"Cuesta aceptarlo, pero El Salvador, a esta altura, ya es una dictadura más, con un gobierno que controla y sanciona todo – y con una población con miedo de hablar. En este clima de amenaza y miedo ya no se puede hacer encuestas serias. Las respuestas ya no son confiables y no hay manera de filtrarlas para encontrar la verdadera opinión de la gente."
En la voz del autor: ENCUESTA UCA.mp3
Estimados profesionales de los sondeos de opinión pública:
Todos ustedes ya conocen y habrán discutido esta lámina de la reciente encuesta de la UCA.
El 48.3% dice que “sería detenido o encarcelado quien exprese una opinión crítica sobre el gobierno y el presidente”. Un 30% adicional dice que quien critica puede recibir otro tipo de sanciones. Es un 78.3% que dice que expresarse libremente tiene un costo muy alto en tiempos de Bukele.
Todas las encuestas serias han arrojado resultados similares. Demuestran lo obvio que de todos modos todos estamos sintiendo todos los días: La mayoría de los salvadoreños tiene miedo de expresar opiniones políticas, ni hablar cuando sean críticas al gobierno – y Dios guarde cuando sean críticas al todopoderoso presidente. Por tanto prefiere callarse – o incluso mentir sobre sus opiniones políticas.
Con esto, con una sólo lámina, que es la única relevante, se cae toda la encuesta de la UCA. Ya no confío en ninguna de su cifras. Es más, se caen las encuestas en general. Porque en este clima de amenaza y miedo ya no se puede hacer encuestas serias. Las respuestas ya no son confiables y no hay manera de filtrarlas para encontrar la verdadera opinión de la gente.
A las encuestas chafas, que se venden al mayor postor, no les causa problemas que sea así. Pero a las universidades, como la UCA y la Gavidia, así como a La Prensa Gráfica, que tienen larga trayectoria de medir la opinión pública de la manera más profesional y responsable posible, se presenta un dilema que ya no tiene solución. Es mejor que se abstengan de hacer y publicar encuestas, para no dar sus sellos de aprobación a los resultados manipulados que las casas encuestadoras prepago publican.
Tampoco a nadie se ocurre hacer encuestas serias en Nicaragua, en Irán, en Rusia o en Corea del Norte. Se sabe que no hay manera que una población, que trata de sobrevivir bajo una dictadura, va a revelar sus opiniones políticas. Cuesta aceptarlo, pero El Salvador, a esta altura, ya es una dictadura más, con un gobierno que controla y sanciona todo – y con una población con miedo de hablar.
Con todo respeto por su trabajo y sus intenciones, recomiendo a los institutos serios de opinión pública que en vez de hacer encuestas imposibles exploren otros métodos de medición que no requieren de entrevistas – metodologías del tipo social listening, desarrollando aplicaciones digitales para rastrear en el Internet y en las redes sociales las interactuaciones con posiciones publicadas por el gobierno y sus agentes, por opositores, por periodistas, investigadores y por organizaciones gremiales o de derechos humanos. Para las universidades hay mucho por hacer en este campo, mucho que experimentar – para llegar a resultados más auténticos y menos afectados por el clima de represión y miedo.
Disculpen mis consejos atrevidos. Ustedes van a decidir, yo sólo opino.
Saludos,