"Tal vez habrá paz en Gaza, pero guerra en Venezuela, gracias a usted, Donald Trump."
Dear President:
La verdad es que me vale quién se lleva el Premio Nobel de Paz. No me importaría si se lo hubieran dado a usted, con tal de que una sola vez use el inmenso poder que le da la presidencia de Estados Unidos para lograr algo bueno. Si usted logra imponer, con todo el peso de su poder, a Israel y Hamas que abran un camino hacia la paz entre israelíes y palestinos, yo le daría tres premios de Paz - a pesar de que usted es lo contrario a un hombre de paz. Es irónico que el hombre que divide a la sociedad de su propio país al punto de normalizar el odio y la violencia política, sea el único que haya logrado romper el círculo vicioso de la violencia entre palestinos e israelíes...
Teóricamente, el Premio Nobel de Paz no fue concebido para gobernantes, sino para personajes de la sociedad civil que se oponen a los poderosos para construir paz. Personajes como el periodista judío-alemán Carl von Ossietzky, a quien el premio fue otorgado en 1936, cuando estaba en un campo de concentración de Hitler, en el cual murió en 1938. Ossietzky fue un opositor valiente, que representaba lo mejor de la resistencia contra la dictadura. Para luchadores de paz como él, como Martin Luther King (premio 1964), como el disidente antiestalinista Andrei Sakharov (1975), y como Adolfo Pérez Esquivel (1980), defensor de derechos humanos bajo la dictadura argentina, fue concebido el Premio Nobel de Paz – y por supuesto para Nelson Mandela. Gestos poderosos para apoyar la sociedad civil cuando ofrece resistencia contra gobiernos dictatoriales y guerreristas.
En la práctica, no ha sido así. El Premio Nobel de Paz fue otorgado a líderes políticos y militares como Theodore Roosevelt (1906), Woodrow Wilson (1919), Austin Chamberlain (1925); el general estadounidense George Marshall (1953); Henry Kissinger (1973) junto al dirigente norvietnamita Le Duce Thor (quien como buen revolucionario rechazó un premio compartido con un gringo); el presidente de Egipto Anwar Al-Sadat junto con el israelita Menachem Begin (1978); el líder soviético Mijaíl Gorbachov (1990); el dirigente palestino Yasir Arafat, junto con los dirigentes israelíes Isaac Rabin y Shimon Peres; Jimmy Carter (2002), Barack Obama (2009), Juan Manuel Santos (2016). Figuras del poder, varios de ellos hombres de guerra antes de hacer la paz.
Pero parece que en el año 2025 el Comité Nobel Noruego quería retomar la tradición de premiar a luchadores contra las dictaduras y, por tanto, eligió a María Corina Machado, la indiscutible y auténtica líder de la oposición democrática. No cualquiera logra, en un país dictatorial, construir un movimiento plural. fuerte y unido. Obviamente es una persona más idónea que usted que hizo todo lo que está en su poder para agenciarse este premio. Lo irónico fue que Machado dedicara el premio no solo al pueblo venezolano sino también “al presidente Trump por su decisivo apoyo”. Detrás de esta ironía está el hecho de que Machado tiene años de haberse aliado con usted, pensando que en última instancia habría que remover al dictador Nicolás Maduro con una intervención militar gringa. Y ahí está “el decisivo apoyo”: la marina de guerra gringa frente a las costas venezolanas, aniquilando, con todo y tripulación, embarcaciones presuntamente del narcotráfico saliendo de puertos venezolanos.
Machado dio su beneplácito a estas acciones militares de Estados Unidos frente a las costas venezolanas - y de un solo a una potencial intervención militar para remover a Maduro. No es precisamente una carta de recomendación para un Premio Nobel de Paz.
Aunque la Casa Blanca está protestando contra la decisión de los noruegos de negarle a su jefe el tan ansiado Premio Nobel de Paz, usted de repente podrá decir que por lo menos recibió un pedazo del premio - y que el Comité Noruego ha aprobado sus intenciones intervencionistas contra Venezuela.
Tal vez habrá paz en Gaza, pero guerra en Venezuela, gracias a usted, Donald Trump.