"¿Realmente los jóvenes quisieran vivir bajo una dictadura como en El Salvador, donde la seguridad se paga con la pérdida de las libertades y las garantías que da un Estado de Derecho? No lo creo. Sería contrario al grito de libertad que la GenZ ha levantado en el mundo"
SIGUIENTE PÁGINA, jueves 20 de noviembre 2025
Jóvenes rebeldes:
Su generación tiene toda la razón de estar brava y de manifestarlo. En México, la inseguridad les roba calidad de vida y las oportunidades para progresar. El gobierno federal no cumple con su deber de construir paz social, y menos aún los gobiernos estatales. La colusión entre el crimen organizado y el Estado hace fracasar las promesas de resolver el problema. Se necesita una rebelión.
Nadie puede quitarles a los jóvenes el mérito de haber tomado la iniciativa, rompiendo los moldes de la tradicional política partidaria. Lograron obligar al país entero a que, al fin, se enfrente al problema no resuelto que amenaza la convivencia de los mexicanos: el poder paralelo del crimen organizado. El impulso que ustedes dieron, autoconvocándose a nivel nacional, se potenció al combinarse con el impulso de “La Sombreriza”, el movimiento de los sombreros nacido a raíz del asesinato del alcalde Carlos Manzo de Uruapan. Este movimiento de los sombreros nació en un pueblo, creció en todo el estado de Michoacán y se hizo sentir a nivel nacional porque es reflejo de problemas comunes en todo México.
La combinación de la rebelión generacional con la rebelión regional, ambas contra la inercia del gobierno federal, es poderosa. Si Morena no atiende estos dos llamados de atención; si prefiere negar la autenticidad y legitimidad de ambos movimientos, en vez de aprovechar la nueva energía social para lanzar una cruzada nacional de pacificación, entonces la situación se va a polarizar y radicalizar – probablemente en una dirección fatal.
Los primeros indicios de este peligro ya se vieron alrededor del 15 de noviembre en la Ciudad de México. Ya sonaron consignas que pidieron una nueva guerra contra los narcos. Ya hubo jóvenes que hicieron eco al demagogo Ricardo Salinas Pliego, quien propone copiar en México el ‘Modelo Bukele’ de Seguridad. Pero este modelo no funciona sin dictadura. ¿Pero realmente los jóvenes quisieran vivir bajo una dictadura como en El Salvador, donde la seguridad se paga con la pérdida de las libertades y las garantías que da un Estado de Derecho? No lo creo. Sería contrario al grito de libertad que la Gen Z ha levantado en el mundo, en Nepal, en las Filipinas, en Sri Lanka, en Marruecos. Son rebeliones contra las dictaduras, contra la corrupción, contra la colusión entre los gobiernos y el crimen organizado. Un oligarca corrupto como Salinas representa lo contrario.
Pero la negativa del gobierno a aceptar la deuda histórica en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado puede empujar a las rebeliones regionales y generacionales hacia el populismo punitivo al estilo de Bukele.
Ustedes, al entrar en rebeldía, tienen que tener cuidado con lo que pidan. ¿Van a exigir una nueva guerra contra los narcos, con un estado de excepción permanente como en El Salvador? Bukele tiene toda una generación de jóvenes pobres en las cárceles, sin derecho a un debido y justo proceso. El más alto precio lo pagarían ustedes, los jóvenes. Lo revolucionario sería pedir seguridad, pero con democracia, con una justicia que no permita impunidad, y con plena vigencia de los derechos humanos y civiles – y sobre todo con inclusión e inversión social que erradiquen las injusticias sociales y la falta de oportunidades.
No se dejen embaucar por las consignas populistas. No querrán un régimen autoritario que ponga orden, sino una democracia que construya paz. Su gran reto es convencer a Morena y al gobierno de que esto también para ellos es la única salida viable. Que rompan con la corrupción sistémica que es la raíz del crimen organizado.
Se necesitarán muchas marchas y mucha organización local para lograr mover a México en la dirección correcta. Tengo fe en su generación.
Saludos,
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