEMBRE DE 2012 22:53 | por Victor Hugo Dueñas LA PAGINA


A seis meses de lograda la tregua entre las pandillas MS y 18, que mantiene entre cuatro y cinco el número de homicidios diarios, las autoridades de Seguridad trabajan en conformar un grupo especial que contribuya a mantener el cese de hostilidades de forma permanente.

Con la colaboración de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el gobierno de Mauricio Funes, ONGs, países amigos de El Salvador y empresarios salvadoreño se dará vida a la "Comisión Humanitaria" que tendrá la responsabilidad de administrar proyectos vinculados a la violencia de pandillas.

"Hemos tendido puentes con diversos sectores para conformar la Comisión Humanitaria", explicó este jueves el ministro de Seguridad y Justicia, David Munguía Payés.

Según dijo, esta "comisión" contendrá un directorio donde figurará un representante de la OEA, el ministro de Seguridad, un representante del Ejecutivo, un representante del sector empresarial, además del presidente del organismo.

Munguía Payés no detalló sobre quién asumiría o designaría la presidencia de la entidad, ni cuando sería integrada formalmente.

No obstante comentó que dentro de su iniciativa de "tender puentes" con el sector empresarial ya se reunió con prominentes empresarios tales como Francisco de Sola, Rodrigo Simán y María Elena de Alfaro, esta última expresidenta de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador y exdirectiva de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP).

Munguía Payés reconoció además que combatir la pobreza requiere proyectos de combate frontal a los delincuentes, programas de reinserción de expandilleros, y prevenir la incorporación de más salvadoreños a las pandillas, así como aliviar el hacinamiento en cárceles, entre otros.

Sobre el combate a la delincuencia reafirmó los planes ejecutados por la PNC con la detención en flagrancia o mediante denuncia de acusados de delitos, además de desmantelarse bandas de criminales.

Del programa de reinserción de expandilleros espera que el sector privado disponga -tal como lo ha solicitado el Presidente de la República- espacios laborales y que desistan de actividades delictivas.

"Evitar la incorporación de más salvadoreños, sobre todo jóvenes, a las estructuras de pandillas ya es una realidad", sostuvo Munguía como parte de la tregua lograda en marzo pasado.

"La tregua va más allá... no hay muertes de policías ni de custodios. No hay reclutamiento de estudiantes y esto ya no es una preocupación para las familias de los barrios populares. Estas son otras cosas importantes y no solo que no se maten entre pandilleros", expresó.

La promesa de $80 millones

Sobre el alivio del hacinamiento en cárceles, Munguía Payés recordó el ofrecimiento de unos $80 millones de parte del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), con los cuales se adquirirán brazaletes con GPS para usarlos en reos de baja peligrosidad, las dos ampliaciones del penal de Izalco y la edificacion de más granjas penitenciarias.

"En octubre se espera una reunión con los representates del BCIE y se espara la aprobación de los proyectos. Se esperarían resultados en ocho meses", confió el ministro de Seguridad.

En este punto, se refirió a que la "Comisión Humanitaria" tendría una participación directa en todos estos proyectos de alivio a la delincuencia.

"En la Comisión se espera la participación de ONGs y de países que darán aportes para la administración de la tregua", sostuvo el ministro.

Adelantó que para los mediadores de la tregua, el exefemelenista Raúl Mijango, y el capellán militar y policial, Fabio Colindres, hay un ofrecimiento de $500 mil para que sigan con sus labores de mediación. El dinero provendría de diversas instituciones salvadoreñas y del extranjero.

La nota de LA PAGINA del 17 de septiembre, luego de recibir la carta del ministro:

Iniciativa ciudadana independiente:
 “Comisión Humanitaria” no es iniciativa
del Ministerio de Justicia y Seguridad

La Comisión Humanitaria que apoya el “proceso de paz” entre pandillas no fue creada por ninguna institución gubernamental, explicó el Ministro de Justicia y Seguridad, David Munguía Payés. Dicha iniciativa independiente la conforman empresarios y miembros de la sociedad civil, quienes canalizarán la cooperación internacional para proyectos que ayuden, entre otras cosas, a la inserción laboral de pandilleros y jóvenes en riesgo.



