Ninguno de los dos candidatos parece calificado a gobernar Estados Unidos. En su primer debate, Obama y McCain hablaron 30 minutos de la crisis de Wall Street y del plan de rescate al sistema financiero que la administración Bush está negociando con el Congreso, pero ninguno de los dos candidatos supo dibujar una estrategia. Ni siquiera daban la impresión de entender la problemática ni los mecanismos del plan de rescate. Hasta George W. Bush, en sus llamados de aprobar el paquete financiero de 700 mil millones de dólares, parecía más competente.
No sé si no saben o si no quieren decir, porque no saben qué tan popular resultará esta inversión inmensa de dinero público al sector financiero. Puede ser que los dos sean incompetentes, puede ser que los dos no tienen el valor de proponer soluciones audaces. Sea como sea, este debate reveló que Estados Unidos tiene una crisis política mucho más grave que la mediocridad de su actual presidente, George W. Bush.
El otro problema central es la guerra. Más bien, las guerras. Ninguno de los dos candidatos da la impresión de tener un concepto de cómo llevar a buen término las guerras en Irak y en Afganistán. Para McCain parece un cosa de honor “ganar” en Irak. Pero no da ninguna respuesta a la interrogante ¿Qué significa ganar?
Obama quiere sacar las tropas de Irak para mandarlas a Afganistán --¡y probablemente a Pakistán!--, pero no define en qué situación hay que dejar a ambos países. Nadie define los conceptos de ‘éxito.’
Obama tiene razón en decir que fue un error haber invadido a Irak. Pero esto no lo califica a llevar a buen término esta guerra. McCain tiene razón a decir que abandonar a Irak y dejarlo a su suerte sería irresponsable, pero no dice nada que indique que tenga una idea de cómo crear una situación que permita salir.
Si esto fue el debate entre los dos hombres más calificados para gobernar la superpotencia Estados Unidos, estamos mal. Hablo en primera persona, porque las decisiones de cualquiera de estos dos hombres que se ocupe la Casa Blanca, van a afectar a todo el mundo.
¿Esto fue el grado de reflexión del liderazgo americano sobre la problemática de la inclusión a la OTAN de países que se desprendieron de la Unión Soviética? Ojala que los socios europeos tengan la sabiduría de compensar la falta de comprensión del próximo presidente de Estados Unidos, llámese Obama o McCain. Ojala que en el Congreso de Estados Unidos haya senadores y diputados suficiente poderosos para evitar que Obama se meta a Pakistán o McCain provoque una guerra en Ucrania...
El hecho que ninguno de los dos ni siquiera mencionó a China ni a América Latina en este debate sobre política exterior y seguridad, fue explicado por los comentaristas en Washington por la falta de tiempo, ya que se impuso el tema de Wall Street. Pero un hombre con una concepción integral del mundo no necesita que el moderador le pregunte sobre China o sobre América del Sur. El problema es que ninguno de los dos candidatos tiene una concepción integral del mundo que le permita definir estrategias y metas específicas. De ahí que no hay definición de ‘éxito’ o “gobernabilidad’ para Irak o Afganistán.
La pregunta principal --¿Cómo crear un mundo con equilibrios de poder, para que a futuro nadie espere que Estados Unidos actúe como superpotencia y gendarme global (y para que nadie les permita actuar así)?-- ni siquiera se formuló en el debate presidencial sobre política exterior.
No sé si no saben o si no quieren decir, porque no saben qué tan popular resultará esta inversión inmensa de dinero público al sector financiero. Puede ser que los dos sean incompetentes, puede ser que los dos no tienen el valor de proponer soluciones audaces. Sea como sea, este debate reveló que Estados Unidos tiene una crisis política mucho más grave que la mediocridad de su actual presidente, George W. Bush.
El otro problema central es la guerra. Más bien, las guerras. Ninguno de los dos candidatos da la impresión de tener un concepto de cómo llevar a buen término las guerras en Irak y en Afganistán. Para McCain parece un cosa de honor “ganar” en Irak. Pero no da ninguna respuesta a la interrogante ¿Qué significa ganar?
Obama quiere sacar las tropas de Irak para mandarlas a Afganistán --¡y probablemente a Pakistán!--, pero no define en qué situación hay que dejar a ambos países. Nadie define los conceptos de ‘éxito.’
Obama tiene razón en decir que fue un error haber invadido a Irak. Pero esto no lo califica a llevar a buen término esta guerra. McCain tiene razón a decir que abandonar a Irak y dejarlo a su suerte sería irresponsable, pero no dice nada que indique que tenga una idea de cómo crear una situación que permita salir.
Si esto fue el debate entre los dos hombres más calificados para gobernar la superpotencia Estados Unidos, estamos mal. Hablo en primera persona, porque las decisiones de cualquiera de estos dos hombres que se ocupe la Casa Blanca, van a afectar a todo el mundo.
¿Esto fue el grado de reflexión del liderazgo americano sobre la problemática de la inclusión a la OTAN de países que se desprendieron de la Unión Soviética? Ojala que los socios europeos tengan la sabiduría de compensar la falta de comprensión del próximo presidente de Estados Unidos, llámese Obama o McCain. Ojala que en el Congreso de Estados Unidos haya senadores y diputados suficiente poderosos para evitar que Obama se meta a Pakistán o McCain provoque una guerra en Ucrania...
El hecho que ninguno de los dos ni siquiera mencionó a China ni a América Latina en este debate sobre política exterior y seguridad, fue explicado por los comentaristas en Washington por la falta de tiempo, ya que se impuso el tema de Wall Street. Pero un hombre con una concepción integral del mundo no necesita que el moderador le pregunte sobre China o sobre América del Sur. El problema es que ninguno de los dos candidatos tiene una concepción integral del mundo que le permita definir estrategias y metas específicas. De ahí que no hay definición de ‘éxito’ o “gobernabilidad’ para Irak o Afganistán.
La pregunta principal --¿Cómo crear un mundo con equilibrios de poder, para que a futuro nadie espere que Estados Unidos actúe como superpotencia y gendarme global (y para que nadie les permita actuar así)?-- ni siquiera se formuló en el debate presidencial sobre política exterior.