Siempre supone un cambio grande dejar el colegio e iniciar la vida universitaria o laboral. Cuando pasamos por ahí hay muchos elementos a considerar, pero tal vez el más importante es ¿Qué quiero ser cuando sea grande?, o sea ¿qué trabajo quiero hacer? Los que tienen la posibilidad de elegir y plantearse cuál es la mejor alternativa, son la minoría, los demás tratan de hacer lo mejor con lo que tienen. Si tienes el privilegio de plantearte qué estudiar siempre tienes muchas variables a considerar. ¿Cuál es la universidad que me conviene?, ¿cuál es la carrera que debería de elegir? Y por supuesto te planteas, si estudio algo que me dé dinero o estudio lo mío, lo que de verdad me gustaría ser, si es que son distintos, que normalmente sucede. Es difícil responder a esta pregunta. La verdad es que la situación laboral no es fácil, en las carreras más tradicionales y supuestamente en las que más fácilmente se puede hacer dinero como Medicina, Leyes, Contaduría o Administración de Empresas hay una sobresaturación de profesionales. En las carreras más alternativas no hay muchos espacios para moverse.
A esta disyuntiva hay que plantearse que la oferta universitaria es limitada; aunque hay muchas universidades, la mayoría ofrece las mismas carreras y, por su puesto, da preferencia para lo que tiene más demanda: Ingeniería Industrial, Administración de Empresas y Leyes. Las carreras alternativas son difíciles de encontrar y hay unos pocos ejemplos en El Salvador (Fotografía, Artes plásticas, etc.). Esta claro, la mayoría de las universidades son negocios y como todo negocio están interesados en ser lo más rentable posible. Así que ahí simplemente se reproducirán el fenómeno de sobresaturación.
Es complicado el asunto del empleo, ya que no solo es difícil conseguir uno, sino también es difícil sobrevivir con el salario de uno. Al revisar los periódicos es claro que las profesiones más demandadas son las relacionadas a la administración y al mercadeo. Uno de cada tres anuncios en los periódicos es para un puesto en ventas (investigación propia). Es claro que el sector servicios es el oferente principal en el mercado de empleo. Habría que ver qué pasaría en El Salvador con una disminución en las remesas y por tanto una disminución en el comercio, sería una situación todavía más complicada y frustrante para los profesionales. Habría todavía menos espacios. Habría que ver que pasa con subida en el precio de los alimentos y la energía, ¿esto favorece el comercio y la inversión?, habría que ver pasa si El Salvador se vuelve políticamente inestable.
Según un estudio de FUNDE sobre el desempeño económico y el empleo en El Salvador, en el país hubo un 6.8% de desempleo abierto en el año 2004. Y se ha mantenido más o menos estable desde 1991. Pero tal vez el dato más interesante es que el desempleo del sector con más años de estudio (más de 13 años) ha aumentado del 6% en 1994 a 10.2% en 2004. Este es un fenómeno que llama poderosamente la atención y que debería requerir un mayor análisis. Otro dato importante para analizar es el porcentaje de empleo, hay casi un 50% de trabajadores en el sector informal, un 35% en subempleo y un 56% sin seguro social. Así el panorama laboral de El Salvador es malo y no muy alentador para las nuevas generaciones.
Ante esta realidad, poco es lo que ha hecho el gobierno, que al parecer su estrategia de atraer mayor inversión ha dado resultados discutibles. De una inversión millonaria para construir un hotel de playa se consiguen solo unos 250 empleos directos, eso difícilmente ayudarán a revertir estas tendencias. La empresa privada es parte importante del problema, ya que piensan que para mantener sus márgenes de ganancia lo tienen que hacer a costa del bienestar del empleado. La mentalidad empresarial es “maximicemos ganancias reduciendo costos” y estos costos son la mayor parte del tiempo los salarios de los empleados.
Esta realidad no es exclusiva de El Salvador, en España, han aumentado, cada vez más, los años que pasa un profesional desempleado para conseguir empleo a partir de su fecha de graduación. El promedio varía según profesión pero son hasta 10 años. La diferencia con El Salvador es que, al conseguir empleo, tienen asegurado un buen nivel de ingresos y beneficios sociales. El problema de países como España es que cada victoria sindical supone más dificultades para los jóvenes de conseguir ingresar a ese estatus. En El Salvador la pregunta es cuál es el camino que tenemos que tomar; pues no podemos seguir con la tendencia actual, donde las oportunidades se encuentran en las actividades ilegales. El sector informal, por definición, se encuentra en la ilegalidad de un sistema de mercado, donde no hay declaración de impuestos, donde se usurpa la vía pública, etc.; la migración, otra oportunidad para muchos que no es legal; y por último, los robos, las extorsiones, las drogas, la prostitución, etc.
Algunas de las alternativas que en El Salvador nos deberíamos de plantear son por ejemplo la del gobierno actual, el cual nos dice que falta personal bilingüe y técnico. Como no le pueden pedir a las universidades que fomenten este tipo de formación, plantean la necesidad de tener sus propias formas de capacitación. Ejemplo de esto son los MEGATEC que proponen capacitación especializada en demanda. Esta solución es limitada, ya que abarca una esfera del problema nada más.
Las soluciones de otros países son las bolsas de empleo estatales, que consisten en proveer medios para que la gente pueda sobrevivir mientras el estado los ayuda a encontrar plazas laborales, estas soluciones son complicadas y necesitan una fuerte inversión estatal. También dan pie a que la gente se aproveche del sistema. La inversión en investigación es otro camino posible. Al fomentarla se crean nuevas alternativas de empleo y el motor es el desarrollo de las capacidades, así las universidades y desde la academia se pueden desarrollar nuevas tecnologías que puedan ser nuevas fuentes de empleo. El punto final es que existen alternativas para tener un panorama más alentador, pero la estrategia del gobierno y la empresa privada tienen que cambiar. Buscando nuevas alternativas, de preferencia fomentando la investigación.
Así la alternativa para estas y futuras generaciones no es alentadora, más bien parece muy complicado. Así es difícil que la juventud no opte por buscar alternativas y cambio, ojala que se de. Ojala que este cambio llegue porque sino muy difícilmente lograremos progresar como país y tener estabilidad social. El trabajo es una necesidad social y psicológica para que las personas puedan convivir mejor. Esperemos que en esta época electoral, las promesas, compromisos o como le quieran llamar tomen seriamente en cuenta esta necesidad y no sean solo discursos demagógicos y retóricos sobre un problema grave de nuestro país.