La llamada “Comisión Humanitaria” que se ha formado para apoyar el proceso de tregua entre las pandillas no es una iniciativa del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, explicó el titular de dicho ministerio, David Munguía Payés, a DIARIO LA PÁGINA.

Esta comisión –cuya existencia se dio a conocer la semana anterior por autoridades de seguridad y justicia– busca incluir a todos los sectores de la sociedad en el proceso de reducción de la violencia en el país, esto contempla además, programas y proyectos encaminados a apoyar el proceso de paz iniciado con la tregua entre pandillas.

Munguía Payés enfatizó en carta enviada a DIARIO LA PAGINA que dicha comisión no fue formada ni depende de su ministerio ni de ninguna instancia del gobierno.

“Es una iniciativa ciudadana independiente de empresarios, profesionales y académicos de nuestro país que han respondido al llamado que la Iglesia Católica hizo a la sociedad civil de asumir responsabilidad en el proceso de reducción de la violencia que el gobierno sólo no puede llevar a cabo, sino que requiere de aportes de la sociedad, en especial la empresa privada, para la inserción laboral de los pandilleros y de los miles de jóvenes en riesgo”, dijo el ministro en su misiva.

Dicho llamado a la sociedad por parte de la iglesia católica ocurrió en mayo de este año, detalla la carta, en una reunión en que participaron el Nuncio Apostólico, Luigi Pezzuto, Monseñor Fabio Colindres, además de Monseñor José Luis Escobar, Arzobispo de San Salvador. "El Ministerio de Justicia y Seguridad no tuvo participación en dicha reunión ni en la posterior constitución de la Comisión Humanitaria, recalcó Munguía Payés", detalla.

Asimismo el titular de Seguridad expone que dicha comisión se encuentra en proceso de oficializarse como “Fundación Humanitaria”, para coordinar y canalizar todos los aportes de la sociedad civil, ONGs y empresa privada a la llamada tregua entre las pandillas, que ya lleva seis meses de vigencia.

Es en este marco que las autoridades de seguridad se han reunido con prominentes empresarios y fundadores de dicha iniciativa independiente, cuyo objetivo es implementar proyectos encaminados a “humanizar el sistema carcelario del país”.

Las autoridades del ministerio y de la Dirección General de Centros Penales reiteran que se han comprometido a facilitar la ejecución de los mismos dentro del marco de la ley.

La comisión, cuya creación es discutida por el Ministerio de Justicia y Seguridad, con la OEA, el PNUD y otras agencias de cooperación internacional, será una “Comisión Técnica” que coordine todos los esfuerzos realizados por estas entidades independientes con el gobierno, "lo cual no los convierte en ejecutores de programas gubernamentales", expone Munguía Payés.

Así como se ha respetado la mediación de Monseñor Colindres y Raúl Mijango, se respetará la autonomía y el carácter no gubernamental de estos programas asegura el ministro.

“Los fondos que la cooperación internacional aportará no serán para financiar la mediación, mucho menos para los mediadores, sino para acompañar y complementar la mediación con acciones y proyectos en los centros penales y en las comunidades que pueden hacer sostenible e irreversible el proceso, reducir la delincuencia y abrir el camino a la reinserción social y productiva de los pandilleros y sus familiares”, añade en la misiva.

Dichos recursos servirán para desarrollar desde ya proyectos como la conformación de microempresas y otras de emprendedurismo, puntualizó.
 

sábado, 15 de septiembre de 2012

Carta a los próceres de la independencia

Caballeros:
Hoy los tataranietos de ustedes (o los nietos de ellos, no estoy seguro cuántas generaciones han pasado...) desfilan en las calles, celebrando la independencia que ustedes gestaron. En los discursos oficiales de presidentes, obispos, directores de colegio y otras autoridades, ustedes son los héroes, los padres de la patria. Aunque ya les metieron el cuchillo por la espalda.

Para mi, lo más importante de su gesta no es la independencia como tal, en el sentido de romper con el colonialismo y como país hacerse independiente del imperio, sino el paso que ustedes dieron de constituirse como república. Lo revolucionario de la independencia no es la conquista de la libertad como país, sino la conquista de a libertad como ciudadanos.

Docenas de países se han hecho independientes de los imperios coloniales, sólo para constituirse en monarquías o dictaduras independientes, a veces aún más represivos que los regímenes coloniales. Los ciudadanos pasaron de una esclavitud a otra. El país quedó “libre”, pero no los ciudadanos...

