Las realidades de Latino América son muy distintas en aspectos económicos, sociales y ambientales. No existe una gran y única Latino América, si alguna característica tiene es su diversidad, desde culturas indígenas hasta pueblos muy europeos pasando por afrocaribeños. Desde manglares a desiertos pasando por selvas húmedas y páramos. Desde islas, hasta países tan grades como Brasil o tan pequeños como El Salvador. Desde países estables como Costa Rica, hasta países en grandes conflictos como Colombia. Estas diferencias se reflejan entre países pero también intra país. Hasta países tan pequeños como El Salvador se ven los grandes cambios de una zona a otra. Por esta y otras razones es que resulta América latina una realidad compleja que no puede ser abordada desde enfoques simplistas.
Ahora cuando hablamos del ambiente natural también encontramos esta complejidad, ya que ya expusimos la gran diferencia de paisajes que hay, pues también hay que explicar que los mismos paisajes son muy complejos en si mismo. Países como El Salvador (20,870 Km2) tiene hasta 17 formaciones vegetales diferentes (Ventura y Villacorta, 2001). Y países mega-diversos como Colombia, Brasil y México, es innegable la complejidad de sus ecosistemas, zonas de vida y formaciones vegetales.
Por esto al hacer un análisis resulta sumamente complejo, aunque se hacen. Primero al enfrentarnos al manejo de un área natural protegida (ANP) hay que entender que, primero se esta lidiando con un territorio, por lo tanto cada país y cada zona responderá a sus propias necesidades y a su propia forma de hacer las cosas. Hay que entender también que en este territorio confluyen una sería de sinergias y presiones, tanto a nivel político como a nivel económico, social y ambiental. Por lo tanto cuando queremos manejar un territorio tenemos que abordar las cuatro perspectivas. Esto porque las áreas protegidas ya han dejado de ser el refugio de la fauna y flora, para ser laboratorios de creación de nuevas formas de entender el mundo. Un ANP ya no puede ser entendida sin incluir a las personas y dentro de esa perspectiva reglamentando zonas de uso y de no uso.
La falta de capacidad de manejo de los territorios protegidos se debe en parte a la falta de recursos financieros para llevar acabo esta gestión. Al ser naciones pobres económicamente es muy difícil, que prioricen la conservación de la naturaleza como objetivo importante. Más bien lo ven como una forma de cumplir con algunos compromisos de los organismos financieros, esta solución no ha traído grandes beneficios a la conservación de la naturaleza ya que si los gobiernos se ven forzados, muy difícilmente le darán la importancia necesaria. Aunque hay ejemplos de naciones donde si han tenido un genuino interés por la conservación de la naturaleza. Esto hace más que importante la vinculación de las personas y la sociedad civil en la protección de la naturaleza. Ya que si el ANP es visto desde las distintas perspectivas mencionadas, entonces se crea una sinergia que puede ayudar a solucionar los problemas sociales, económicos y desde luego si esta hay una estrategia adecuada pues los ambientales. Y por tanto una mejora y satisfacción con el sistema político.
La vinculación entre espacios protegidas y sociedad se puede llevar a cabo mediante muchos medios. Normalmente a esta forma de gestión se le conoce como comanejo. Existen muchos grados de compromiso. La mayoría de ejecutivos de Latinoamérica piensan que la gestión del territorio le corresponde exclusivamente al estado y ven como una perdida de soberanía, este pensamiento retrogrado no aportará ninguna solución creativa para el desarrollo y la sostenibilidad. Tampoco aunque es un avance no aportan soluciones los ejecutivos de algunos ministerios Latinoamericanos que piensan que comanejo es consultar a las personas, esto es solo un engaño, muy peligroso, que puede estallar en cualquier momento. Los ejecutivos y técnicos un poco más inteligentes han tenido que aceptar que la participación es algo necesario y esto se ha demostrado en varias ANP que han tenido que incorporar a la gente debido a las grandes presiones que esta han hecho.