Las celebraciones, que cada año se hacen durante el mes de septiembre poco enfocan en la verdadera conquista del 1821, la revolución democrática y los principios republicanos: división e independencia de poderes; control ciudadano sobre el gobierno; el imperio de la ley y de Constitución; igualdad ante la ley; libertad de voto y de expresión...

Hablar de estos principios no es solamente alabar la historia (la gesta histórica de ustedes), sino exige pronunciarse sobre el presente y el futuro. Es hablar de lo frágil que todavía es nuestro sistema republicano. Ustedes declararon estos principios, pero nosotros todavía estamos peleando para darles plena vida y garantizarles estricta vigencia. Sobre todo por parte del gobierno y sus instituciones...

El reciente pleito sobre la Corte Suprema tuvo como origen un ataque de una parte de nuestra clase política y gobernante (incluyendo el presidente, algunos magistrados de la Corte, una mayoría de diputados y los partidos oficiales) a los principios republicanos de la división de poderes y la independencia de los jueces. Fue un vil ataque al legado de ustedes, los fundadores de República. Un cuchillo a la espalda de los héroes nacionales. La buena noticia: Este ataque fue derrotado, porque en el país y su ciudadanía se mantiene viva y combativa la idea de la república de hombres libres que ustedes sembraron.

Los herederos de ustedes no son los actuales “padres de la patria”, sino los jóvenes que se movilizaron para defender la Constitución; los académicos que se pronunciaron mayoritariamente contra el intento de suspender el balance de poderes; y los 4 magistrados de la Sala de lo Constitucional.

En este aniversario de la independencia y de la república, las ideas revolucionarias de ustedes son más vivos en El Salvador que nunca. A pesar de los discursos huecos que los presidentes de los órganos del Estado les van a dedicar en laza pública...

Descansen en paz, padres de la patria, su legado está en buenas manos rebeldes. Paolo Lüers
(Más!/EDH)

jueves, 13 de septiembre de 2012

Carta a los que se lamentan que en el país sólo hay noticias malas

Estimados amigos:
Calma: No me voy a unir a la campaña “Hablemos bien de El Salvador” del presidente de un grupo radial, que tiene como único propósito elevarlo a otra presidencia. Pero sí quiero romper con el mitos que todo está perdido en El Salvador.

Muchos dicen que nuestra economía está mal, que ya no producimos otra cosa que emigrantes. ¡Paja! Producimos y exportamos al mundo en grandes cantidades y de alta calidad: atún, elementos electrónicos, zapatos, café, plantas, ropa... Damos servicio de mantenimiento a los jets de varias líneas aéreas internacionales. Los call centers salvadoreños dan servicio a clientes de multinacionales en todo el mundo y publican cada semana anuncios buscando más empleados.

No estoy diciendo que está bien nuestra economía, porque sería mentira, igual que decir que está mal. Lo que está mal es el gobierno y sus políticas públicas. Y no sólo a partir de la llegada de Funes y el FMLN al gobierno. Ejemplo: Dos gobiernos sucesivos no han logrado poner a trabajar al puerto de La Unión. Pero 8 años de políticas populistas y mal manejo de las finanzas públicas tampoco han logrado quebrar nuestra economía. La han debilitado. Han impedido que crezca. Pero no la han vencido.

Un día de estos fui al recién inaugurado “Centro Internacional de Cáncer” del Hospital Diagnóstico. Odio ir a estos lugares. Me invitaron y no quise ir, porque no me quería deprimir. Al fin me venció la curiosidad. Por suerte no tuve que ir como paciente, sino como periodista...

La sorpresa: No salí deprimido, sino todo lo contrario. Fíjense ustedes: De repente tenemos en El Salvador el centro de tratamiento al cáncer equipado con la tecnología más avanzada de toda América Latina. Con médicos especialistas, científicos y técnicos (salvadoreños) formados en las mejores universidades del mundo. Tan buenos los equipos técnicos y humanos que ya llegan pacientes de muchos países a curarse...

Hice a los médicos la misma pregunta que ustedes se van a hacer: ¿Y qué sirve esto a los que no pueden pagar, que somos la mayoría? La respuesta: “Podemos atender a muchos pacientes que jamás podrán pagar tratamientos en otros países, porque nuestros precios, aunque son altos, son menos de la mitad que en Estados Unidos, pero de la misma calidad. Es cierto, como empresa privada no podemos resolver el problema del retraso tecnológico en el sistema público de salud. Podemos atender a algunos pacientes gratis o a tarifas reducidas, para esto creamos una fundación.” En esta línea humanitaria han analizado el caso del periodista Santiago Leiva y pueden tratar su cáncer a un costo de 20 mil dólares. En Estados Unidos sería impagable. Pero 20 mil puede asumir la comunidad de periodistas y medios...

Además ofrecen un novedoso servicio gratis: el “Centro de Cáncer Virtual”. Cada paciente de cáncer y cada médico del país puede solicitarles un análisis de sus diagnósticos y recibir una segunda opinión, hecha por una junta de especialistas.

Existen buenas noticias en El Salvador. Son la excepción en un mar de malas noticias. Pero muestran que el país, por maltrecho que esté, sigue vivo y coleando.

No hay porqué tirar la toalla, dice Paolo Lüers
(Más!/EDH)

miércoles, 12 de septiembre de 2012

La resurrección del caudillo

La historia de la degradación de la democracia venezolana en un régimen autoritario por obra y gracia de Hugo Chávez se analiza aquí con dos voces complementarias: Guillermo Sucre enumera sus principales acciones políticas, mientras que Alberto Barrera Tyszka estudia los rasgos de una personalidad al límite.

Septiembre 2012, Ilustración: Mauricio Gómez Morín

“Me designaron para decir unas palabras a través de un microfonito.” Con esa frase Hugo Chávez recuerda su primera experiencia mediática. Era un niño, no tendría ni siquiera diez años. Vivía todavía en Sabaneta de Barinas, un pequeño pueblo rural de los llanos de Venezuela. El primer obispo nombrado para la región pasaba por el lugar y, en un breve acto, el niño Hugo fue elegido para hablar. La otra cara de esa experiencia podría ocurrir cincuenta años después, en cualquier día del mes de julio de 2012. Acaba de comenzar una nueva campaña electoral en el país. Chávez, convertido en un dios mediático que se multiplica en casi todos los espacios públicos del país, ha gobernado ya durante casi catorce años y aspira a ser reelecto por un nuevo período de seis años. Tiene delante muchos micrófonos. Habla frente a una multitud vestida de rojo. Grita: “Ya yo siento, a estas alturas, que Chávez no soy yo, que Chávez es un pueblo [...] Yo ya no soy yo, en verdad. Yo soy un pueblo, así lo siento, yo me siento encarnado en ustedes. Todos ustedes son Chávez [...] Todos somos Chávez.”
Entre estos dos momentos hay un tránsito que, cada vez más, resulta difícil de precisar, de conocer. Hay una vocación militar contundente, un afán de celebridad, un talento comunicacional prodigioso, un gran olfato político, un ansia de poder sin límites... Hay, además, un Estado a su servicio, convertido ya en una inmensa industria mediática dedicada a construir y a promocionar un mito que también se llama Hugo Chávez.