“Por participación se entiende al proceso a través del cual la sociedad civil, en sus diversas formas de organización, puede expresarse y contribuir directamente en la toma de decisión que conduce a la identificación, formulación e implementación de las acciones modificadoras de su conducta y de su entorno” (Windevoxhel, 2002). También hay que entender que las perspectivas de género son trascendentales para la verdadera participación
El comanejo tiene que ser verdaderamente participativo y no solo consultivo, también considero que no se trata de entregar un territorio y que la población local ya de por si sabrá como gestionarlo. El comanejo es una estrategia, un proceso, de entrega de responsabilidades, de asumir compromisos y de toma de decisiones conjuntas. El comanejo es una herramienta para la gestión del territorio de comunidades indígenas, campesinas, ONG´s, y porque no, empresa privada. Esta alternativa brinda perspectivas claras de desarrollo económico y social así como una sostenibilidad ambiental.
Perspectivas integrales de manejo han sido las soluciones propuestas para abordar temas tan complejos como los marinos costeros. Existen proyectos interesantes que han querido evolucionar hacia un manejo integrado de costas, por ejemplo el proyecto de la zona de Gandoca-Manzanillo en Costa Rica y Bocas del Toro en Panamá. En varios proyectos de la zona se ha buscado establecer un balance entre las distintas actividades desde el enfoque turístico hasta la utilización y valorización de los conocimientos tradicionales en el uso de la flora y fauna. Establecer cupos de extracción de recursos tanto marinos como terrestres.
Existe otro componente importante a la hora de tomar en cuenta en la gestión de ANP, es el tema del uso público y el turismo dentro de los mismos. Esta claro que el turismo en algunos lugares en concreto esta desarrollado en función de una imagen verde y que este turismo pudiera verse reflejado en un beneficio de la gente. Pero también esta claro que no es ni la única opción, ni la mejor opción para muchos países. Es algo que puede tener valores extra importantes cuando esta bien planeado y diseñado. Pero alternativas como el manejo de vida silvestre, los conocimientos tradicionales y la comercialización de productos alternativos, pueden ser mejores opciones que ANP dedicadas por completo al turismo.
En este complejo mundo de muchas variables hay que tener un pensamiento estratégico. Crear procesos que integren las dimensiones ambientales, económicas y sociales en igualdad de condiciones y amparado por un marco político adecuado. Este complejo mundo también pasa por la utilización de los macro convenios y de la cooperación internacional. Esta cooperación tiene varios inconvenientes y varias razonas por las cuales no ha terminado de funcionar plenamente. Una parte ha sido responsabilidad de los países receptores de ayudas, por falta de capacidad administrativa. Pero en una mayor parte han sido faltas de los países donantes, ya que la formulación de proyectos con imposición de modelos fue algo muy frecuente, aunque con notables excepciones. También el tiempo que tardan los técnicos extranjeros en elaborar y supervisar proyectos es increíblemente corto, con lo cual a mi juicio rara vez logran poder comprender toda esta complejidad que aborde al principio de este artículo.
Si a esto le sumamos que los países donantes, tienen políticas internas que perjudican gravemente el comercio internacional. Mientras por una parte se dedican a cooperar y exigir el comercio global, mantienen subsidios a su producción agrícola, con lo cual el desarrollo económico de los países receptores se paraliza y los hace más dependientes a la cooperación.
Pero, las grandes instituciones cooperantes y las instituciones nacionales han abierto puertas para que los fondos puedan ser utilizados con más sentido, esta entonces en los países receptores la habilidad para poder canalizar dichos fondos a actividades que se traduzcan en un verdadero desarrollo sostenible. Y esta en la sociedad civil la obligación de presionar a las gobiernos a tratar de desviar esta vorágine de crecimiento económico (a costa de todo) a verdaderas formas de desarrollo y sostenibilidad