La naturaleza militar
La memoria sobre su propia vida que, ya desde el poder, el propio Chávez ha ido enriqueciendo da cada vez menos chance de saber quién es él realmente, cómo ha sido su historia. Su discurso siempre es autorreferencial. Para hablar de todo, habla de sí mismo. Día a día, edifica de manera oral una autobiografía que jamás se detiene. Su vida, a veces, parece una infinita posibilidad de ficciones.
Dentro de todo ese inmenso relato, existe sin embargo una seña de identidad contundente: Chávez se ve a sí mismo como un soldado. Su naturaleza es militar. Lo repite y lo demuestra cada vez que puede. Al evocar su entrada a la Academia Militar afirma: “Me sentí como pez en el agua. Como si hubiera descubierto la esencia o parte de la esencia de la vida, mi vocación verdadera.”
Desde esos mismos años, fraguado en la misma institución, nace su deseo de llegar al poder. Siendo cadete, asistió a un desfile en un acto oficial y pudo ver, más o menos de cerca, a Carlos Andrés Pérez, quien acababa de iniciar su primer período presidencial. El joven Chávez, que aún no cumplía veinte años, escribió entonces en su diario: “Después de esperar bastante tiempo llegó el nuevo Presidente. Cuando le veo, quisiera que algún día me tocara llevar la responsabilidad de toda una patria, la Patria del Gran Bolívar.”
La historia tiene también coincidencias caprichosas. Más de veinte años después, junto a otro grupo de oficiales, el teniente coronel Hugo Chávez intentó dar un golpe de Estado a Carlos Andrés Pérez, quien por segunda vez había logrado ganar la presidencia. La intentona nunca tuvo gran sustancia ideológica. Por más que el gobierno actual se empeñe en resemantizar esa fecha, celebrándola hoy como “El Día de la Dignidad” y el inicio de la “revolución”, quien se asome a los documentos del grupo golpista, encontrará invocaciones al nacionalismo bolivariano y mucha crítica moral a las élites políticas y económicas que dominaban el país. Más que una propuesta de país, tenían un proyecto de poder.
De hecho, tras ganar las elecciones en 1998, Chávez llega al gobierno con la certeza de que ha sido elegido no para ser presidente sino para cambiar la historia. Chávez sustituye rápidamente el término “gobierno” por el término “revolución”. La alternancia comienza a ser en el país un contenido cada vez más frágil. El sentido que empieza a otorgarle a la palabra “revolución” tiene una carga profundamente militar. En su equipo de gobierno abundan los oficiales o exoficiales de su generación. Distribuye en la sociedad un lenguaje y una nueva simbología que pertenecen al mundo castrense. Decreta que el país ha entrado en un proceso “cívico-militar” que no tiene retorno. Bajo el signo de la confrontación permanente –“quien no está conmigo, está contra mí”– Chávez desplaza cualquier posibilidad de debate y de negociación de la democracia venezolana. Le da a la fuerza armada una beligerancia que antes no tenía y crea una nueva “milicia bolivariana”, que le responde directamente a él y no a la jerarquía del ejército. Quien llegó con la promesa de acabar con la infame estructura que había creado la exclusión económica, terminó sustituyéndola por un nuevo sistema de exclusión política.
Chávez ha reordenado lentamente el poder alrededor de su persona. El mapa del Estado y de las instituciones se ha trabucado en una organización militar, casi religiosa, donde él es el único centro. Incluso la Asamblea Nacional, dominada totalmente por el oficialismo, le otorgó un poder habilitante, renunciando así a sus propias funciones y delegando en la figura del presidente la prioridad de crear una nueva legislación. De esta manera, muchos de los cambios constitucionales que fueron rechazados en el referendo del 2007 se han terminado imponiendo por la vía del decreto presidencial. La legalidad se ha trabucado en un trámite. Se trata, en el fondo, de la misma violencia que se propuso en 1992. Solo que ahora se ejerce de otra manera, por otros caminos, con procedimientos más sutiles y supuestamente legítimos. Chávez ha dado finalmente un golpe de Estado, esta vez desde el interior del Estado.
Aparece vestido con traje de campaña y boina roja. Levanta el puño y saluda. Cada vez más, de manera oficial, se hace llamar “Comandante”. Desde su esencia militar, entiende que el poder no es un cargo sino un rango. Dura para siempre. Vuelve a levantar el puño y la masa, al unísono, siguiendo el ritmo de una consigna, le grita: “¡Ordene, Comandante, ordene!”

El talante mediático
La otra definición sustantiva a la hora de retratar a Hugo Chávez tiene que ver con su relación con el espectáculo. Desde sus tiempos en el ejército, siempre fue un animador de actividades recreativas. Organizaba actos, bailes, concursos, celebraciones, festejos... Hay una anécdota especial que retrata muy bien esta pulsión en el joven militar. El propio Chávez la contó, durante la campaña electoral de 1998, a un conocido presentador en un programa de televisión. La escena transcurre en la ciudad de Maracaibo, mientras se transmite en vivo un clásico programa de variedades y concursos llamado Súper Sábado Sensacional. En el momento crucial de la elección de una miss  en una competencia de belleza, desde el cielo descienden, en paracaídas, dos o tres soldados trayendo un presente para la nueva reina. Uno de ellos era Hugo Chávez.
La anécdota ilustra la complejidad del personaje. Es algo que su memoria actual ya no registra. El relato que se promueve, desde el presente, propone a un joven militar lleno de inquietudes, en luchas conspirativas, escuchando clandestinamente los discursos de Fidel Castro.
Al parecer, incluso los recuerdos pueden ser un espectáculo.
Pero, aparte de su vocación personal, Hugo Chávez está obligado a tener una hiperconciencia de la importancia de los medios. Sin duda alguna, su carrera se debe, en gran medida, a la televisión. Sin los pocos segundos que tuvo frente a las cámaras, al momento de rendirse tras el fracaso del intento de golpe de Estado en 1992, probablemente su historia habría sido otra. Su ingreso a la vida política y pública del país tiene ese importante componente mediático. Chávez fracasó militarmente pero triunfó en la televisión. Quizás ahí entendió que ese era el verdadero campo de batalla.
Para 1999, cuando comenzó su gobierno, el Estado venezolano solo poseía dos canales de televisión abierta, dos emisoras radiales públicas y una agencia oficial de noticias. Casi catorce años después, Chávez cuenta con lo que se conoce como el “Estado comunicador”. El proceso ha sido profundo y tiene muchas aristas: desde la ampliación de todos los medios públicos, logrando controlar la mayoría del espectro radioeléctrico, hasta la creación de un nuevo instrumento legal que regula los contenidos que se transmiten en los medios; desde el lanzamiento de la cadena transnacional Telesur hasta la no renovación de la concesión al canal de televisión privada RCTV; desde la compra y la instalación de un satélite propio hasta la regulación que obliga a todos los medios a transmitir de manera gratuita la publicidad oficial; desde la promoción de una amplia red digital de páginas web dedicadas a apoyar al gobierno hasta la inmensa cantidad de “cadenas” en las que el presidente hablaba durante varias horas seguidas... En mayo de 2012, el gobierno anunció que la seguidora número tres millones de la cuenta de Twitter de Chávez recibiría como premio una casa. El Estado y las instituciones públicas son agencias permanentes de publicidad. Su único producto se llama Hugo Chávez, convertido ya en mercancía-fetiche, en una presencia que se multiplica en todas las pantallas del país.

La épica petrolera
Detrás de todo el complejo proceso político y cultural, respira una vieja tradición latinoamericana. Chávez ha refundado el caudillismo. Ha resucitado el viejo fantasma del militarismo y le ha otorgado una nueva retórica, una contemporaneidad simbólica distinta, que combina la solemnidad del poder y la versión melodramática de la historia con la que el continente se entiende a sí mismo, se conmueve y se expresa. “Amor con amor se paga” es una de sus consignas favoritas. Chávez es, a su manera, una telenovela, un bolero, una canción ranchera... y también un reality show. Ha convertido la política en una experiencia afectiva. Lo que mejor administra es la esperanza de los pobres.
Nada de esto, probablemente, se podría dar sin la condición petrolera que define de manera crucial a Venezuela. Ese rasgo crea una diferencia enorme con el resto de los países de la región. Se trata de un país donde llenar un tanque de combustible resulta más barato que comprar una pequeña botella de agua envasada. Este simple hecho debería ser un valor sociológico, un indicador cultural. Establece relaciones totalmente diferentes con nociones como “riqueza”, “trabajo”, “Estado”, “política”... Chávez también representa una versión exitosa de la identidad venezolana. El hombre que no necesita cambiar para tener éxito. El hombre que por fin recupera la riqueza lejana, que le pertenecía pero que desde siempre le había sido negada.
José Sarney, con puntual exactitud, señaló esta característica al comparar a Chávez con Fidel Castro: “Le falta historia y le sobra petróleo.” Frente a sus pretensiones y a su aguerrida temperatura verbal, el presidente venezolano se encuentra con un vacío inmenso: la ausencia de épica. Un hombre que, en la actual campaña electoral, declara que él es “la buena nueva de Cristo”, necesita más que dinero y una eficaz industria mediática para entrar en el firmamento de las leyendas de la izquierda latinoamericana.
Hasta ahora, sin embargo, su mayor épica ha sido la batalla contra el cáncer. No podía ser de otra manera: Chávez también ha incorporado su enfermedad a la industria publicitaria que se empeña en convertirlo en mito. Entre el misterio, el secreto y la burda manipulación, la salud de Chávez es –al mismo tiempo– un show  mediático y un secreto de Estado. Incluso en la adversidad más íntima, no se ha olvidado del rating. El jueves santo de 2012, en una misa privada, transmitida por el canal del Estado, Chávez toma el micrófono y habla. Les habla a los presentes, al país, al mundo. Incluso le habla a Dios: “Dame tu corona, Cristo, dámela que yo sangro, dame tu cruz, cien cruces, pero dame vida porque todavía me quedan cosas por hacer por este pueblo y por esta patria. No me lleves todavía, dame tu cruz, dame tus espinas, dame tu sangre, que yo estoy dispuesto a llevarlas pero con vida.”
La muerte consagra a los mitos. La televisión resucita a los caudillos. ~

Vea el original en Letras Libres: http://www.letraslibres.com/revista/dossier/la-resurreccion-del-caudillo?page=full

Otras partes del Dossier "Venezuela-Hora del Cambio" de Letras Libres:

http://letraslibres.com/revista/reportaje/venezuela-6-estampas-6  

http://letraslibres.com/revista/dossier/henrique-capriles-cronica-de-una-travesia

http://letraslibres.com/revista/dossier/la-vida-sin-chavez de Ibsen Martínez

httphttp://letraslibres.com/revista/dossier/democratura

Entrevista a Moises Naim:
http://letraslibres.com/revista/dossier/la-disfuncional-venezuela

Carlos Montaner:http://letraslibres.com/revista/dossier/la-ansiosa-espera-de-dos-velorios

martes, 11 de septiembre de 2012

Carta a los candidatos a presidente

Estimado Salvador, estimado Norman:
Les voy a dar un consejo que a lo mejor no les va a gustar. Lo hago de todas formas, porque así como otros dicen que lo último que se pierde es la esperanza, no quiere perder la confianza en la racionalidad.

Abro los periódicos y están llenas de fotos de ustedes dos vestidos de rojo uno, de tricolor el otro. Ustedes y todos a su alrededor. Dos partidos que se presentan al público como si fueran columnas de pinta y pega. Dos hombres como si no fueran candidatos a presidente sino a jefe paramilitar.

¿No se dan cuenta que viajando así de pueblo en pueblo están creando distancia a los ciudadanos? Más de la que ya existe, que es abismal...

Mi consejo: Quemen estos ridículos disfraces y enfrenten al pueblo dándole la cara como ciudadanos. Háganse acompañar de gente que se presenten como lo que son: mecánicos, ingenieros, profesores, amas de casa, estudiantes, empresarios, campesinos... ¡y dejen de uniformarlos! Una vez uniformada, una multitud pierde lo más rico: su pluralidad, la unión de individuos autónomas que se juntan para un fin común, no para formar una masa uniformada gritando consignas huecas.

Uniformar a los candidatos, dirigentes y a todo el partido es una estrategia tan absurda como pintar todos los postes del país.

Seguimos esperando que los partidos dejen de ser círculos cerrados, que se desmarcan de los ciudadanos uniformándose, dejando afuera a los que nunca nos vamos a poner sus cachuchas, chalecos y camisetas. Seguimos esperando que un partido se transforme de partido de activistas, militantes y cuadros en partido de ciudadanos. En partido que en vez de apostar a uniformidad apueste a pluralidad, en vez de apostarle a militantes, apueste a ciudadanos. Este partido ganará las elecciones.

¿No me lo creen? Bueno, Funes ganó las elecciones no por el mar de banderas y camisas rojas que desplegó el FMLN en 2009, sino por su camisa blanca. Y el hecho que Funes todavía, a pesar de su mal gobierno, es bien visto por la ciudadanía, algo tendrá que ver con su negación de disfrazarse y con su insistencia de presentarse como civil...

Pero la de Funes fue la decisión de un hombre solitario y su actitud confrontativa y arrogante en nada corresponde a su imagen civil. ¡Imagínense el impacto cuando todo un partido asuma vestimenta, discurso y actitud de ciudadanos! Los que se desviven por sus colores y canciones de todas formas votarán por su candidato. Todos los demás sentimos el excesivo uso de los colores como frontera que nos sigue separando de los partidos.

¿Necesitan otro argumento más? Si ustedes no se presentan como ciudadanos, tengan por seguro que Toni Saca lo hará. No porque le guste, sino porque no le conviene presentarse con la bandera tan manchada de GANA.

Saludos, Paolo Lüers
(Más!/EDH)